Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
Tradicionalmente el cine del Reino Unido trata de adaptar el género de acción de Hollywood a la idiosincrasia europea y más concretamente a la británica. No obstante suelen ser productos solventes con sutiles diferencias y matices que la diferencian de las franchutes. La película que traemos hoy es un exponente de las mejores y de las peores virtudes que las distinguen de las películas USA.
Por una parte no trata de mostrar espectaculares escenas de coches que, como siempre decimos, quedan en cutres escenas porque lo queramos o no, lo de marcas europeas por calles europeas no es lo mismo que en ciudades USA; si además los coches llevan el volante al otro lado, la sensación de desasosiego es total, como ocurre con las pelis australianas o japonesas...
Peca
la historia de algo de ñoña y gazmoña con el rollo de la monja, un
ser atrapado entre su vida anterior y la presente como el
protagonista. Porque el rollo va de redimirse de pecados mediante
buenas obras con el prójimo, logrando descafeinar la acción que se
limita a palizas a extorsionadores y recaudadores de mordida a la
mafia china. Una característica europea que no siempre agrada al
espectador fan del género, esa búsqueda de trascendencia en un
producto de consumo, el sello personal del director que cuando
consiguen trabajar en los USA se dejan de mierdas porque el productor
pasa de ñoñerías y gazmoñas, pero dirige correctamente Steven
Knight pero sin dotar de ritmo las escenas con excesivo metraje
dedicado a traumas reminiscentes, escenas ñoñas con la monja y una
producción de decorados y localizaciones que quedan constreñidas a
sitios puntuales pese a las vistas aéreas de la metrópoli y un
intento de mostrar Londres como si fuera Los Ángeles, Detroit o
Chicago...
El bueno de Jason Statham se recrea en actuar los primeros diez minutos, actuando ante el espejo y tratando de tener sutiles movimientos faciales que muestren su ánimo, aparece con greñas y reparte las hostias con su elegancia y clase habitual aunque las escenas pecan de mala sincronización y se nota excesivamente que son de pega, salvo cuando rompe el brazo por el codo del malo de turno con el pie, pero puñetazos y descalabros adolecen de lentitud, lo cual igual desde otro ángulo le daría más realismo.
Por
una vez el equipo de cata cinematográfica estuvimos de acuerdo en
sentir grima ante una fémina, en este caso de Agatha Buzek, que está
de dar miedo pero de susto vestida de monja y asusta que da miedo
cuando se viste de rojo, con un protagonismo quizás excesivo y unas
ñoñeces típicas y tópicas del cine de sacristía aunque arrastre
un sórdido pasado de alumna violada durante años por su profesor de
gimnasia, lo que hizo preguntarnos al ver las escenas referentes al
suceso como una niña tan mona se convirtió en esa mona vestida de
monja, que hace de polaca y lo parece pero liberada por el Ejército
Rojo de algún campo de concentración nazi en 1945...
La
otra fémina, más monona y que sale muchísimo menos que la monja de
los demonios, es Vicky McClure que hace de ex- y aunque no se ve nada
y se muestra menos, logró ponernos cachondos cuando le escupía al
protagonista que vivía con su hijita con 100 libras a la semana y
que le pagaba al casero mediante mamadas, lo cual nos hizo soltar
vítores y silbidos siendo esta frase y la escena lo mejor de la
película...
La historia ya está vista otras veces y simplemente trata del típico tarado de las Guerras Bushianas, en este caso un sargento de fuerzas especiales al que le matan cinco compis los talibanes y se toma venganza matando a cinco afganos, que parecen todos iguales a ojos del soldado occidental. Escapa de sus traumas convirtiéndose en un jodido alcohólico que comparte cartón con una yonkosa del norte. La yonkosa termina en el río tras una noche de furia de putero y el bueno del Joey Jones, el papel del Statham, se lanza a la venganza haciendo una tregua a su descenso a los infiernos y trabajando de mamporrero de la mafia china en Londres...
Producto
para pasar el rato siempre y cuando se acepte el código narrativo
europeo pero que se deja ver porque no tiene grandes incoherencias
pero con el lastre ñoño y gazmoño de una acción por otra parte
lineal donde los malos son muy malos y los buenos casi unos santos.
Sin grandes pretensiones pero pretendiendo grandiosidad lo que no
deja de ser una triste historia de personajes tristes con un pasado
de tristezas que luchan por redimirse en la triste realidad...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
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