Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro:
Las Guerras Apaches – Cochise,
Jerónimo y los últimos indios libres
Autor:
David Roberts Editorial:
Edhasa Traducción:
Ignacio Alonso Blanco Edición:
julio de 2005
Suele
tacharse la Conquista española de sangrienta, mezquina y
esclavizadora, pero suele obviarse los mismo de otras naciones como
es el caso de los últimos habitantes salvajes
y nativos de
Norteamérica a los que la expansión de una joven nación empujó a
la guerra primero, al pillaje después y por último ser tratados
como prisioneros de guerra y encerrados dentro de reservas que la
mayoría de las veces eran inhabitables por la falta de recursos
agrícolas, de caza y los abusos de los encargados de velar por su
bienestar en las mismas...
Una historia alejada de las imágenes icónicas que nos
habla de un pueblo llevado al desarraigo y que siempre que dialogaron
llegando a tratar acuerdos con militares y el Gran padre Blanco
siempre fueron estafados unas veces por codicia y otras por la
aplastante realidad de que cada muerto apache no tenía sustituto
mientras que los soldados parecían inagotables gracias a los
reemplazos de los caídos por tropas de refresco.
David Roberts, nacido en Denver (Colorado) y graduado en
la Universidad de Harvard, es autor de siete libros y colabora en
diversas publicaciones...
Solapa parca en datos pero supongo que buceando por
Internet encontréis más datos, yo sin más preámbulo que os
inciten a su lectura:
Un incidente que empezó una guerra...
"De
pronto, el tono del mozalbete embutido en un uniforme azul oscuro se
volvió acusador y le exhortó a que devolviese el ganado que había
robado y también el niño de doce años que había secuestrado.
Cochise le contestó que no sabía de qué le estaba hablando, pero
se ofreció a averiguar quiénes fueron los autores de tales
fechorías y a negociar tanto la devolución del niño como la del
ganado. De nada sirvieron las propuestas del jefe indio, Bascom ya se
veía coronado de laureles y le dijo que tanto él como sus
familiares estaban arrestados hasta que no se recuperasen las
propiedades robadas. La tienda del alférez estaba rodeada de
soldados como parte del plan.“ La
reacción de Cochise fue instantánea. Sacó un cuchillo que llevaba
oculto y, con el mismo movimiento, rasgó la lona de la tienda,
lanzándose al exterior. Los asustados casacas azules hicieron fuego.
Alrededor de cincuenta cartuchos atravesaron el gélido aire de
febrero mientras Cochise desaparecía con presteza entre los
matorrales que crecían en la colina situada inmediatamente detrás
del campamento. Cuando el humo de la pólvora comenzó a disiparse,
los soldados lo vieron huir herido en una pierna, pero ninguno de
ellos lo persiguió. Cochise había huido tan rápido que cuando
alcanzó la cumbre de la colina todavía tenía en la mano su taza de
café.”
Victorio y leyenda negra de los soldados mexicanos...
"El
gobernador de Chihuahua eligió a su primo, Joaquín Terrazas, para
organizar un cuerpo mixto de soldados y voluntarios civiles mexicanos
con el fin de dar caza a Victorio. También ofreció una recompensa
por cada cabellera apache, y un premio de dos mil pesos (una fortuna
en aquella época) por Victorio, vivo o muerto. A menudo ha existido
tendencia a denigrar a los militares mexicanos , y no sólo los
historiadores estadounidenses, sino también los propios apaches
hicieron comentarios mordaces acerca de la supuesta cobardía e
incompetencia de los soldados del sur de la frontera. Pero México
tuvo grandes luchadores contra los indios, y Joaquín Terrazas fue
uno de los mejores. Después
de haber pasado un mes registrando las ciudades de Chihuahua para
reclutar
combatientes, Joaquín Terrazas contaba con trescientos
cincuenta hombres bajo sus órdenes. Más tarde enviaría de vuelta a
los noventa menos comprometidos con la causa, obteniendo así una
disciplinada fuerza de doscientos sesenta hombres. Entre ellos se
encontraba un número de indios tarahumara, excelentes atletas y
enemigos de los apaches que vivían al norte de su territorio. A
diferencia de las tropas estadounidenses, a las que Victorio les
había hecho sudar la gota gorda, valga la expresión coloquial, las
tropas mexicanas estaban frescas, bien alimentadas y mejor armadas.”
Crook, el azote de los apaches y su acérrimo
defensor...
"Al
igual que la mayoría de los pensadores estadounidenses de la época,
Crook creía que los apaches, y todos los demás indios, debían
asimilar el modelo social blanco. Y era muy optimista respecto a que
lo lograsen. En `The apache problem´ expresa claramente su
satisfacción por los avanzados progresos de los primeros moradores
de la reserva al convertirse en granjeros, capitalistas (ganaban un
centavo por cada libra, 450g, de heno que cosechasen), incluso
estudiosos. `Está cambiando tanto por dentro como por fuera´,
escribió refiriéndose al pueblo chiricaua. En una fecha tan lejana
como 1885, George Crook lucharía para que se extendiese el derecho a
voto al pueblo apache.“ Como
culmen de la inmersión en el sistema, y del mismo modo que hicieron
Howard y Clum antes que él, Crook reunió un grupo de apaches para
enviarlos al Este de la nación e impresionarlos con el poder de la
civilización blanca. El general tuvo dificultades para encontrar
voluntarios, pues la mayor parte de los chiricaua creían que Taza
había muerto envenenado en Washington en el año 1876. Finalmente,
unos diez apaches viajaron a la ciudad de Nueva York y a Washington
en compañía de un oficial.”
Némesis...
"La
malaria, la tuberculosis y la malnutrición se cobraron un alto peaje
entre los chiricahua. Al final de 1889 el general Howard, que, como
Crook, se había convertido en un defensor de los apaches, envió a
su hijo a evaluar las condiciones de vida actuales. Simplemente con
las estadísticas se podía contar la historia. En poco más de tres
años de vida en el Este de Estados Unidos, habían muerto ciento
diecinueve chiricahua, casi la cuarta parte del número total de los
trasladados en 1886 desde Arizona hasta Florida en vagones de tren
sellados.“ El
joven Howard reconoció que solamente con la enfermedad no se
explicaba tan alto
índice de defunción. Su informe habla con
sencilla elocuencia de padres `consternados´ por la muerte de sus
hijos y de `depresión´ y `sentimientos de desesperanza´ omnipresentes
entre los apaches de Alabama. Howard insta a que se les conceda a los
chiricahua una reserva de su propiedad con urgencia, y que se
establezcan en ella el día 1 de marzo de 1890. `Otro año de retraso
puede ser criminal´, concluye el joven oficial. Washington tardaría
cuatro años en responder.”
Libro apasionante de una apasionante estirpe de nativos
americanos que fueron los últimos en claudicar y que vieron
desaparecer su mundo, sus lugares sagrados e incluso su dignidad, no
muy diferente a lo ocurrido en otras partes del mundo en otras eras,
pero que sirve para recordarnos que la pluralidad de la humanidad es
lo que hace único al ser humano aunque muchas veces nos aniquilemos
unos a otros en base a la superioridad racial, política, social y
religiosa...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido Salt Lake City, Utah Director Editorial: Perry Morton Jr. IV http://theadversiterchronicle.org/
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