Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: El
muro de Berlín
-13 de
agosto de 1961 - 9 de noviembre de 1989 -
Autor:
Frederick Taylor Editorial: RBA Libros S. A.
Traducción: Antoni Puigrós
Edición: Octubre 2009
A
lo largo de los siglos la humanidad ha erigido muros, ya sean de
contención, separación, cuando no ambas funciones, en un intento de
que marcaran fronteras aunque el paso del tiempo se impone, terminan
perdiendo su función para finalmente si sobreviven quedar como
recuerdo de otros tiempos y siendo una frase en medio de los libros
de historia aunque cada muro tiene su propia historia pese a que pase
más desapercibida o sintetizada a medida que transcurre el
inexorable paso del tiempo. La propuesta de hoy es un viaje a la
Guerra Fría y la historia del Muro de Berlín que separaba dos
sistemas, contenía la fuga de insatisfechos y marcó a una ciudad
dividida como dividida quedó Alemania tras el fin de la II Guerra
Mundial en 1945 hasta 1989 con el colapso del sistema comunista en
que se logra la reunificación y el derribo del muro...
theadversiterchronicle@hotmail.es
Frederick
Taylor estudió Historia y Lenguas Modernas en Oxford y realizó
estudios de posgrado en la Universidad de Sussex, donde se
especializó en el auge de la extrema derecha en la Alemania de
comienzos del siglo XX y obtuvo una beca Volkswagen. Ex editor y
autor de cuatro novelas, ha editado y traducido al inglés los
diarios de Joseph Goebbles entre 1939 y 1941 así como autor de una
obra de gran éxito sobre el bombardeo de Dresde.
Y
sin más, unas breves reseñas que os inciten a su lectura:
Fin
de la Guerra Fría...
“Pocos
fueron los que hicieron caso de los comentaristas que vieron la caída
del muro de Berlín y la ulterior defunción del comunismo en Europa
como `el fin de la historia´. Pero la mayoría de nosotros nos
atrevimos a esperar una paz relativamente suficiente, y una
colaboración genuina entre los pueblos, sin partidismos, para
solventar los problemas del planeta. Teníamos la sensación de que
ésta sería nuestra recompensa por haber luchado durante más de
cuatro décadas en las que la amenaza de una destrucción nuclear y
la grave restricción de las libertades habían servido de barricada
callejera ante nuestro horizonte psicológico. Habíamos esperado que
las cosas fueran diferentes, y lo fueron. O así parecía en aquel
jubiloso otoño de 1989.”
Berlín
año cero...
“Durante
el primer año de posguerra fallecieron unos 12.000 berlineses, ya
fuera por hambre o por enfermedades asociadas a la desnutrición. Sin
embargo, para aquellos que lograron sobrevivir sobrevino un febril
florecimiento cultural: en los sectores occidentales se crearon
nuevos periódicos, se inauguraron teatros, clubes nocturnos y
cabarets, e incluso los estudios cinematográficos reanudaron su
actividad. Es posible que los berlineses tuvieran muy poco para
comer, o que se congelaran en los sótanos sin calefacción, pero por
vez primera desde 1933 podían hacer, decir o escribir lo que
quisieran. Con cierto humor macabro, a esa época la llamaron `los
años dorados del hambre´. "
El
mundo comunista sin Stalin...
“Dos
semanas antes, Beria había sido arrestado por supuestas `actividades
criminales contra el partido y contra el gobierno´. Era, según la
imputación, `un agente del imperialismo´. Sus colegas,
aterrorizados por lo que el ministro de Seguridad les podía hacer
cuando tuviese la menor ocasión, habían decidido golpear primero;
y, a diferencia de los enemigos de Ulbritch, su puntería fue rápida
y certera. A Beria lo detuvieron durante una reunión en el Kremlin,
donde sus tropas especiales y sus asesinos profesionales no le podían
proteger. Ahora languidecía en la cárcel, y sería ejecutado al año
siguiente. El enemigo más decidido de Ulbritch en Moscú había
dejado de serlo. De haber seguido siendo Beria el hombre más
poderoso de la Unión Soviética, sin duda a Ulbritch lo habrían
destituido cuando no algo peor.”
La
idea del muro se hace realidad...
“Serían
pocas las personas que conocerían el plan secreto para el cierre de
la frontera. Honecker instaló su cuartel general en una discreta
suite de cuatro habitaciones en el segundo piso del edificio de
Keibelstrasse, donde tenía su sede el Departamento de Policía de
Berlín Oriental, detrás de la Alexanderplatz. Los miembros del
grupo de planificación, elegidos según la estricta necesidad de que
estuvieran al corriente, fueron: Paul Verner, primer secretario del
SED en Berlín; el viceprimer ministro Willi Stoph; el ministro de
Seguridad del Estado Erich Mielke; el ministro de Interior Karl Maron
y su ayudante, el mariscal de campo Seifert; el ministro de Defensa
Heinz Hoffmann; el ministro de Transportes Erwin Kramer; el jefe de
la policía de Berlín Oriental, el general Fritz Eikemeier y su
ayudante, el coronel Horst Ende. Incluso el personal de operaciones
de Honecker estaba limitado a ocho, entre los cuales estaban el
teniente coronel Hübner, su asesor militar, y el coronel de la
policía y miembro ejecutivo del Consejo de Defensa Gerhard Exner.
Éste iba a desempeñar un papel clave. Dado que aquello sería
visible para los forasteros, tenía que garantizar que en su conjunto
pareciera una operación policial de envergadura, aunque rutinaria.”
Al
servicio de la RDA...
“El
servicio de Koch en Berlín le proporcionó una esposa e incrementó
su apego al sistema comunista. Todavía más, incrementó su
resentimiento contra los jóvenes de su misma edad que vivían en
Berlín Oriental pero trabajaban en Berlín Occidental, a veces a
tiempo parcial y los fines de semana. Allí podían ganar 5 marcos a
la hora, lo cual, debido al cambio de divisa no oficial de 5 por 1,
les daba un total de 25 marcos de la RDA. Así, por una tarde de
trabajo, un cruzafronteras podía ganar 100 marcos de la RDA, lo que
equivalía al salario semanal de un soldado raso del ejército como
Koch. Los cruzafronteras hacían ostentación de su dinero, lucían
las últimas modas occidentales y se burlaban de los jóvenes que,
como Koch, subsistían con los miserables sueldos comunistas. Por eso
cuando el 13 de agosto cerraron la frontera, el soldado Koch apoyó
con entusiasmo la decisión. `Las medidas´ pondrían fin al desorden
de aquellos muchachos que, en opinión de Koch, obtenían un provecho
despreciable del sistema de vida del Estado Socialista, altamente
subvencionado, mientras trabajaban en un voraz Estado capitalista.
Llámese equidad o envidia.”
Intentando
escapar a Berlín Occidental...
“El
27 de marzo de 1962, Seidel y su equipo habían excavado otro túnel
cerca de allí, pero los Vopos lo habían descubierto. Cuando Seidel
y un ayudante suyo, Heinz Jercha, salieron al otro lado, descubrieron
que habían caído en una trampa. Los Vopos abrieron fuego y Jercha
recibió un disparo en un pulmón. Después de tirar del jadeante
Jercha y colocarlo tras él, Seidel empujó frenético la tierra con
el fin de bloquear la boca del túnel. Para cuando los guardias
fronterizos lograron reabrir el túnel, los dos jóvenes habían
llegado ya al otro lado de la frontera. Desgraciadamente, los
intentos por detener la hemorragia interna fracasaron, y Heinz Jercha
falleció antes de que llegara la ayuda de médicos expertos."
Noviembre
de 1989...
“Entre
la una y las dos de la madrugada, enjambres humanos procedentes de
ambos lados de la frontera se abrieron paso a través del muro en la
puerta de Brandemburgo. Había quienes, sin hacer caso del frío de
noviembre, iban en bata y pijama. Miles de personas se deleitaban con
la sensación de pasear por la cercana Pariser Platz -donde estaba la
hilera de las embajadas-, una elegante zona de la ciudad cerrada
treinta años atrás con alambradas, bloques de cemento y trampas
antitanque, convertida por decreto del Estado en una letal tierra de
nadie. La gente escalaba hasta lo alto del muro y allí bailaba y
gritaba con todas sus fuerzas, de alegría, de éxtasis y de
liberación.”
Historia
apasionante de un trozo de la historia de la Guerra Fría que
conviene recordar tanto como homenaje a una ciudad y sus habitantes
como para recordarnos que por altos y fuertes que se hagan los muros
que acotan la libertad de la ciudadanía, tarde o temprano terminan
derrumbados y convertidos sus trozos en reliquias o recuerdos. Ideal
para amantes de la historia en lectura de vigilias hospitalarias,
vacacionales o simplemente por amor a la lectura. Poco aconsejable
para la suegra que podría darle ideas peregrinas y ponernos de
albañiles para de paso arreglar el fregadero y el plato de la
ducha...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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