Ya sé que desde un punto
de vista astronómico y de calendario hace ya unos días que estamos
en primavera, pero en mi demente percepción son las margaritas
quienes me dicen que ya es primavera. Ignoro la causa, y tampoco
quiero salir de mi ignorancia para no estropear el momento, de que la
visión de las margaritas me haya insuflado un no sé qué de ánimo
optimista, alegre y jaranero a lo que contribuye una mañana
soleada...
Algunas zonas del valle
parecen alfombradas por las flores y en otras sólo asoman unas
cuantas dejando espacio para la hierba. Trato de calcular cuántas
hay, tonto ejercicio sin solución, pero es hermoso contar
margaritas, es hermosa la mañana y es hermosa hoy la primavera que
atrae a la memoria rostro de mujer...
Noto la fatiga de otra
Semana Santa que parece tener de santa sólo el nombre, sin
procesiones y capirotes, sólo la nueva normalidad salpicada de días
festivos...
Pero hay margaritas y
deshojo sus pétalos en la imaginación planteando la pregunta típica
de me quiere, no me quiere...
Mas siempre me sale me
contagio, no me contagio.
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