Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
Unknown
Hay películas que te
motiva verla cuando ves que la programan, empiezas a verla y ya no
hay motivación pero sigues viéndola y finalmente es algo ya visto
otras veces pero te deja un buen sabor de boca porque aunque la
película sea una mierda te has pasado durante su visionado unos
alegres momentos que olvidas igual que olvidas la película con la
anotación al margen de no revisarla porque hay cosas mejores que
hacer...
Es lo que nos ha pasado al
equipo de cata cinematográfica de The Adversiter Chronicle. Como
siempre la irresistible presencia de ese actor británico que hace de
norteamericano que se mete en líos o se le complica la existencia en
la vieja y decrépita Europa, aunque por una vez no hay postales de
París porque la acción es en Berlín...
El bueno del Lian Neeson.
Y fue Berlín quien nos
motivó una vez desmotivados desde el inicio para ver una película
que nos hizo rememorar, hubo lágrimas incluso del segureta, aquellas
entrañables películas de la Guerra Fría donde la Puerta de
Brandenburgo era la frontera entre el Mundo Libre y el Telón de
Acero con espías y contra espías donde Berlín no era una ciudad
sino una trinchera. Por lo demás la película cuenta con todos los
defectos ñoños de este tipo de producciones con persecuciones de
coches, por cierto que, como bien apuntó el de la limpieza, los
coches buenos eran Mercedes y los malos malucos de la Volkswagen lo
cual tiene cierta retranca y única virtud de la peli si se ve desde
un punto de vista premonitorio anticipándose años al escándalo del
engaño al consumidor de la marca alemana.
Pasada la novedad de las
postales berlinesas y algo saturados ya del enésimo intento europeo
de rodar una persecución en calles europeas tan espectaculares como
las rodadas en las calles USA, nos quedó de motivación el reparto
plagado de rostros familiares y acogedores al espectador, esos
secundarios de oficio que envejecen a golpe de película y que muchas
veces salvan no sólo a la estrella del reparto sino el producto
cinematográfico en sí, suponiendo un respiro ante la flojedad del
mismo para el sufriente espectador que pasa por taquilla.
Destacamos a dos, el
primero Bruno Ganz; un actor grabado a fuego en la retina del
espectador por su interpretación de Hitler en El hundimiento y
que encarna en esta ocasión a un venerable abuelo Cebolleta que
esconde una mente analítica de la Stasi cuando existía la RDA.
Sobrio pero generoso de matices, adaptando una vez más su achacosa
fisonomía facial a la ironía del espía clásico, ese que sabe
reconocer a un colega del otro lado del Telón de Acero
Su antagonista interpretado por Frank Langella, uno de esos secundarios que son sinónimo de un trabajo digno, de los que aprovechan su poco minutaje en pantalla para hacer una interpretación redonda, de rápido olvido porque sigue la acción pero que sin su presencia de fondo quedaría desenfocada la historia...
Las
féminas no despertaron nuestra pasión de machos alfa ya que sus
papeles están subordinados al protagonismo del protagonista y sus
personajes les exigen repertorio de muecas faciales y la única
escena X es cuando se ve a January Jones en la ducha pero se ve tan
poco que no ves teta sino un virginal y casto, amén de decente,
comienzo de un seno.
La trama es la vista mil veces de pérdida de identidad en una ciudad desconocida donde todo el mundo familiar parece haberse desvanecido y su identidad arrebatada cuando no, es aquí el caso, usurpada. La acción es lineal y aunque se nota que el director trata de manejar el pulso narrativo peca de una producción algo parca y las escenitas de persecución en coche resultan repetitivas. Un intento más de hacer cine a la americana donde se queda a medio camino pese a la nacionalidad británica del film pero que es en realidad europea, un producto que podría haber sido una producción de lujo para la televisión pero que llevada al cine defrauda sin decepcionar pero por ser historia ya vista otras veces siendo el reparto quien salva la honra de este sucedáneo.
Para
fans del Neeson, horas muertas sin nada qué hacer y poco más de una
película casi teatral y que hay que ver como un homenaje encubierto
a la ciudad de Berlín y su papel en la Guerra Fría que posiblemente
pase inadvertido a las generaciones digitales de espectadores.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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