Unas memorias de
Antón Rendueles en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
AQUELLA NOCHE DE LOS
TRANSISTORES
Opino que uno se siente
parte de un todo cuando una parte sufre fractura con riesgo de
amputación y duele, ese dolor de saber que se rompe el juguete o
cuando se rompe el amor o se rompe la esperanza de volver a caminar
con las piernas propias, supongo que desde mi perspectiva el no al
secesionismo se ve con alegría...
Tal vez por eso adquirí
hace unos días una radio, presentía que el tramo horario
comprendido entre el cierre de los colegios electorales en Cataluña
y el fin del recuento serían intensos y lo quise vivir escuchando
la radio y alejarme de los gallineros televisivos...
Se notaba en las
conversaciones de familiares y visitas, también en las calles, que
había expectación, algo distinto a lo de siempre que por lo general
no despierta el interés a los comunes de los mortales inconscientes
de que un voto, su voto, puede cambiar el rumbo. Mi memoria histórica
sólo percibió algo así hace ya un buen puñado de lustros: el 23-F
de 1981.
Aquella tarde el autobús
escolar me dejó como siempre en Los Campos y me gustaba ir caminando
por la calle Uría hasta el escaparate del comercio de
electrodomésticos, me gustaba ver aquel escaparate porque...
No recuerdo el porqué,
pero si noto, fresca y embriagadora, la sensación de placer de
contemplarlo, aún veo el reflejo de aquel niño que aquella tarde se
sorprendió del número de personas clavadas delante del escaparate
mirando una televisión, es la primera imagen que tengo del Congreso
aquella jornada de noche casi eterna para los adultos...
Recuerdo... recuerdo que
entonces el niño se acordó, o tal vez sea el adulto que es ahora y
es su recuerdo que se sublima con aquel otro del escaparate, la noche
de la muerte de Franco en que emitieron Objetivo Birmania y
el impacto que me causó ver como cortaban el dedo de un japo
para quedarse con su sortija... Aquella noche recuerdo a mi abuelo
delante del televisor en blanco y negro y a mi abuela, mi dulce madre
más que abuela en su amor, bregando en la cocina pero es un recuerdo
de la infancia y poco nítido en comparación al 23-F...
Aquella
noche mientras dormía, los adultos escuchaban la radio y cuando años
después ya era radio oyente, de esos raros que para las grandes
noticias prefiere la radio, siempre añoré no ser consciente del
mundo que me rodeaba aquella noche y no participar en la liturgia de
la radio en estado puro...
Así
que me armé de valor y casi una semana antes del domingo de
elecciones autonómicas catalanas bajé en mi aparatosidad de silla
de ruedas a un comercio cercano y adquirí una radio, una réplica
barata fabricada en China. Era consciente de que en esta era digital
no sería una noche larga, casi ni sería de noche, cuando el
escrutinio arrojara el veredicto. También adquirí una vela y la
encendí en homenaje a mis difuntos, puse la radio y escuché hasta
el dictamen final de las urnas.
Ya
tengo mi noche de radio, dentro de cuarenta años se recordará la
jornada como ahora se recuerda aquella tarde de golpe de estado la
noche de los transistores. Cuando éste terminó, los adultos
supieron crear el entorno democrático para que los que ahora somos
adultos, y seguimos dándonos de zurriagazos entre nosotros como
antes ellos, pudiéramos seguir haciéndolo...
No ha
ganado nadie, siempre se pierde con la ilegalidad, pero todos hemos
perdido algo de inocencia, de que el peligro es real, de que los
adultos del ahora sepamos dar a los que son infancia un mundo y una
sociedad donde los votos siempre se impongan a la fuerza de las
armas, sean reales o metafóricas en argumentos y credos.
Así
que tengo mi noche de radio que algún día contaré ya anciano a
alguien infinitamente más joven que tal vez busque respuestas e
incluso puede que le ayude a plantearse preguntas y le diré que
aquella noche mi pregunta era si los políticos estarían a la altura
de las reclamaciones de la ciudadanía... Supongo que lo sabré
entonces pero en realidad, ahora que lo pienso, tal vez lo mejor sea
que nunca lo sepa y nadie venga a preguntarme...
Quién
sabe.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
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