The Adversiter Chronicle

sábado, 24 de octubre de 2015

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle
 

Libro: Los Ford – Una epopeya americana -
Autor: Peter Collier y David Horowitz
Editorial: Tusquets Editores, S. A.
Traducción: José Arconada y Javier Ferreira
Edición: 1ª edición, julio de 1990

Aprovechando el escándalo de Volkswagen a sus clientes tenemos la excusa perfecta para asomarnos a la historia de la industria del automóvil de la mano del hombre que propició el consumo masivo de un producto que cambió el mundo y la sociedad así como la historia de la dinastía que inició para reinar en un reino: la Ford Motor Company

El acierto de los autores y mérito del libro es que saben guiarnos por los derroteros vitales que iban unidos al derrotero industrial del automóvil, los primeros tiempos donde Henry Ford crea el Modelo T y el tractor agrícola que permitía a la ciudadanía adquirir autos y a los granjeros explotar más productivamente sus tierras. Astuto para rodearse de talentos y con métodos innovadores en el proceso de fabricación y de relaciones laborales, crea un reino que será decisivo en la trayectoria de los Ford mientras evoluciona la industria a lo largo de las décadas...

Puedo deciros de los autores que eran ya conocidos como periodistas y reporteros de prestigio en los años sesenta, publicando el libro que nos ocupa en 1987 perteneciente a una trilogía que abarca a los Kennedy, los Rockefeller y los Ford. Su intención fue desde el comienzo dar una visión histórica de los orígenes de la economía norteamericana mediante la ajetreada vida de tres familias carismáticas que no sólo forjaron su propia fortuna, sino que sentaron las bases del actual poder político de los Estados Unidos...
Datos como siempre de la contraportada y actualizados a la fecha de la edición, pero sin más verborrea, unos breves pasajes que os inciten a su lectura...

Influencia maternal...
Gracias a la disciplina de su madre, Henry se volvió callado e inexorablemente introvertido. Tal como él mismo recordaría más tarde, su enfoque de la vida, cuando era joven, era casi místico, y siempre trataba de descubrir el significado de cada experiencia. Recordaba, por ejemplo, las clases de boxeo impartidas por un luchador canadiense que trabajaba para su padre como jornalero. El hombre había hecho una cabeza de trapo, le había pintado rasgos humanos y colocado en un palo de la cerca para enseñarle a Henry y a sus hermanos cómo buscar el máximo efecto golpeando en la sien, justo encima de la oreja. Pronto se le presentó la oportunidad de practicar lo que había aprendido. `Un chico volcó mi almuerzo de una patada, y cuando yo le pateé un pie, él se puso a perseguirme´, recordaba Henry. `Una mujer asomada a su ventana que vio lo sucedido gritó: O zurras a ese chico o lo haré yo. Me volví y golpeé al chico en la sien. Cayó al suelo patas arriba. Nunca volví a usar ese golpe.”

Henry Ford se hace célebre...
"Al principio Ford quedó sorprendido por su repentina celebridad. Un día entró en su oficina y le dijo a la secretaria:`¿Sabes? Creo que debería dejarme crecer el bigote. Todo el mundo parece reconocerme´. Probó con la barba postiza durante unos días, al cabo de los cuales entró y la tiró sobre el escritorio murmurando: `Bueno, no funciona. Creo que reconocen el coche´. La multitud de curiosos se reunía frente a su casa de la calle Edison, con lo que le resultaba difícil ir y venir de la oficina. Finalmente tuvo que mudarse. Había pensado construir una residencia más segura en el excelente terreno de 55 acres que había comprado en Gaukler Pointe, un emplazamiento exclusivo en el lago St. Claire, a unos veinte kilómetros de Detroit. Pero lo disuadió la perspectiva de tener como vecinos a la autoproclamada aristocracia de Detroit y, en su lugar, decidió construir sobre una extensión de 1.500 acres que había reunido con esmero en Dearborn, a lo largo de la orilla del río Rouge: los mismos bosques por los que paseó con su padre buscando pájaros y animales cuando era niño.”

Rivalidad entre Henry Ford y su hijo Edsel...
Henry interrogaba constantemente a la gente que sabía de la vida privada de Edsel.
Una vez se le vio en su despacho del laboratorio de ingeniería hablando en voz abaja con uno de los sirvientes de Gaukler Pointe, y confesó que el criado era un soplón al que pagaba para que lo mantuviese informado de las actividades de su hijo cuando estaba en casa. Para escapar de la incesante vigilancia, Edsel, con todo y ser presidente de una de las corporaciones más grandes del mundo, se encontró a si mismo tratando de huir de su padre como un adolescente. Algunos empleados le demostraron solidaridad ayudándole en sus triquiñuelas. En una ocasión, por ejemplo, Edsel quiso asistir a una fiesta formal que se celebraba a primeras horas de la tarde. Sacó su traje del maletero del coche, se cambió en el despacho y salió. Su ayudante, Ed Harper, sabía que Henry no tardaría en indagar sobre el paradero de su hijo, cosa que hacía diariamente, así que instruyó a uno de los capataces de la planta para que le dijese al Ford padre que Edsel estaba en la fundición. Como viera que el capataz se mostraba vacilante, Harper le dijo: `Mira, ya va siendo hora que aprendas a decir mentiras piadosas para ayudar a Edsel´. El hombre transmitió la mentira piadosa a Ford y, cuando descubrió el engaño, poco le faltó para perder su empleo de capataz.”

Un nuevo producto de la Ford Motor Company...
"Mientras los diseñadores de Krafve procuraban un diseño sin igual, todo el proyecto se mantenía en el más profundo secreto. Cada vez que se informaba de la pérdida de una   
llave, todas las cerraduras que clausuraban el estudio eran cambiadas. Las puertas estaban vigiladas por agentes de seguridad durante las veinticuatro horas. El terreno elevado que rodeaba el estudio se controlaba periódicamente utilizando un telescopio para detectar posibles espías. Hacia finales del verano de 1955 el diseño estaba ya acabado, incluyendo algunos detalles que lo diferenciarían: una delantera que sus detractores aseguraban se parecía al collar de un caballo; alas traseras horizontales que chocaban con la moda de aletas verticales dominante en ese momento en el mercado; un sistema de transmisión particular, en que los cambios se hacían pulsando los botones respectivos reunidos en el centro del volante. El 15 de agosto se desveló el modelo de arcilla, y el Comité de Planificación de producción se puso espontáneamente de pie para estallar una ovación.”

Henry Ford II y Iacocca...
Henry quedó desconcertado por la forma en que Iacocca se promocionaba a sí mismo y por el hecho de que se apropiara de la maquinaria de relaciones públicas de la empresa para su beneficio personal, con una publicidad que dejaba prácticamente de lado al
mismo Henry. No sólo las portadas de Time y Newsweek presentaban su imagen, sino que los artículos interiores apenas mencionaban al capitán del navío Ford. Sin embargo, Iacocca había estado dispuesto a dedicar inacabables horas a las entrevistas y a las fotografías, cosa que Henry no hubiera hecho debido a que su vida privada lo absorbía cada vez más. De modo que, pese a que Iacocca pudiera haber llevado a la práctica un golpe de efecto dentro de la compañía, en última instancia Henry tenía que estarle agradecido. El modelo Mustang dio a su compañía la imagen de una empresa orientada nuevamente y corriendo por la pista. También le daba algún respiro para poder tomar las decisiones pertinentes con respecto a su vida íntima.”

Henry Ford II deja el mando de la Fundación Ford...
Henry se preocupó de que todos los fideicomisarios recibieran en la mañana de la 
reunión, 16 de diciembre, una carta suya. Señalaba allí que aun cuando estaba orgulloso de la Fundación en lo general, `también me ha dado motivos para sentirme frustrado y a veces simplemente irritado´. Explicando que juzgaba una hipocresía negar que la riqueza de la institución provenía de los frutos de las empresas norteamericanas, agregaba: `No represento al gran magnate empecinado, que cree que todos los filántropos son socialistas y todos los profesores universitarios, comunistas. Sencillamente quiero decir que tal vez valga la pena tratar de preservar el sistema que posibilita la existencia de una fundación (...)´. La carta iba acompañada de una fotocopia de una caricatura del New Yorker en que aparecía un ejecutivo joven de la Fundación arrojando billetes de dólares por la ventana, mientras un colega de más edad, horrorizado, le decía: `Un momento, joven: esa no es precisamente la manera en que hacemos las cosas en la Fundación Ford´. En ella había escrito un comentario de su puño y letra: `A mis compañeros fideicomisarios, con mi afecto y mi alta estima. Tal vez este personaje tiene una idea mejor.”

Epílogo...
En cierto modo, el drama de la historia de los Ford se asentaba en el exilio familiar.   Después de que Henry Ford II dejara la presidencia del directorio para retirarse a su hogar con Kathy, todo dramatismo despareció de la Ford Motor Company. Tal vez alguna vez vuelva otro Ford a ocupar el puesto cumbre, pero no habrá surgido del molde épico que diera origen a Henry II, o al anciano cuyo nombre heredó y cuyo poder resucitó. Después de su retiro, la historia que dominara durante casi cuatro décadas comenzó a dirigirse lentamente hacia el equilibrio descrito siempre en el último capítulo de las novelas victorianas.”

Libro apasionante ideal para votantes de PODEMOS, votantes que antes pudieron, guardas nocturnas, velatorios hospitalarios, lectura de noche, apasionados del capitalismo USA, apasionados de los coches, curiosos en general y a la suegra para recordarle que, cuando se vaya de este paño de lágrimas, sus jodidas normas para poder disfrutar de su sopa boba mientras dura la crisis se irán a freír espárragos...
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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