Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Los
últimos españoles de Mauthausen
Autor:
Carlos HernándezEditorial: Ediciones B, S. A.
Edición: Febrero 2015
La propuesta de hoy es volver a rendir homenaje a los
grandes olvidados en las crónicas de la II Guerra Mundial que son
los hombres y mujeres que tras el final de la Guerra Civil siguieron
combatiendo ya fuera encuadrados en las fuerzas aliadas o bien en las
tropas nazis. De la División Azul ya hemos traído obras en otras
ocasiones y hoy toca a quienes padecieron el sistema nazi de campos
de exterminio, unas veces por ser simplemente refugiados que fueron
encuadrados en los batallones de trabajo del ejército francés y
fueron capturados tras la retirada de Dunkerque y posteriormente
encuadrados en las fuerzas de resistencia francesas a la ocupación
alemana...

Carlos
Hernández de Miguel es periodista y experto en comunicación
empresarial y política. Licenciado en Ciencias de la Información
por la Universidad Complutense de Madrid, inició su carrera
profesional en Antena 3 Televisión como cronista parlamentario en el
Congreso de los Diputados. Posteriormente ejerció de corresponsal de
guerra en diversos conflictos internacionales, como Kosovo,
Palestina, Afganistán o Irak. En los últimos años ha ocupado los
puestos de redactor jefe del semanario La
Clave, director de
comunicación del PSOE y asesor de imagen en diversas empresas. Ha
obtenido el premio Víctor de la Serna al mejor periodista del año
2003 y el Otega y Gasset de periodismo otorgado a los enviados
especiales a Irak como mejor cobertura informativa del año 2003.
Datos abundantes sacados como es casi norma de la
contraportada y actualizados al año de edición, pero sin más, unas
breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:
La II República...

Refugiados indeseables...
“Los
propios refugiados españoles eran conscientes del miedo irracional
que llegaron a levantar entre la gente. Cristóbal Soriano no podía
creer lo que escuchaba mientras era trasladado de un campo de
refugiados a otro, escoltado por gendarmes franceses: `En esa zona de
Francia se habla catalán y yo les entendía todo lo que decían.
Cuando íbamos a pasar, le decían a los más pequeños que se
escondieran porque venía la gente que se comía a los niños´. Los
domingos, los campos se veían rodeados por decenas de curiosos que
se acercaban para ver a los `monstruos españoles´. Ramiro
Santisteban percibió la evolución que se fue produciendo entre los
habitantes de las poblaciones más próximas. Poco a poco, se dieron
cuenta de que tras las alambradas no había demonios con cuernos y
rabo, ni bestias despiadadas, sino personas normales y corrientes que
vivían una situación desesperada: `El campo de Vernet estaba
situado a lo largo de una carretera nacional. Los domingos se llenaba
de gente que se acercaba a vernos como si fuéramos unos bichos
raros. Nos miraban con mucha curiosidad. Algunos nos lanzaban
paquetes de tabaco por encima de las alambradas. Los gendarmes no
querían que lo hicieran, así que se ponían a gritar. Pero cuanto
más gritaban, más tabaco y comida nos echaban. La gente se portaba
bien´.”
Los
stalags,
antesala del infierno de Mauthausen…

(…) En Trier, Amadeo Sinca fue víctima y testigo de constantes vejaciones: `El capítulo de humillaciones fue reservado para los españoles, o por lo menos nosotros así lo consideramos. Uno de mis mejores amigos, primitivo, fue sorprendido mientras defecaba en un bosquecillo próximo. El guardia, con un bastón que llevaba, le azotó varias veces. Después le hizo recoger los excrementos con las dos manos y se los hizo pasear por el campo. Tras media hora de paseo le acompañó a uno de los recipientes y le hizo vaciar su maloliente contenido. Más tarde le llevó a una de las barberías del stalag donde le hizo cortar el cabello en la mitad del cráneo, así como afeitar media cara y medio bigote.´”
Mauthausen...
“El
final de la cuarentena suponía el traslado de los prisioneros al
campo I o recinto interior. Era el momento en que ingresaban
realmente en la maquinaria de exterminación y explotación mediante
el trabajo esclavo que era Mauthausen. Sólo un puñado de SS entraba
diariamente en el campo I. Los oficiales y soldados alemanes
despreciaban a los prisioneros, a los que consideraban sucios
animales portadores de todo tipo de enfermedades. Por ello, el
sistema de seguridad de los campos estaba pensado para reducir al
mínimo el contacto entre los guardianes y la masa de `infrahombres´.
La vigilancia se realizaba desde la altura que proporcionaban las
torres que salpicaban la muralla, mientras que el mantenimiento del
orden y la disciplina en el recinto interior se dejaban en manos de
un selecto grupo de prisioneros: los kapos. Estos `presos con
galones´ tenían una estructura muy jerarquizada en cuya cúspide se
encontraba el lagerältester o responsable de todo el campo. Bajo sus
órdenes estaban los blockältester que, con la colaboración de
varios ayudantes, imponían su ley en la barraca que tenían a su
cargo. Cada barracón de madera (block) estaba dividido en dos partes
simétricas llamadas stube separadas por una sala central que
albergaba los lavabos y las letrinas. El stube tenía una gran zona
diáfana en la que apiñaban las literas de tres pisos para los
prisioneros y una pequeña dependencia separada donde se alojaban los
kapos.”
Experimentos con cobayas humanas...

(…) El informe estadounidense revela que Podhala y el resto de los médicos prisioneros tuvieron constancia de cuatro grandes experimentos de este tipo: `(El primero) fue ordenado por el doctor Schenk de la Universidad de Berlín. Se usaron 150 prisioneros y se trajo un laboratorio especial desde la capital alemana. Podhala dedujo, por las características del equipo, que el objetivo era determinar los niveles de diversas sustancias en la sangre, incluyendo vitaminas B y C. Podhala estima que el 70% de las víctimas usadas para estos experimentos murieron. Entre el 1 de diciembre de 1943 y el 31 de julio de 1944 se realizaron los siguientes experimentos relacionados con la nutrición: ration (a) 150 conejillos de Indias humanos de los que murieron 76; ration (b) 110 conejillos de Indias humanos de los que murieron 75; ration (c) 110 conejillos de Indias humanos de los que murieron 45´.”
Ensayos de exterminio...

Sin hogar al que ir tras la liberación...

Libro de obligada lectura, debería serlo al igual que
otros títulos referidos a la epopeya de los hombres y mujeres que
bajo distintas banderas, ideales y motivaciones formaron parte de los
contingentes combatientes que mientras en el extranjero son
recordados, en España cayeron el el olvido sus historias, unos lo
fueron porque eran rojos y más tarde porque los otros eran
fascistas, pero en 2018 lo que encontramos es el testimonio de
españoles y españolas combatientes. En este caso el horror de
entrar en el sistema nazi de exterminio y olvidados por las
autoridades. Ahora que el neo fascismo y el neo comunismo ganan
terreno electoral amenazando la democracia o hay nacionalismos
periféricos que se atrincheran en la superioridad patriótica,

Obligada y necesaria lectura.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/


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