Con la
colaboración de Mars El Grouchu
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle
SUPERVIVIENTES 2014:
¡CONCURSAR, CONCURSAR, MALDITOS!
¿Recuerdan
ustedes aquella película protagonizada por Jane Fonda y Gig Young,
dirigida por Sidney Pollack? Esa donde los daños colaterales humanos
de la crisis económica de 1929 trataban de sobrevivir en concursos
de bailes non stop (que
dirían ahora) donde soportaban el martirio de aguantar bailando por
un bocado caliente y una cama donde descansar...
Cuando me encargaron ocuparme de el seguimiento de este
concurso televisivo, varios miembros de la redacción me recomendaron
que fuese abierto de miras y he de reconocer que no les falta razón.
Tras poco más de una semana de concurso, puedo afirmar
y afirmo, que lo más emocionante, deleitante hasta un punto de vista
orgásmico, de primigenie depredadora, de sadismo refinado y servido
en bandeja ante la pantalla del televisor, es hacerles pasar hambre y
darles dos minutos al equipo ganador de la pachangada de prueba de
turno para devorar una tarta...
La recompensa era breve en tiempo, pero era tal el gozo
televidente, dibujándose en mi cara una mueca de gritar animándoles
a comportarse como animales cochiqueros en una boda real que
comprendí que el trabajo me estaba afectando.
Y es que de los concursantes, daños colaterales, salvo
honrosas excepciones, todos ellos y ellas pertenecen a esa nueva
clase social que son los televisivos protagonistas de concursos u
programas. En el primer grupo, concursantes, vemos cuerpos moldeados,
casi amaneramiento en su sensibilidad de macho alfa, de tribal y casi
de ese mariconeo que se da en heterosexuales cuando un grupo de
hombres pasan mucho tiempo aislados y sin presencia femenina...
Porque mujeres haberlas haylas, de hermosos cuerpos, de
pechamen que quita el hipo y curvas estimulantes, lo malo es que son
carne televisiva también y se ven comportamientos pijos de mentes
casi infantiloídes atrapadas en un cuerpo en plena capacidad
operativa para la cópula.
No es culpa de ellos y ellas, somos culpables todos y
todas por dejar que nos lobotomicen con unos programas basados en ver
la miseria ajena, el dolor ajeno, la envidiable alegría ajena y
enajenarnos finalmente cayendo enganchados en las redes televisivas
que nos atrapan y evita pensar en cosas realmente más serias e
importantes que ver una manada humana caer en la denigración por
falta de víveres.
El concurso es chorras total: se coge gente normalita y
relativamente famosa y popular para que se vayan a una isla desierta
salvo por ellos mismos, los cámaras, ayudantes de cámaras,
regidores, electricistas y técnicos, personal indígena para el
transporte, urgencias y poca más presencia humana, imposible
soportar el aislamiento que ha provocado ya abandonos y lesiones
cardíacas y costillares.
Pero
en realidad la intríngulis del programa es que pasen hambre,
agotarles la paciencia gastronómica con la ansiedad de ver cerca la
recompensa y perderla en un instante. Se montan unos dramones de tres
pares de cojones: lloros, lamentos, broncas, insultos, falta de
respeto y demás toboganes anímicos que provoca el hambre en
personas acostumbradas a que pasar hambre sea comer un yogur porque
no queda frambuesa...
Por lo demás no deja de ser otro programa de
convivencia que si no te entregas desde el primer segundo termina
cansando no tanto por el formato como por la zangolotinería que se
ve, las insustancialidades que se escuchan de sus labios y lo banal
de su compañerismo y espíritu competitivo.
En definitiva que es una buena mierda televisiva donde
vemos bailar al son del hambre a una serie de personajes y
personajillos que al final son humanos, les pueden las adversidades
menos adversas y están ahí para nuestro deleite de ver a seres
humanos comer como cerdos, pelearse por un pescado que es pecado por
su pírrico tamaño y donde los espectadores disfrutan con la
hambruna ajena...
¡Igualico, igualico que en la película, oiga!The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
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