The Adversiter Chronicle

jueves, 18 de abril de 2024

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Catequesis

El primer cambio trascendental en mi universo infantil fue sin duda alguna preparar la primera la primera comunión. Creo que comenzó por estas fechas ya que las comuniones se celebraban en mayo y supuso alterar mi rutina de los sábados por la tarde, perderme la película y tener que asistir a catequesis. El local parroquial donde se impartía la catequesis estaba anexo a la iglesia y lo recuerdo como una estancia rectangular donde había filas de bancos donde nos sentábamos y unas chicas jóvenes, adolescentes, nos hacían leer el Catecismo que tenía las tapas naranjas y un montón de preguntas con sus correspondientes respuestas que había que memorizar durante la semana para el siguiente sábado en que nos preguntaban. La iglesia, la catequesis y el Catecismo me sonaban extraños, no miedoso como es lo desconocido, pero me sentía ajeno. Cuando leí la primera pregunta de ¿quién es Dios?, y la respuesta Dios es el creador y señor de todas las cosas, mi interés por la religión tocó fondo. Rezaba y creí como cree y reza un niño, con inocencia y esa extraña fe infantil ante lo desconocido explicado, pero aquellas respuestas y preguntas me desencantaron y la iglesia y la catequesis pasaron como un trago que hay que tomar. Recuerdo que escuchaba a la catequista pero mi mente se evadía en otros pensamientos y si bien logré memorizar todas aquellas preguntas y respuestas, se olvidaron tan rápido como rápido las memorizaba. Otro recuerdo nítido es el del sábado antes del domingo de comuniones donde nos hicieron ir a confesar nuestros pecados, lo cual me creó un pequeño conflicto metafísico porque no me sentía culpable de algún pecado, al menos ninguno de los que venían en el Catecismo. El confesionario era una cosa nueva y me arrodillé más intrigado que temeroso, algo dije que no recuerdo y algo me mandó el sacerdote como penitencia que no debió de ser algo tremendo porque tampoco guardo memoria, algún rezo supongo. El colofón fue que llegué tarde a la ceremonia, algo falló en el despertador que hizo que en casa no nos levantáramos a la hora prevista. Cuando llegué, los niños y niñas compañeros de primera comunión ya estaban sentados y el oficio comenzado aunque es imborrable la mirada que me echó el cura de reprobación. Al final recibí el sacramento y todo salió bien, es verdad que seguía creyente y seguí sin ir a misa de domingo aunque alguna tocaba con el colegio. Sin embargo aquella ceremonia que formaba parte de la rutina vital sí me hizo buscar a Dios aunque no de forma doctrinaria y cerril que era un poco como la enseñaban en la catequesis, no dudo de la buena voluntad de las catequistas, pero pensaba infantilmente que tenía que ser otra cosa que aquellas preguntas y respuestas, cerradas y sin debate o explicación que afortunadamente sí había en el colegio. Ahora parece que no se lleva tanto el ritual de hacer la primera comunión y muchos progenitores prefieren dejar esa opción para cuando el niño o niña tenga más entendederas. En aquellos tiempos no había opción y era casi una obligación hacer la primera comunión y, como toda cosa obligada, ni era ilusionante ni convincente. La iglesia sigue en pie pero el local ya no existe, ahora es un edificio que alberga residencia sacerdotal y siempre que paso por la zona me viene el recuerdo de aquellos sábados donde me perdía la película para ir a catequesis. Tal vez sea el paso del tiempo y envejecer, pero es un buen recuerdo de un tiempo pasado y que fue el inicio del fin de la inocencia infantil...
Antón Rendueles

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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