The Adversiter Chronicle

jueves, 14 de febrero de 2013

"Del derecho pero al revés", por P. Gargajo Bilioso


Una sección de Palomino Gargajo Bilioso en exclusiva para
The Adversiter Chronicle

Terrorismo bancario

El mayor error de la administración de Zapatero fue no tener la consciencia a la luz de los indicadores económicos de prever lo que se ha convertido ya en un acto de terrorismo por parte de la banca y el capital que la sustenta.

Posiblemente el presidente fuera mal asesorado, aunque los parámetros desde 2006 indicaban ya datos que analizados convenientemente podrían haber variado la política española y la gestión de recursos que sin evitar estas zozobras en el mar de la crisis económica si hubieran permitido evitar que la banca cometa asesinatos como está haciendo en algún punto de España en estos momentos…

España es un país que por alguna extraña razón necesita su sacrificio de sangre en el altar de la ciudadanía cada cierto tiempo.

La democracia nos permite apreciar los matices del conjunto etnográfico, vaivenes de la historia que visten ropajes distintos en cada era. Al final del régimen franquista la democracia sufrió hasta ayer, pero latente hasta mañana, el envite asesino del terrorismo de ETA, un terrorismo camuflado de inquietud ciudadana que no dudaba en matar a la propia ciudadanía.

La banca, el gran capital, es tan terrorista en estos momentos de 2013 como ETA.

No se trata de un discurso revolucionario tal afirmación. En estos momentos, un compatriota está leyendo una orden de desahucio. Hay varias alternativas en ese momento y una única solución viable. La banca es terrorista y asesina de la ciudadanía porque la solución es negada y las alternativas son pocas debido a esta crisis que ya afecta a las clases previas a la clase alta media.

 Cuando llega una carta de desahucio, normalmente se busca la manera de buscar un sitio donde poder dormir y tratar de salvar lo que se pueda. El problema es que ese compatriota tiene el grave obstáculo de que su entorno, familiar, de amistad e incluso laboral, está tan jodido como él.

Se ha llegado al punto de que ser pensionista ha colocado a los mismos en el motor de sustento de sus allegados en edad laboral. Así, el desahucio se convierte en un factor de estrés, un cúmulo de pensamientos que hace de nuestro compatriota un pelele inducido, un macabro perro de Pavlov que debe seguir bregando día a día con la mierda diaria y una espada de Damocles sobre su cuello.

Ese compatriota ya es candidato a morir, a quitarse su vida dejando atrás a sus seres amados, a su mundo mientras se ve desamparado por el sistema, abandonado por sus representantes políticos y la vergüenza y sensación de derrota a toque de degüello por haber dejado de ser rentable al capital.

A los bancos.

 

La revolución, como hecho aunque no tanto como de concepto, nace de la ira de la indignación. El culto al consumo avalado por la banca y sus créditos al mismo a rédito ha terminado con nuestra dignidad al igual que el agua de fuego arrebató el alma de los nativos norte americanos. Aquí no se buscaba una hegemonía de una cultura sobre otra, se buscó y encontró la manera el capital de convertirnos en deudores. Nos echan la culpa con argumentos tipo fuimos manirrotos, fuimos egoístas ciegos de afán de gastar lo que no teníamos, fuimos culpables de querer consumir ahora pagando pasado mañana…

 La banca nos dijo que no había problemas para consumir a crédito en el ahora porque mañana era un día de prosperidad y podríamos gastar pasado mañana y pagar en el futuro ahora.

La solución es sencilla: renegociar la deuda.

 
Un equipo de algo profesional, un empresario torpe pero de buena familia, un choricillo aquí y un choricillo allá, consiguen no sólo renegociar sino además nuevo crédito.

Al compatriota de la carta de desahucio ni siquiera le reciben una vez iniciado el trámite. Le hablan voces desconocidas en tono pseudo masoquista apremiándole a pagar y reprochando su falta de seriedad…

No pedían biografía para dar crédito al consumo ni la piden para inducirte al terror. Da igual que el compatriota tenga una vida laboral larga para su edad, que esté educando a sus hijos o que su mujer esté enferma. Sólo es un frio número en un expediente y una anotación en un extracto de la cuenta en el banco.

La banca no se mancha los dedos de sangre, la ampara la ley, el estado de derecho y las fuerzas del estado encargadas de hacer cumplir la ley. Es una máquina de exterminio perfecta, un procesamiento del número de expediente sin verdugos porque logran que el compatriota sea su propio verdugo.

En muchos casos, el compatriota es una persona de pocos recursos intelectuales que lucha por mejorar su estatus y dar a su familia lo que no tuvo. No todos los compatriotas tienen estudios universitarios, son personas ya en la cuarentena, trabajadores y personas honradas que se tragaron la propaganda consumista y su odalisca en promesa de estabilidad laboral y de dinero para el consumo, de invertir en tu propia empresa que era un naipe en un castillo de papel cuando en el horizonte una extraña nube se acercaba tapando el sol de la prosperidad, la nube del incendio de la mayor estafa por miembros del capital al corazón mismo del capitalismo: robarse a sí mismo.

 

Cortinas de humo en forma de escándalos, crisis políticas indirectas por chorizos de influencia directa y tensiones territoriales, nos hacen olvidar mirar los hechos y señalar a los culpables. Europa y Occidente aún no tienen recambio en el capital mundial. Aunque ya son realidad grupos mundiales de consumo en zonas geopolíticas, no disponen de la riqueza que Europa y Occidente llevan acumulando siglos basada en la superioridad militar, enarbolar la bandera de la democracia y la unificación a nivel cultural general.

Pero la ciudadanía europea no puede permitir que tras la Guerra Fría todo haya sido un espejismo porque era real. Fueron años de vacas gordas donde nunca señalamos con la contundencia necesaria los defectos del sistema.

Era previsible y evidente en la letra pequeña de los contratos de productos bancarios a nivel de ciudadano normal que la banca además de explotadora era usurera.

¿Hay mayor acto de sadismo que endeudarte en base a tu sueldo en contrato temporal o a fin de producción y cuando no hay trabajo exigirte no sólo tu casa sino que sigas pagando una vez desahuciado?

¿No es tal sutileza que hace parecer al nazismo un aprendiz?

 

Es hora de que el Gobierno pare estos crímenes, pare estas injusticias bajo firma en contrato y que la ley sea reformada.

Está muy bien jugar con reglas, pero esto es ser violado, trabajar de puta, vivir como esclavo y además pagar a tu torturador.

Está muriendo gente, personas, porque la banca se niega a renegociar y exige seguir pagando lo ya arrebatado.

Si esto sigue así, llegará un momento en que o la ciudadanía hace insumisión o la banca sencillamente seguirá matando.

El periodo de crisis no ha pasado, los instrumentos de navegación indican que vamos en rumbo pero desconocemos la latitud y no se atisba sol despejado en el horizonte aunque sabemos que está allí. Esa fuerza humana que es colectiva, de agarrarnos a la esperanza y saber que hay algo, que hay un fin a esta etapa de crisis…

Pero no podemos permitir por más tiempo el terrorismo bancario.

 Ahora, en algún lugar de España, una familia recibe una carta de desahucio y en algún otro lugar de España un compatriota con la misma carta en sus manos agota los argumentos que le impiden suicidarse…
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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