The Adversiter Chronicle

martes, 22 de mayo de 2018

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles


Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Un fascista presidente de Cataluña

He visto en las imágenes del noticiero de las tres una madre que estando en una playa catalana con su hijo, éste le preguntaba si se había muerto alguien al ver cruces plantadas en el arenal. La mujer se indignó y procedió a retirarlas airadamente y airadamente otra respetable señora que velaba por las cruces plantadas en la arena se enfrentó a ella...

Puedo entender a ambas señoras, puedo entender al niño que relaciona con fundamento las cruces con la muerte y los difuntos aunque le costará entender que las cruces no sean tumbas y sí una puesta en escena para denunciar un totalitarismo que sólo existe en las mentes de quienes son utilizados por la casta secesionista que utiliza al electorado de ideas independentistas, le costará entender que en el mundo de los adultos hay gentes que viven de la política y a base de demagogia y propaganda inoculen el virus del odio, del racismo, de la supuesta superioridad moral, ética y cultural a base de irritar y aburrir a quienes no están cegados por el odio inducido desde que se es niño...

Del señor Puigdemont ya no me sorprende nada, huyendo hacia adelante en un camino a ninguna parte salvo el camino de pagar por su traición a la sociedad catalana en particular y la española y europea en general que, según las crónicas extranjeras, ha visto en la elección del nuevo presidente de Cataluña el verdadero rostro de un intento de ruptura a base de legislación ilegal, aprobar la misma y engañar a sus votantes con un derecho a votar que nunca se negó y sí una consulta ilegal en las urnas para aprobar una ilegalidad, es así de simple. El resto de cortina de humo que logró engatusar a parte del electorado no independentista en base a que España es en realidad una dictadura y que los españoles son franquistas, sólo es eso, una cortina de humo que impide ver el horizonte y se inventa un presente falso a base de propaganda digna del régimen nazi...

El recién elegido presidente de Cataluña es un político de ideas racistas, de verbo combativo donde lo de menos es el ideal, podría haber estado en Burgos en 1936 insultando a Unamuno, en la dirección de los gulags de Stalin o como jefe regional de partido saludando a Hitler en Nuremberg...

Mirando la noticia en el televisor me acordé de un veterano de la Guerra Civil que tuve el placer de conocer cuando aún podía moverme con mis piernas. Le vi por primera vez en la barra de un bar, una de esas barras de bar en núcleos rurales donde el vicio se transmuta en acto social, de charlar con los vecinos, de tertulias tras una partida de cartas, de invitar a una ronda o dos si se tercia. Ya era mayor, de rostro arrugado y con esa socarronería vital que suelen tener los soldados veteranos y de los que tenemos constancia en memorias y entrevistas en documentales, un cinismo con humor de quien ya no cree en los políticos, las ideologías o los ideales porque han visto mucha mierda, muchos muertos y tuvieron que luchar en la paz donde el rencor, el odio, la rabia de los vencidos y la soberbia de los vencedores convertían la vida en una lucha diaria...

Yo estaba en la barra y él a mi lado, aunque nunca habíamos cruzado palabra y ni siquiera habíamos sido presentados. De súbito comenzó a escorarse hacia mí, ese escorarse de quien ha tomado una copa de más, quizás. Le ayudé a incorporarse antes de que se hundiera en el suelo cual Titanic en alta mar y desde ese momento me brindó su amistad, breve porque fallecería al cabo de dos años. Una característica de su ser socarrón era contar chistes de Franco, otra era que iba a su aire y siempre me llamó la atención que pese a todo era un hombre con la sabiduría que da el tiempo y pude apreciar que no eran los demás quienes mantenían la distancia, era él quien brindaba su compañía sin rogarla y me atrevo a decir que sin necesitarla por lo que aprecio más que me otorgara su amistad.

Era un joven en edad de ser movilizado cuando estalló la Guerra Civil en 1936. Las circunstancias le obligaron a servir a la República y los derroteros de la guerra a servir también en el bando franquista. Contaba anécdotas de viejo soldado, poco sobre el derrumbe del frente que le obligó a cambiar de bando, de narrar cómo viajó en un camión con soldados nazis, que eran amables y con camaradería a diferencia de los italianos que no paraban a recoger soldados que pedían que les llevaran. Nunca me habló de política, de ideales o de banderas aunque su silencio y echar un trago cuando contando una anécdota esta se cortaba porque ya había llegado al frente. No sé a que altura de nuestra reciente amistad y a la sombra de la madrugada en la barra de un bar le pregunté si él era repúblicano o nacional y su respuesta siempre era la misma: fuí rojo, fuí azul y no soy amarillo porque no tengo cirrosis.

Viendo las noticias y el enfrentamiento civil en Cataluña al que se ha llegado gracias a una casta política que engañó a su electorado con una secesión ilegal en base a leyes ilegales aprobadas saltándose la legalidad vigente, supongo que miraría la televisión y tras echar un trago con la mirada perdida en algún lugar del espacio tiempo, contaría el chiste de Franco según el cual un día el dictador pescando se cayó al río y un lugareño que estaba allí se tiró a salvarlo. El dictador en agradecimiento le dijo al lugareño que pidiese lo que necesitara que como muestra de gratitud se lo otorgaría pero el lugareño en lugar de dádiva le pedía al dictador que no dijera a nadie que le había salvado porque entonces irían a por él los del pueblo...

La inocencia infantil relaciona con razón cruces en la arena con muertos sin reparar en el color de las mismas que desde el intento de secesión ilegal ya no es un color de reivindicación de supuestos derechos supuestamente vulnerados, es el amarillo de la cirrosis política producto del vicio de saciar la sed de poder y vivir como estadistas cuando sólo son oportunistas disfrazados de patriotas catalanes.

Hubo un tiempo en que ser niño e ir a la playa era para jugar y divertirse y sólo los cementerios tenían cruces, enhorabuena a la casta política secesionista que han logrado igualarse a quienes dicen repudiar y donde el presidente de Cataluña representa ideas fascistas y racistas aunque ahora comulgue por interés con los anarquistas. Estoy seguro que mi amigo veterano de la Guerra Civil les escupiría cuatro verdades sobre la guerra y terminaría contando un chiste de Franco que les sacaría los colores. El problema de la casta secesionista catalana es que juegan a declarar la guerra promoviendo el enfrentamiento civil y no les importan los muertos, unos serán mártires y otros esbirros dignos del matadero...

Igual que ETA al otro lado del espectro político.
Antón Rendueles


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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