The Adversiter Chronicle

viernes, 22 de febrero de 2013

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: Corazón de Ángel
Autor: William Hjortsberg
Editorial: Círculo de Lectores, S. A.
Traducción: Eduardo Goligorsky
Año de Edición: 1989

 

Para quienes son lectores y amantes del cine, suele ser un dilema elegir el libro en que supuestamente se basa el guión de la película. Hay ejemplos de películas que te incitan a descubrir el libro en que se basan pero a veces surge la decepción ya que se edita el libro tras el éxito de la película y resulta que en vez de un relato o novela encontramos un guión literaturalizado. Un ejemplo de esto último sería Tiburón, película ya mítica y al que vorazmente me acerqué siendo adolescente y me sentí ultrajado por la decepción: era un guión burdamente enlazado para darle consistencia de novela y camuflar el guión.

Un ejemplo contrario sería L.A. Confidencial, deliciosa película que te hace descubrir la novela original y engancharte al universo del loco del James Ellroy.

 Os preguntareis qué cojones hago enrollándome así, pero es que el título del libro, mal traducido del inglés por cierto pero seguramente porque la edición en español es posterior al título cinematográfico, os sonará por aquella peli del Alan Parker donde salía el entonces estrella del Mickey Rourke y la que hacía de hija del inefable Bill Cosby en su show televisivo…

¡Exacto!, aquel bomboncito que por enseñar tetas en la peli basada en el libro que tratamos hoy,  la echaron del show y aunque no se ha vuelto a saber de ella puede que os pase como a nosotros en la redacción que no recordamos su nombre pero sí su cuerpo en la tórrida escena, y escandalosa para los 80´s, donde se cepilla al Rourke…

 

Del autor trasladaros como siempre los datos de la contraportada:

Nacido en Nueva York en 1941, ha escrito artículos para muchas revistas de primera línea como Playboy, Look o Squire y creó el guión de la película Legend. Como novelista tiene varios títulos en su haber y en 1978 publica éste mereciendo los máximos elogios por parte de la opinión pública y de periódicos de la talla del Washington Post  y el New York Times.

 
Lo cierto es que hay ligeras variaciones respecto a la versión cinematográfica ya que la acción transcurre en la ciudad de los rascacielos mientras que Parker prefirió trasladar la trama vudú a la América profunda, la América USA digo.
Quien haya visto la película disfrutará de la novela y quinees se asomen a ella por primera vez tienen la ocasión de degustar una buena versión en la pantalla.

Os dejo como es habitual breves pasajes del libro:

 

Un nuevo caso para un huele braguetas…

“El edificio del número 666 de la Quinta Avenida era el producto de un connubio desgraciado entre el estilo internacional y nuestra tecnología aerodinámica autóctona. Lo habían construido dos años atrás entre las calles 52 y 53: cientos de miles de metros cuadrados de oficinas revestidas con paneles de aluminio repujado. Parecía un rallador de queso de cuarenta plantas. En el vestíbulo había una cascada, pero no parecía mejorar las cosas.

Subí al último piso en un ascensor rápido, acepté el número que me entregó la chica del guardarropas, y admiré el paisaje mientras el maître me estudiaba como si fuera un inspector veterinario de Sanidad a la hora de clasificar una ternera. Encontró el nombre de Cyphre en el libro de reservas, pero ello no bastó para convertirnos precisamente en camaradas. Lo seguí entre un amable murmullo de ejecutivos hasta una mesita contigua a una ventana.

Allí estaba sentado, con su traje de confección azul, a rayas finas, y con un botón de rosa en la solapa, un hombre entre los cuarenta y cinco y los sesenta años. Su cabello, muy estirado hacia atrás sobre una frente alta, era negro y abundante, pero su perilla cuadrangular y su bigote puntiagudo eran blancos como el armiño. Tenía la tez bronceada, era elegante, y sus ojos lucían un lejano y etéreo color azul. Sobre su corbata de seda marrón refulgía una pequeña estrella invertida de oro.

-Soy Harry Ángel –me presenté, cuando el maître separó mi silla de la mesa-. Un abogado llamado Winesap me dijo que usted quería hablarme de algo.

-Me gustan las personas que van al grano. ¿Qué bebe?

Pedí un manhattan doble, sin hielo. Cyphre dio un golpecito en el vaso con un dedo pulcramente cuidado, y pidió también lo mismo. Era fácil imaginar esas manos mimadas empuñando un látigo. Nerón debió de tenerlas parecidas. Y Jack el Destripador. Manos de emperadores y asesinos. Lánguidas y sin embargo letales, con dedos crueles y finos, perfectos instrumentos de iniquidad.”

 

New York…

“El edificio Brill estaba en la intersección de la calle 49 y Broadway. En camino hacia allí desde la calle 43, traté de recordar el aspecto que tenía el Times Square la noche en que lo vi por primera vez. Habían cambiado muchas cosas. Era la víspera del Año Nuevo de 1943. Se había esfumado todo un año de mi vida. Yo acababa de salir de un hospital del ejército con una cara flamante y nada más que calderilla en los bolsillos. Esa tarde alguien me había robado la billetera, llevándose todos mis bienes: el carnet de conducir, la documentación de la baja del ejército, las placas de identificación militar. Todo. Atrapado en medio de la multitud y rodeado por la pirotecnia eléctrica de los anuncios, sentía que mi pasado quedaba atrás como el pellejo abandonado de una serpiente que acaba de cambiar de piel. No tenía documentos de identidad, ni dinero, ni domicilio, y sólo sabía que marchaba calle abajo.

Necesité una hora para trasladarme desde el Palace Theatre hasta el centro del Square, entre el Astor y Bond Clothes, emporio del  <<traje con dos pantalones>>. Me aposté allí a medianoche y miré cómo la bola dorada caía sobre la cúspide del Times Tower, un mojón al que no llegué hasta una hora más tarde. Fue entonces cuando vi las luces encendidas en la oficina de Crosssroads y cedí a un impulso que me llevó hasta Ernie Cavalero y una profesión que no abandoné nunca.

En aquellos tiempos, un par de colosales estatuas desnudas, una masculina y otra femenina, flanqueaban la cascada de cien metros de largo que se precipitaba sobre el tejado de Bond Clothes. Ahora, dos gigantescas botellas gemelas de Pepsi se alzaban en su lugar. Me pregunté si las figuras de yeso seguirían allí, encerradas en las botellas de metal laminado, como orugas adormecidas en el seno de sus cristales.

Frente al edificio Brill, un vagabundo vestido con un raído capote militar se paseaba de un lado a otro, mascullando <<basura, basura>> a todos los que entraban. Estudié el tablero instalado en el fondo del angosto vestíbulo en T y descubrí a Warren Wagner Associates, rodeado de docenas de promotores de canciones, empresarios de boxeo y escurridizos editores de partituras. El ascensor chirriante me llevó al octavo piso y exploré un oscuro pasillo hasta encontrar la oficina. Estaba en un ángulo del edificio y semejaba una conejera con sus varios cubículos y las puertas que los comunicaban.”

 
Y lo dejo aquí porque al igual que una buena película, a una buena novela negra y de terror, hay que descubrirla y no destriparla aunque en estos tiempos de corrupciones que salen a la luz, corruptos que tratan de que no les dé la luz y corruptelas inducidas por la banca a nuestra ética siempre viene bien ver cómo se compra un alma…

 Libro ideal para regalar a la suegra, justos practicantes de religiones para asumir sus injusticias e ideal para turnos de noche en sitios solitarios. Sí recomendaros que la descubráis tanto en su versión cinematográfica como en el libro porque no defraudan ni una  ni otra.


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/






 
 

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