Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
-La
historia secreta de John y Robert Kennedy-
Autor:
David TalbotEditorial: Crítica, S. L.
Traducción: Rosa Mª Salleras Puig
Edición: 2008
Se
anunciaba fechas atrás la desclasificación de nuevos archivos
referentes al asesinato de JFK y es buen momento para la lectura de
un título que es otra nueva obra donde se trata de aclarar quién
estaba detrás del magnicidio ya que a estas alturas y el tiempo
transcurrido todo apunta a una conspiración donde, si bien hay
testimonios a medida que los protagonistas fallecen, aún faltan los
documentos que den materialidad a lo que hasta ahora han sido
susurros de la verdad, comisiones de investigación que no dejan
satisfechos a nadie o sencillamente son burdas tapaderas e intentos
de desviar la atención; faltan pruebas por escrito que den veracidad
de que hubo una conspiración donde la CIA dio un golpe de estado con
la colaboración de la mafia y los anticastristas como carne de
cañón...
Por
otra parte la administración de JFK fue una odisea apasionante con
la construcción del muro de Berlín, la crisis de los misiles, la
lucha por los derechos civiles, la fascinación que la primera dama
provocó en todo el mundo, un plan para combatir los movimientos de
liberación con progreso y estabilidad en el continente pero marcada
desde su juramento como presidente por el caso de Bahía Cochinos y
con una cúpula militar, los servicios de inteligencia, el FBI y la
mafia incómodos con los planes de futuro y de presente de JFK. El
autor nos lleva de la mano de su hermano Robert por los avatares, sí
dignos de Camelot, por proteger a su hermano políticamente, la
mortificación de no haber evitado su asesinato para finalmente dejar
de ser Bobby e inmolarse en nombre de la esperanza y la justicia de
la verdad para ser Robert Kennedy y al igual que su hermano ser
abatido cuando intentaba llevarlo a cabo.
David
Talbot ha sido pionero del periodismo on-line para The
New York Times y
fundador y editor de Salon.
También ha trabajado como editor para la revista Mother
Jones y San
Francisco Examiner y ha
colaborado con The New
Yorker y Rolling
Stone.
Datos
sacados de la contraportada por no variar y sin más, unas breves
reseñas que os inciten a su apasionante lectura:
22
de noviembre de 1963...
“Igual
que cualquier otro ciudadano estadounidense que vivió aquel día,
Robert F. Kennedy nunca olvidaría el modo en el que se enteró de
que alguien le había disparado a su hermano. El fiscal general, que
acababa de cumplir treinta y ocho años, estaba almorzando potaje de
almejas y patatas y bocadillos de atún, en compañía del fiscal
federal Robert Morgenthau y su asistente, junto a la piscina de
Hickory Hill, su mansión de la época de la guerra civil en Mc Lean,
Virginia, en las afueras de la capital. Era un día de otoño
perfecto, el clásico viernes por la tarde, azul intenso y fresco que
promete un gran fin de semana, y el rojo fuego y oro de las hojas de
los nogales, los arces y los robles, apostados cual centinelas a lo
largo de toda la propiedad, iluminaba el terreno verde y ondulante
que rodeaba la residencia. Kennedy acababa de emerger de un baño al
mediodía, y mientras hablaba y comía con los juristas invitados, su
traje de baño seguía chorreando.”
JFK
candidato a la presidencia de EEUU...
“La
llamada de Kennedy a liberar Cuba desconcertó especialmente a Nixon,
puesto que el vicepresidente, en colaboración con la CIA y un puñado
de refugiados cubanos, estaba planeando, precisamente, esta
operación. Kennedy, en el cuarto y últimos debate de la campaña,
hizo un llamamiento a la liberación de Cuba, y Nixon, obligado a
guardar silencio acerca de este plan ultrasecreto, tuvo que morderse
la lengua. `No tuve más opción que adoptar una postura del todo
contraria y atacar la defensa de Kennedy de una intervención abierta
en Cuba´, escribiría Nixon en sus memorias del año 1978.
`Escandalicé y decepcioné a muchos de quienes me apoyaban... en
aquel debate, Kennedy transmitió la imagen, a sesenta millones de
personas, de que él era más duro que yo respecto a Castro y al
comunismo.´ Nixon, un maestro de la magia negra en política
electoral, había encontrado por fin la horma de su zapato.”
Robert
Kennedy contra Hoffa...
“En
la mesa de los testigos, los ojos pequeños y brillantes de Hoffa
relucían con aguda inteligencia. A pesar de los incesantes ataques
de Bobby y de los miembros del comité, el dirigente sindical,
resuelto y determinado, nunca cedió, siempre capaz de escabullirse
cuando parecía que estaba arrinconado. En ocasiones, Hoffa se
cansaba de eludir y esquivar los golpes y entonces atacaba a Kennedy
con algún epíteto. `Está usted enfermo, eso es lo que le pasa,
está enfermo´, le escupió a Kennedy una tarde después de un duro
intercambio con el abogado del senado.”
Guerra
Fría...
“El
discurso de la paz de JFK marcó un hito y constituía, nada más y
nada menos, que un intento de acabar con el cara a cara que
enfrentaba a las dos superpotencias y que había esclavizado al mundo
desde hacía más de una década, desde el momento en que los
soviéticos iniciaron sus propios ensayos nucleares en el año 1949.
En años recientes, se ha convertido en una tendencia de moda, tanto
entre los conservadores como entre los liberales belicistas,
reivindicar a JFK como uno de los suyos. Sin embargo el apasionado
discurso de JFK en la American University demostraba claramente que
ya no era un liberal de la guerra fría. `No, JFK no era un halcón,
ni un soldado de la guerra fría´, observaría Ted Sorensen años
más tarde, sino un pragmático, continuó Sorensen, profundamente
consciente de que la locura humana conducía a la tragedia. Y estaba
resuelto a desmilitarizar las relaciones entre las potencias
nucleares antes de que ocurriera una catástrofe.”
El
informe Warren...
“Robert
Kennedy estaba atrapado en una posición imposible. En privado,
rechazaba con desdén el informe Warren, al que consideraba nada más
que un ejercicio de relaciones públicas diseñado para tranquilizar
al público. Sin embargo, en aquel momento no deseaba cuestionarlo en
público y, por lo tanto, no le quedaba otro remedio que apoyarlo.
Concederle una aprobación superficial era una manera de evitar más
preguntas de la prensa sobre el asesinato: `Ustedes ya conocen mi
posición, pasemos a otra cosa´. En el año 1964, su situación
política, y emocional, no le permitía hacer más. `En público,
siempre respaldó a la Comisión Warren, creía que era lo
políticamente correcto´, explicaría el ayudante de Robert Kennedy,
Frank Mankiewicz, que sabía que en privado Robert Kennedy tenía
otro punto de vista diferente acerca de lo ocurrido en Dallas. `No
quería hablar de ello, yo creo que era físicamente incapaz de
hacerlo´. “
Robert
Kennedy el estadista...
“El
viaje de Kennedy, programado para el mes de junio, constituía una
creciente fuente de tensiones en el seno del gobierno del apartheid,
que creía que la llegada del senador estadounidense desencadenaría
una oleada de disturbios en protesta de su política racista. El
gobierno sudafricano no era el único que mantenía una vigilancia
observadora sobre los planes de viaje de Kennedy. Su propio gobierno
también seguía sus pasos. A pesar del trato brutal al que el
gobierno sudafricano sometía a su población no blanca, desde
Whasington se consideraba al gobierno de Pretoria un importante
aliado de la guerra fría. Una vez más, los rivales políticos de
Kennedy opinaban que su diplomacia sin control perjudicaba a los
intereses de la seguridad de Estados Unidos.”
Sigue el misterio...
“Algunos
de aquellos con una larga historia de participación en el caso
manifiestan un profundo pesimismo. Cuando visité a Bob Blakey, en
noviembre de 2003, una semana antes del cuadragésimo aniversario del
magnicidio de John F. Kennedy, parecía resignado a la idea de que el
crimen nunca sería resuelto. Hablamos en su casa cerca del campus de
la Universidad de Notre Dame, donde enseña derecho, sentado en
sillones muy mullidos en su estudio poco iluminado, mientras las
llamas parpadeantes en la chimenea alejaban el frío de una tarde
cubierta de nubes. Hacia el final de la entrevista, Blakey me dijo
que los Kennedy ya no parecían importantes, al menos no para
aquellos estadounidenses nacidos después del asesinato del
presidente.”
Libro
nada recomendable para encontrar dimes y diretes, escándalos o datos
escabrosos y conspiranoicos. Una búsqueda honesta indagando en
testigos, testimonios y hemerotecas que resulta inquietante a medida
que avanza su lectura pero que arroja luz sobre algunos interrogantes
acerca de la política estadounidense. Ideal para amantes de los
entresijos de la historia, personas liberales de pesadillas
conservadoras y público en general que nos aporta una visión desde
el lado de Robert Kennedy y un fresco de a dónde fueron aquellos
sueños que cautivaron a una generación mientras el mundo pendía de
un hilo nuclear, una saga familiar y política que siempre formará
parte de la memoria colectiva porque siempre nos preguntaremos quién
y qué ordenó el asesinato del presidente de Estados Unidos y de su
hermano Robert Kennedy.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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