Con la
colaboración de Mars El Grouchu en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
Rafi Camino o la gordura levedad del ser
Sigue
adelante la singladura de este formato de telerrealidad que si bien
lo es, cada vez tiene menos de supervivencia y nada que ver con la
idea original de mostrar como personas urbanitas sobreviven en una
isla de entorno hostil.
No se
puede negar la buena fortuna de la cadena Tele5 a
la hora de encontrar filones de audiencia y su capacidad de adaptar
sobre la marcha la dinámica llegando al paroxismo de lograr integrar
en otros programas historias transversales con origen en la isla como
es el caso de Labrador donde los rifi rafes familiares ya se están
exponiendo Sálvame. La
audiencia responde a la propuesta y la cadena se asegura fidelidad
tanto de la juventud digitalizada, ya no tan jóvenes digitalizados y
los marujos y marujas que se alimentan de televisión y prensa
escrita.
Lo
más interesante hasta ahora no es el hecho de sobrevivir sino seguir
deleitándonos con los choques entre distintas mentalidades donde los
antagonismos mentales son azuzados por el hambre y las incomodidades.
Deliciosos momentos en el palafito donde seguramente Carmen Lomana
paga la penitencia de pasar por la misma presión psicológica que su
hermano en la pasada edición, lo cual no deja de ser una sutil
venganza de los dioses.
A
estas alturas del concurso ya se nota que todos y todas sufren el
cansancio y la fatiga aunque algunos lo llevan mejor que otros. Un
lastre para el televidente es la repetición una y otra vez en
distintos contenedores de las mismas imágenes pero es un éxito de
audiencia y si te paras a mirar la dinámica y la coreografía de las
galas estamos ante aquella futurista realidad de la ciencia ficción
en los 80´s que nos hablaba de un sistema que narcotizaba a la
población con concursos donde el presentador era en realidad un
maestro de ceremonias y los concursantes a un juego mortal...
Aquí
las personas humanas no venden su alma para sobrevivir, lo hacen por
vil metal lo cual nos libra a los espectadores de tener
remordimientos y nos recompensa con esa dulce sensación de
satisfacción ante la miseria ajena y las mierdas ajenas.
Pero
quiero dedicar este artículo al para mí mejor concursante en el
sentido de que te lo pasas bien y entretenido amén de ser un
cachondo mental: el torero Rafi Camino.
Llegó
a la isla echo una puta mierda desde un punto de vista físico y de
lorzas. Tobillos endebles y clavículas debilitadas donde cualquier
actividad le suponía un esfuerzo y dos días de dolores.
Vocalización tipo Mariano Ozores y una predisposición preocupante a
mantenerse tumbado ajeno a las trifulcas y broncas del resto de
compañeros y compañeras...
No
resucitó hasta que Nacho Vidal, un tipo algo enajenado en la vida
normal y totalmente enajenado por exposición a espacios abiertos en
el concurso, le tocó los cojones toreros en la falapa semanas atrás.
Desde entonces vimos un Rafi distinto, un polluelo de Ave Fénix
reconocible en su intento de resurgir colgándose abalorios y
participando poco a poco en la poca actividad que permite la isla:
cocinar, mantener el fuego y estar tumbado mientras mira de reojo,
como hacemos todos, a las tetas de Lola.
Ha
ganado una prueba sin moverse obteniendo una cama para moverse menos,
pero cual patricio romano señala a sus compañeros donde hay una
pieza de pesca oteando tumbado. Sus recetas de cocina a base de
onomatopeyas indescifrables y su serenidad torera en la falapa cuando
toca decir las verdades, le hacen ese concursante entrañable con el
que todos nos identificamos y que a casi todas seduce pese a su
bochornoso aspecto físico. Sólo queda saber si Lola y él tienen
fornicio porque ambos se merecen un buen revolcón que alivie estrés
y son buenos concursantes desde u punto de vista espectador por mucho
que las chifladuras, extravagancias y peculiaridades del resto den
juego ante la cámara. La última perla torera y auténtica
chicuelina argumental que tiene más razón que un santo ha sido la
de que toma el sol, adelgaza y encima gana dinero...
¡Olé maestro, olé!
Y sí, ya sé que me estarán reprochando que no cite ni hable de Chabelita y su zangolotino pareja sentimental y su encuentro en la isla...
¿Pero a quién cojones le importa?
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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