The Adversiter Chronicle

miércoles, 2 de octubre de 2024

"COMPOSTURA DEL POSTUREO", por Alí Kate

 CUANDO EL PARAGUAS SE ROMPE POR EL VIENTO UN DÍA DE LLUVIA

Hoy abordaré una compostura del postureo más propia de peatones que de personas motorizadas en sus desplazamientos, aunque al menos una vez en la vida nos sucede a todas y todos. Me refiero a cuando un día lluvioso nos obliga a tener que portar paraguas en nuestro desplazamiento de turno en el coche de San Fernando. Por lo general suelen ser días lluviosos que comienzan sin viento y que de repente se levanta una ráfaga de aire que se transforma en viento y hace que nuestro paraguas se abra hacia arriba torciendo varillas y desencuadernando la tela de las mismas, quedando una especie de parabólica cutre. La compostura del postureo surge porque siempre azora este imprevisto con el paraguas con otros peatones de testigos que encuentran unos instantes de chanza a costa del prójimo que somos nosotros. Surge de forma innata una compostura del postureo donde nos enzarzamos en intentar devolver a la normalidad el paraguas, con el viento en pleno auge y una lluvia persitente y casi agresiva que nos pone pingando y aumenta el cachondeo de los transeúntes testigos de nuestra desgracia, con esa sorna de quien ha pasado antes por el suplicio y ahora se descojona observando nuestros vanos intentos. Si la cosa sucede en medio de un paso de peatones con semáforo, seremos un divertimento para conductores. La compostura del postureo de asumir al instante la muerte clínica del paraguas y seguir caminando es la que pasa más desapercibida a testigos oculares que entre la pertinaz lluvia y el constante viento no tienen tiempo a pararse a ver el espectáculo ya que no hay. Las composturas del postureo de soltar cagamentos y diatribas con gesticulación de brazos, azotar el paraguas contra el duro asfalto, ponerse a maldecir en voz alta o cualquier otra compostura del postureo similar sólo es dar carnaza a los guasones transeúntes y motorizados que nos observan, parando pese a la inclemencia del tiempo a echar unas risas a nuestra costa. Lo mejor es adquirir un buen paraguas de calidad, un paraguas no deja de ser una inversión, y si se levanta viento y es posible buscar un buen soportal donde guarecernos de la lluvia, llamar un taxi e incluso a un familiar, pariente o allegado. No es agradable ser divertimento ajeno en plena desgracia y composturas del postureo que no sea asumirlo con naturalidad y dando por perdido el paraguas sólo provocarán un espectáculo callejero a nuestra costa y encima gratis.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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