Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Adolfo
Suárez
-Ambición y destino-
Autor:
Gregorio MoránEditorial: DEBATE
Edición: Mayo de 2009
La propuesta de hoy es una biografía política sin
concesiones y casi sin piedad, la política no conoce de piedad, de
quien fuera presidente del gobierno en España en La Transición,
Adolfo Suárez. Elegido por el sistema franquista en su último acto
tras la muerte del dictador, resultó ser un político que siempre
tuvo la ambición del poder de llegar a ministro, logró ser
presidente de gobierno tras una carrera política dentro del
franquismo donde a sus humildes orígenes, una carrera que no ejercía
pero le daba ser titulado, don de gentes y actor del arte de la
diplomacia mediante atenciones y detalles, logró hacerse un hueco en
el sistema, cultivar la cercanía al futuro Rey y hasta creó un
partido político a su medida aunque no supo ver que su etapa había
finalizado sin renunciar nunca en volver a ser parte integrante de la
política.
El autor no oculta su tirria al sistema de hacer
política y al personaje político. Un estilo ágil y plagado de
socarronería con dosis de ironía que supone un fascinante viaje a
las entretelas del sistema franquista, las luchas internas, el
clientelismo, el choque entre los camisas viejas veteranos de la
Guerra Civil y la cada vez mayor influencia del Opus Dei; de los
matrimonios que propiciaban padrinazgos políticos y donde los
apellidos de la época nos siguen sonando familiares en la clase
política actual. Por otra parte, es la ambición llevada a la política
de un auténtico animal político que era Adolfo Suárez, pero nunca
el autor hace juicios de valor sobre la persona, se nos propone una
mirada microscópica al político y a su tiempo, un tiempo de nacidos
en la dictadura y parte del sistema franquista que buscaron renovar
el mismo y a la muerte del dictador capitanearon el paso a la
democracia. Un tiempo que la nueva ultraizquierda cuestiona, La
Transición, pero que gracias al relato se nos muestra como una época
de incertidumbre y planes que no siempre salieron según lo planeado
pero que al final logró instaurar la democracia...
Gregorio Morán nació en Oviedo en 1947. Militante del
PCE durante el franquismo, en los años ochenta y noventa destacó
con varios libros imprescindibles sobre el presente político de
España. Columnista desde hace más de veinte años.
Datos sacados de la contraportada y sin más verborrea,
unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:
Muere el dictador Francisco Franco...
“Un
par de semanas más y hubiera cumplido ochenta y tres años. Ninguno
de los suyos estaba hecho a la idea de que algún día, por muy
lejano que fuera, tenía que morirse. Se demoró tanto en morir, que
los españoles que le adoraban se habían acostumbrado a ser
gobernados por una momia, y los españoles que le odiaban habían
agotado todos los recursos en la espera de festejarlo. España entera
mantuvo el aliento contenido durante varios días esperando a ver qué
pasaba. El tiempo es el que debía confirmar si estaba muerto, o se
trataba de una añagaza. Lógico, no había precedentes de una
dictadura de cuarenta años y tampoco había experiencia en cómo
sobrevivir a algo así.”
Buscando un candidato a presidir la Transición...
“8
de marzo de 1976
Torcuato
Fernández Miranda tenía conocimiento de la sugerencia de Adolfo al
Rey señalándole como el candidato más idóneo para sustituir a
Arias Salgado, y esperó a que Adolfo se la repitiera. Cuando lo
hizo, le espetó: `¿Y por qué no tú?´. Y Adolfo siguió hablando,
como si no se hubiera dado cuenta de las palabras del presidente de
las Cortes. No fue necesario más, porque esas cosas no se olvidan.
Ya había tomado nota, por algunos detalles evidentes, de que
empezaba a ser considerado `el candidato´, pero esta vez Torcuato,
sin comprometerse demasiado, le había tentado con la perspectiva de
un futuro presidencial. En sus apuntes dejó escrito Torcuato: `Su
reacción me impresionó, pues no dijo, ni por cortesía, <<Hombre,
no>>. Se calló, lo aceptó como posible y se hizo rápidamente
a la idea. Pero lo que me impresionó fue su mirada, como si en el
fondo de ella estallara el sueño de una ambición... En política la
ambición no es mala, y su influencia y poder sobre él eran
indudables.´”
Votando un candidato de la lista en el Consejo del
Reino...
“Las
últimas palabras las pronunció Girón de Velasco, zanjando los
escrúpulos de los consejeros, al pedir que sin necesidad de volver a
votar se señalara que los tres candidatos habían sacado quince
votos. Primo de Rivera había prestado una inestimable ayuda a
Torcuato y al Rey, votando a Álvarez de Miranda en vez de a Silva.
Tampoco puede pasar desapercibido la uniformidad de los siete
consejeros que debían su derecho al voto al lugar que ocupaban en la
estructura del Poder, es decir, los que dependían directamente del
Jefe del Estado. El presidente del Consejo del Reino manifestaría
meses después a sus amistades más cercanas que él no había votado
en ninguna de las pruebas. Esta afirmación niega la aritmética...
aunque todo es posible después de saber que la más importante
reunión del Consejo carece de acta. El secretario, Enrique de la
Mata Gorostiza, no la redactó.”
Ávila en los años cincuenta...
"Los
años puros y duros de España se vivieron en las provincias, no en
las grandes capitales. En Ávila, los cincuenta tienen un tinte
religioso, el espíritu de la Iglesia lo domina todo, desde el único
periódico hasta los baremos de la sociedad, sus fastos y sus pompas.
Los `Ecos de Sociedad´ de El Diario de Ávila incluyen, por encima
de bodas, bautizos y aniversarios, noticias como ésta: ' En el
Convento de Santo Domingo El Real de Madrid ha realizado su profesión
solemne, la que fue distinguida maestra nacional de esta provincia
Sor Asunción Gómez. Ofició el reverendo padre Antonio, O. P. y fue
apadrinada por su madre doña Elisa Cacho del Bosque y su hermano
Francisco, secretario general de los Colegios Veterinarios
españoles'. El anónimo redactor de la nota de aquel día 10 de mayo
de 1955 añade: ' Nuestra cordial felicitación'. La ciudad vive
hacia la Semana Santa; cada año se editan dos mil carteles murales y
diez mil programas para que ' el mundo conozca la Semana Santa de
Ávila'. La entrada triunfal del Cristo en Jerusalén es comunicada a
todas las escuelas para que los niños lleven, individual y
puntualmente, los ramos palmeros, que crearán el adecuado ambiente a
la procesión que el pueblo denomina ' de la borriquilla'.”
Haciendo méritos como secretario personal de Herrero
Tejedor...
“Para
los visitantes de provincias que pedían audiencia a Fernando Herrero
y les recibía un joven tan amable, el recuerdo de Adolfo es difícil
que no les quedara registrado. Todos señalan que se trataba de una
persona simpática y que destacaba por su predisposición a servir.
Tenía por costumbre saludar con un ' ¡A tus órdenes, jefe!' a todo
gobernador que asomara las narices por allí, pero también había
muchos funcionarios que tenían tan servicial costumbre. Adolfo,
cuando decía el '¡A tus órdenes, jefe!', levantaba el brazo
ligeramente, como solían hacerlo los hombres del Movimiento, con la
palma de la mano hacia afuera y el brazo apenas doblado a la altura
del pecho. El saludo fascista del brazo bien estirado, a la romana,
había ido corrompiéndose hasta convertirse en una flexión del
brazo derecho, muy parecida a la posición de los americanos en las
películas, cuando decían aquello de juro decir la verdad y nada más
que la verdad. Sólo que aquí no se juraba por tales vacuidades sino
por la revolución nacional-sindicalista, y luego por los Principios
del Movimiento.”
Director de RTVE...
"La
entrada de Adolfo Suárez en la Dirección de RTVE y la consiguiente
ascensión de algunos `técnicos´ en psicología de masas
vinculados al Opus Dei, como Francisco Ansón, llevó a la
elaboración de curiosísimas normas para todas las actividades
relacionadas con la censura. Así, por ejemplo, se redacta un breve
informe titulado `Anotaciones para los censores´, donde se precisa
con un estilo pretendidamente científico el carácter salvaje del
procedimiento. La Forma, correcta y limpia, sin concesiones gratuitas
al mal gusto o a los bajos instintos. El Efecto, en el espectador
normal, nunca puede ser nocivo. Según estos baremos operaban los
censores de Prado del Rey en la época de Adolfo Suárez como
director general.”
Nuevos tiempos tras la muerte del dictador...
“La
suerte esta vez no le había sonreído, y por las miradas que le
dirigían, notaba que todos pensaban lo mismo. De nuevo volvían a
repetir que su futuro político había terminado. Incluso algunos
iban más lejos ay a escondidas apuntaban ciertas características
del gafe. Luis Ángel de la Viuda, por ejemplo, uno de sus amigos más
cercanos, afirmaba a quien quisiera escucharle: `Se acabó la carrera
de Adolfo´. Resultaba obvio que carecían de confianza en él y en
su habilidad para buscar nuevos recursos que cubrieran el desamparo
en el que se encontraba. En el sistema de Franco, sin existir los
partidos, había sin embargo unas `familias´ que se arropaban, que
conspiraban juntas, que se mezclaban y se dividían sucesivamente,
pero que al final, gregariamente, volvían a reunirse y planificar
sus escaladas. Para cabalgar solo se necesitaban apoyos firmes de los
que aún carecía. El Príncipe Juan Carlos podía ser uno de ellos;
Fernández Miranda otro, complementario del anterior. De todos los
caminos a elegir, ése era el que parecía no sólo posible, sino
también el más rentable.”
Lectura recomendable con la exhumación reciente del
dictador, su momia, porque el autor logra, sin ocultar sus fobias al
personaje, pintar un fresco del sistema político del franquismo con
el fondo gris de la dictadura a través de la travesía política de
Adolfo Suárez, de una España sometida a censura y falta de
libertades siendo delicioso el apartado de la televisión recién
nacida en España y utilizada como control social, o las polémicas
entre los camisas azules y los tecnócratas, todo ello ya con el olor
a naftalina de lo que ya es historia aunque no se estudie en
beneficio de la histeria. Porque Adolfo Suárez fue un español de su
tiempo, audaz y ambicioso en sus objetivos así como apasionado y
consumado amante de la política. Era un caballo perdedor al que
nadie apostaba, siempre sumiso a la autoridad y elegido como hombre
de paja por su sin sustancia dentro del régimen pero apoyado por
quienes trazaban el nuevo rumbo de la nación española. Quizás
pensó que eran sus méritos, que los tuvo, lo que lograba el cambio
y puede que, quizás, siempre le vieron como sacrificable, como
político estadista de un solo uso, una herramienta para lograr un
objetivo. Sea como fuere, ha pasado a la Historia y logró el afecto
de una sociedad que ya ha cambiado y que parece olvidar palabras y
actos tales como consenso, bien común y talante dialogante.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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