Suplemento
televisivo cutre de The Adversiter
Chronicle
SECRET STORY: Luca se
lleva el premio y final de traca donde Jorge Javier sacó el genio
para vergüenza del gremio
Ya se
hacía innecesaria la última semana de concurso y finalmente tuvo
lugar la gran final donde lo mejor de la disputa por el primer
puesto fue que los gemelos quedaron terceros para su pasmo y
sorpresa, siendo muy reconfortante que se hayan quedado con la miel
en los morros porque no merecían ser finalistas. Quedaron los
tortolitos de finalistas y parecía que Cristina era favorita pero
los votos, de la audiencia y de los familiares del italiano, dieron
el trono de la primera edición de este formato para el Luca, que
pasó olímpicamente de Cristina y nos deleitó y nos abotargó con
las muestras de amor con su hermano. Y la traca final la puso Jorge Javier culminando su decadencia como presentador desde que es
cincuentón montando una a la inefable de la madre de Alba
Carrillo...
Terceros
fueron los gemelos, dos atorrantes cojonudos que las quieren matar
callando y nos quieren matar cantando, fue ponerse a cantar y caer
una semana de chaparrón continuo, algo horroroso. Entraron con
vitola de estrellas de la nueva música popular que impera actualmente
y además jugando como uno cuando son dos y deberían haber
concursado de forma independiente. Esa ventaja ha sido vital para ser
finalistas, si alguien pasó un curso o varios con dos hermanos
sentados en el pupitre de atrás, sabe de sobra que tener a cada
oreja uno de ellos dando la turra acaba con cualquiera y repitiendo
curso. Se adueñaron de la cocina de forma egoísta y dictatorial,
nadaron entre las aguas revueltas de la convivencia y pregonaban sus
méritos al trabajo musical. Al final del concurso se les vio el
plumero y sería fácil hacer escarnio de su concurso, con uno
dominando al otro y tal, lo de cantar dejémoslo en que dan el cante
y como concursantes tenían demasiada ventaja siendo uno para
calificarles de tales. Siempre hicieron gala de ir de sobraos y el
último tercio del concurso se veían finalistas y campeones. Faltó
que alguien les dijera lo cretinos, desde un punto de vista
concursante, que han sido y salvaron que Luis Rollán es un buenazo y
libraron del patinazo. Justicia final dejándoles terceros cuando se
creían primeros.
Cristina
ha sido una concursante magnífica, letal y espectacular físicamente
que enamora a la cámara. Su carácter de luchadora solitaria encontró
en el oportunismo sentimental de Luca el apoyo necesario para una
travesía con los elementos concursantes en contra y el lastre de la
relación con el italiano. Ha dado contenido, supo jugar, se ha
enamorado y nos ha hecho partícipes de sus sentimientos a la vez que
se nos mostraba humana llorando de bajón desconsolada ante la
incomprensión de su amado y nos ha levantado la moral cuando se
mostraba dispuesta al fornicio con Luca y, como ella, frustrados
cuando el italiano no profundizaba en la relación erótico festiva.
Merecía el primer puesto y llevarse el premio más que Luca...
Porque
Luca en ocasiones parecía un robot programado en las dosis justas
que necesitaba el concurso para llegar a la final. Desconcertante en
ocasiones con su relación con Cristina, se le vio el plumero cuando
estuvo nominado y descargaba su ira con la moza acusándola de
perjudicarle en el concurso y tratar de ponerle en evidencia ante la
audiencia. En evidencia se ponía el solito y su hermano en las
galas, menos mal que salió de la expulsión de martes y se calmó
para volver a su papel de enamorado casto y puro, con nada duro
porque Cristina en dos días más se hubiera percatado y abierto los
ojos ante el concursante que la estaba utilizando y acusando. La cosa
no llegó a mayores y con Cristina completamente entregada y
enamorada siguió su juego que no era otro que ganar el concurso...
Y lo
ganó.
Pero
lo mejor estaba por venir de la mano del Jorge Javier y su perdida de
casillas con la inefable Lucía Pariente. Lo de menos es el motivo,
Lucía Pariente es un personaje televisivo que no engaña ni defrauda
a nadie, forma en conjunción con su hija Alba Carrillo parte de la
fauna de parejas televisivas que siempre dan juego, broncas,
pifostios y polémicas. Y de Jorge Javier llevamos tiempo denunciando
que no le gusta lo que presenta y en ocasiones ni los invitados,
colaboradores y espontáneos. Turras politiqueras, turras
progresistas, dando lecciones de veterano cincuentón a los botarates digitales y
desde hace unos meses cierta prepotencia que hace gala de aprovechar
su estatus de presentador para ejercer de juez, fiscal y árbitro
decretando expulsión del interlocutor de turno cuando no marchándose
él directamente de plató. Hizo escarnio de Lucía Pariente sin
motivo ni causa para tal ejercicio de despotismo presentador. Debe
tomarse un descanso en el formato porque se erigió en protagonista
de la final. Cansancio, hastío, hartazgo, simplemente que ha
cambiado y mutado, nadie lo sabe. A Lucía Pariente y resto de fauna
televisiva se les lleva por lo que son y en las galas y debates se
sigue el juego acorde a su vez al formato. Sin embargo parecía que
Jorge Javier acababa de salir del palacio inquisitorial y se lanzó a vituperar
y acusar de mentir...
Anunció
que no presentará la segunda edición y es una buena noticia.
Y se
anuncia inminente segunda edición para enero con concursantes
anónimos y de la calle, supliendo la falta de GH de toda la vida por
este sucedáneo donde los secretos y las esferas con premio no dejan
de ser un subterfugio para el formato de fisgar veinticuatro horas.
Así que nada de comerse las uñas con ansiedad de síndrome de
abstinencia por no poder fisgar todo el día aunque ni los
concursantes son ya inocentes y el sistema de votación, al menos con
famosos, famosetes y famosillos, queda algo desvirtuado. Se vio con la
expulsión de Palito en Supervivientes y se ha visto con la
expulsión de Luis Rollán y el triunfo de Luca en Secret Story...
Y
es que la televisión siempre es nutritiva.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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