Los lunes festivos tienen
algo de fascinante, al menos en lares donde las fiestas entre semana
no se corren al siguiente lunes...
Visto en la lejanía,
saber que hay un lunes festivo llena las neuronas de placenteras
sensaciones al saber que se prolonga el fin de semana rompiendo la
rutina de la semana de días laborables. Cuando llega el viernes
previo al lunes festivo te invade una euforia de alegría, queda tan
lejano el martes que se muta en lunes...
A mí me pasa, lo cual es
indicativo de que posiblemente nadie comparte mis sensaciones
provocadas por un lunes festivo. El sábado sigue la alegría, ya sin
euforia del viernes, pero alegría al fin y al cabo, mañana es
domingo pero en realidad es otro sábado...
El domingo te invade una
serena serenidad, disfrutar de las horas muertas de faena, de
disfrutar de una salida porque al día siguiente sigue siendo
domingo, dedicar tiempo a pequeños placeres que nunca encuentras
tiempo un domingo normal para ocuparte de ellos...
Y llega el lunes festivo,
ese domingo injertado, de lunes transmutado por el calendario
filosofal de días laborables festivos. Engañarse a uno mismo
mismamente de que se han recargado pilas, se han recargado ánimos y
mochila de intenciones para ejecutar a lo largo de la semana, de
meditar sobre otros lunes pasados sin pena ni glorias que recordar...
El humo gris del
cigarrillo no desentona con el cielo gris de este lunes festivo sin
que desentone con el paisaje, fundiéndose con el aire...
Tocan tambores de guerra,
pero queda tan lejos que ni paramos a escuchar, pienso mientras se
eleva el humo y veo la foto de un joven ucraniano, joven como un
adolescente arrastrado por la marea de los adultos, vestido y
pertrechado para el combate...
Por alguna razón, este
lunes festivo tiene aroma a cordita.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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