Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor: Peter Padfield
Editorial: La Esfera de los Libros, S. L.
Traducción: Ana Mendoza
Edición: Primera edición marzo de 2003
Europa vive una crisis humanitaria de refugiados como no
se veía desde el fin de la II Guerra Mundial y es un buen momento
para recordar que el conflicto tuvo una honda dimensión racial que a
veces, sin ser olvidada, no se recuerda totalmente en su magnitud
dentro del contexto histórico que suele reducirse a la cifra de
exterminados solapando la inmersión en la superioridad racial que
sufrió la ciudadanía alemana por parte de Hitler y su aparato donde
destaca un hombre: Himmler
Leal entre leales, un tipo corriente y anodino en
circunstancias normales que vivimos actualmente y que encuentra
salida a sus traumas y tribulaciones en servir al líder y crear todo
el aparato represivo y exterminador del régimen nazi, en el frente
interior primero y luego exportando el sistema a los territorios
conquistados por las armas...
Atormentado por sus valores religiosos, por lo poco
alemán de exterminar en masa y la obsesión por encontrar los
ancestros de la raza aria, crea de la nada una nueva Orden de
caballería: las SS; escolta de Hítler, tropas de vanguardia en el
frente ruso y leales fanáticos tras el desembarco de los aliados. A
la vez, crea la Gestapo con su delfín Heydrich. Tras la purga y
eliminación de los líderes de la SA, las SS irán poco a poco
quitando poder al ejército y los militares de mentalidad prusiana,
alzará un emporio industrial en base al exterminio de los judíos de
Europa y finalmente soñará que las SS colaborarán con los aliados
occidentales para mantener el orden interno de Alemania y combatir el
comunismo tras ocupar el lugar de un defenestrado Adolf Hitler para
terminar en la cruda realidad de ser acusado de crímenes contra la
humanidad esquivando a sus captores con una cápsula de cianuro.
Tal vez lo más escalofriante de la figura de Himmler y
sus subordinados es que eran gente corriente, personas que en
circunstancias normales serían profesores de escuela o funcionarios
de bajo nivel que encontraron en la borrachera del racismo y el odio
al judío no sólo la oportunidad de satisfacer sus anhelos que
simularan su mediocridad sino la justificación plena hasta anular la
empatía y la consideración de iguales de la raza humana donde
quienes no entraran dentro de las categorías útiles para el Estado
nacionalsocialista sencillamente debían ser eliminados de la faz de
la tierra, extirpados de la sociedad y de la ciudadanía...
Peter Paldfield (Bombay 1932) es un conocido biógrafo e historiador especializado en temas navales tras su paso por la Marina inglesa. Después de dedicarse al periodismo náutico ha centrado sus investigaciones en la historia de la artillería naval. Su interés por la historia de Alemania tuvo su origen en una obra que escribió sobre la rivalidad naval anglo-germánica antes de la Primera Guerra Mundial. Desde entonces ha escrito tres importantes biografías de dirigentes del Tercer Reich.
Datos sacados como siempre de la contra portada y
actualizados a fecha de la edición, 2003 en este caso; y sin más
unas breves pinceladas que os inciten a su lectura...
Orígenes...
“Por
la rama paterna, Himmler descendía de una familia de campesinos y
artesanos de Ansbach, al norte de Baviera. El abuelo de Heinrich,
Konrad, hijo ilegítimo de un tal
Johann Hettinger y de Johanna
Himmler, que le crió, dio el salto inicial del campesinado a los
estratos más bajos de la clase media. Konrad abandonó el hogar
familiar a los dieciocho años para hacerse soldado. A los treinta y
cinco se alistó en la Policía de Munich, siendo trasladado diez
años después a la Policía de Baviera y, finalmente, a los
cincuenta y tres años, habiendo sido ascendido a sargento, consiguió
un puesto en la administración del distrito de Lindau, en los Alpes
bávaros. Allí se casó con Ágata Kiene, veintinueve años más
joven, hija del relojero de la vecina ciudad de Bregenz y tres años
después nació su único hijo, Gebhard, el padre de Heinrich. Konrad
Himmler murió cuando Gebhard contaba siete años. “
Juventud...
Por
lo demás, Heinrich era un idealista romántico educado en una visión
romántica de la virtud y de la historia de Alemania, como todos los
jóvenes británicos, estadounidenses o franceses de su edad, a los
que se había enseñado una versión absurda del pasado de su país.
Un ejemplo simple pero importante de la distorsión alemana era que
se pasaban por alto los factores económicos de la guerra. A dos de
los héroes de la historia de Alemania inmediatamente anterior,
Federico el Grande y Bismark, les habían robado la cartera: En el
primer caso, fue el oro inglés el que respaldó las guerras de
Prusia, y en el segundo, fue un financiero judío el que preparó el
camino para los triunfos de la unificación alemana. La desaparición
de este judío, llamado Bleichröder, de la historia y las biografías
alemanas hasta hace muy poco es una indicación muy clara de hasta
qué punto los historiadores reflejan y perpetúan los prejuicios de
su época y de su sociedad. De esta manera, Heinrich Himmler, educado
en una imagen nebulosa y wagneriana del pasado, más inmerso en ella
acaso por los recuerdos de su padre, deseaba regresar a las raíces
del pasado que, evidentemente, veía en la vida sencilla, cercana al
suelo, en el este.”“
Heydrich...
“Heydrich
tampoco era tan parecido al estricto ideal nórdico. Tenía las
caderas demasiado anchas. El posterior ayudante de Himmler le
describía como `de tipo femenino y poco germánico´. También tenía
estrabismo, que le daba un cierto aire de mongol y que hacía que
Himmler le acusara de descender de las hordas de Genghis Khan. Era un
comentario apropiado. Incluso sus fotografías comunican la sensación
de crueldad: la cara, larga y asimétrica, con labios delgados y
ligeramente inclinados y los ojos glaciales de color gris azulado
sugieren a un ser infinitamente calculador y diabólico. Uno de sus
últimos colegas, Werner Best, le describe como `la personalidad más
demoníaca de la dirección del Nacional Socialismo´. Himmler no
pudo elegir mejor. Es discutible hasta qué punto fue importante su
participación, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que si
Heydrich no hubiera demostrado ser ideal y, además, lo mismo que
Jürgen Stroop, un gemelo ideológico suyo, le habría dejado de lado
enseguida, al igual que a todos los que había nombrado
anteriormente.”
Rivalidad de las SS y el Ejército...
El
documento ilustra cómo eran las técnicas de negociación de
Himmler. Estaba en el umbral de una formación armada de las SS
entrenada como unidad militar. Esto era más que suficiente. Ya nos
deparará el futuro las oportunidades para abrir más la puerta. Por
el momento, está dispuesto a aceptar las limitaciones de las SS
cuidadosamente especificadas, por lo que se refiere a número de
hombres y de independencia, con las que Von Blomberg intenta
preservar la situación del Ejército como único organismo armado de
la nación. Está previsto que las tropas armadas de las SS asuman la
responsabilidad del Ejército y se encarguen del orden en el interior
del país y dejen a la Wehrmacht libre para encargarse de los
enemigos externos. Es interesante comentar que está contemplada la
idea de aumentar el número de miembros de la Policía Política con
hombres de las SS para mantener el orden detrás de las líneas en
territorio ocupado en época de guerra, la expansión hacia el este
que Von Reichenau había esbozado al capitán de grupo Winterbothan
ese mes de febrero: `4) En caso de guerra... Se podrá llamar hasta a
25.000 hombres para reforzar a la Policía Política...¨. ““
Qué hacer con los enfermos mentales...
“Estos
programas no surgieron de repente con el estallido de la guerra. Se
llevaban discutiendo durante años en un círculo reducido y hacía
meses que estaban preparados con todo detalle. Hitler había dado
órdenes verbales para que se pusieran en marcha,
como muy tarde, en
julio de 1939. A finales de mes, Boulher invitó a Berlín a entre
quince y veinte directores de instituciones mentales y a otros
expertos y les inició en los planes. Boulher les había dicho que si
se eliminaba a una parte de los enfermos mentales, quedaría espacio
libre en los hospitales, así como personal médico suficiente, como
para curar a los heridos de la futura guerra. No se obligaría a
nadie a participar. Sin embargo, todos los presentes estuvieron de
acuerdo en que lo harían. Según un testimonio de después de la
guerra, sólo les hablaron de la `eutanasia´ para los enfermos
mentales. En este caso, es difícil entender por qué los
cuestionarios contenían cuestiones sobre raza.”
“
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Ensayando el extermino industrial de los judíos...
La
escena que Himmler presenció después de abrir las puertas de la
cámara de gas de Auschwitz debió de ser muy parecida a la que
describió Gerstein. A los hombres de las SS trasladados del programa
T4 y a los ucranianos, estonios, letones y otros auxiliares
extranjeros de las SS los habían instruido sobre los procedimientos
habituales en un campo especial, situado en Trawniki, creado el otoño
anterior y se habían utilizado prisioneros judíos para las
prácticas. Parece que lo que vio le causó poca impresión a
Himmler, según Höss, ya que simplemente contempló todo el proceso
hasta la evacuación del Búnker número 2 y `no puso ninguna
objeción pero tampoco dijo nada´. Y esa noche estuvo de un humor
excelente. Sea cual sea la interpretación que se dé a esto, no cabe
ninguna duda sobre el efecto que la experiencia tuvo en sobre
Gerstein. Se quedó tan destrozado por lo que vio en Belzec y
Treblinka que se reunió con el secretario de la Embajada Sueca, el
barón von Otter, la misma noche en que el tren regresó de Varsovia
a Berlín, le contó todos los detalles con lágrimas en los ojos y
le rogó que se lo transmitiera a su gobierno y a los aliados.
También intentó informar al Vaticano a través del Nuncio en
Berlín.”“
Consecuencias de atentar contra Hitler...
“Parece
ser que Himmler habló con Hitler y le comunicó que deseaba que los
juicios recibieran la máxima publicidad por parte del cine y de la
radio y también le convenció de que había que entregar a los
conspiradores al Volksgerichtshof, o Tribunal Popular, para que los
procesos se realizaran de forma semejante pero ante un público
estrictamente seleccionado para conseguir la credibilidad política.
Como a los militares solamente los podían juzgar los de su misma
casta, esto implicaba que antes, se debía reunir un Tribunal de
Honor para expulsar a los conspiradores del Ejército. Esto es un
indicativo de las profundidades en que había caído la moral y, de
hecho, el honor del cuerpo de oficiales. No hubo ninguna dificultad
en reunir a un grupo de generales bajo el mando del mariscal de campo
Von Rundstecht, que estaban deseosos de expulsar a los oficiales
nombrados simplemente contando con las pruebas de la Gestapo y sin
escuchar su defensa.”
Tratando de huir...
"Tuvieron
que abandonar los coches y continuar a pie, mezclados con los
refugiados y los soldados que se dirigían a sus casas y dormir al
aire libre, en estaciones de ferrocarril o en los heniles de las
granjas. Himmler se había afeitado el bigote, se había colocado un
parche negro sobre el ojo derecho y llevaba un uniforme de sargento
de la Geheime Feldpolizei. Sus dos ayudantes iban disfrazados de
soldados rasos de la misma organización, una jerarquía que
posiblemente indicaba su necesidad de ser superior. Al final, fue la
causa de su perdición porque la Geheime Feldpolizei era una de las
organizaciones que estaba en la lista negra de los Aliados que
detenían automáticamente a todos los que llevaban su uniforme de
sargento para arriba. Otra cosa que Himmler también desconocía era
que los daneses habían comunicado a los servicios secretos
británicos que se dirigía al sur, hacia Baviera, y que estos
estaban ojo avizor.”
Libro necesario para recordarnos que todos somos
asesinos en potencia y preguntarnos cómo fue posible que surgiera
una figura como Himmler donde hay que tener en cuenta todos los
factores y que tal vez sea cierto aquello de que para que triunfe el
mal sólo hace falta que las buenas personas no hagan nada... Pero si
votar a Hitler le pareció a una inmensa mayoría de alemanes lo
correcto en su momento resulta difícil entender que por evitar el
comunismo se permitiera el nazismo. La virtud de Himmler fue realizar
las ideas de su superior, que calaran en sus subordinados y en
mantener un férreo control sobre la masa ciudadana.
Ideal para curiosos de lo inimaginable y esencial para
comprender que el racismo y la religión, como nos sucede ahora, son
fuente de largos conflictos que cambian millones de vidas y pueden
lograr alterar el curso de la historia para bien o para el mal...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario