The Adversiter Chronicle

sábado, 16 de noviembre de 2019

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: Adolfo Suárez
-Ambición y destino-
Autor: Gregorio Morán
Editorial: DEBATE
Edición: Mayo de 2009

La propuesta de hoy es una biografía política sin concesiones y casi sin piedad, la política no conoce de piedad, de quien fuera presidente del gobierno en España en La Transición, Adolfo Suárez. Elegido por el sistema franquista en su último acto tras la muerte del dictador, resultó ser un político que siempre tuvo la ambición del poder de llegar a ministro, logró ser presidente de gobierno tras una carrera política dentro del franquismo donde a sus humildes orígenes, una carrera que no ejercía pero le daba ser titulado, don de gentes y actor del arte de la diplomacia mediante atenciones y detalles, logró hacerse un hueco en el sistema, cultivar la cercanía al futuro Rey y hasta creó un partido político a su medida aunque no supo ver que su etapa había finalizado sin renunciar nunca en volver a ser parte integrante de la política.

El autor no oculta su tirria al sistema de hacer política y al personaje político. Un estilo ágil y plagado de socarronería con dosis de ironía que supone un fascinante viaje a las entretelas del sistema franquista, las luchas internas, el clientelismo, el choque entre los camisas viejas veteranos de la Guerra Civil y la cada vez mayor influencia del Opus Dei; de los matrimonios que propiciaban padrinazgos políticos y donde los apellidos de la época nos siguen sonando familiares en la clase política actual. Por otra parte, es la ambición llevada a la política de un auténtico animal político que era Adolfo Suárez, pero nunca el autor hace juicios de valor sobre la persona, se nos propone una mirada microscópica al político y a su tiempo, un tiempo de nacidos en la dictadura y parte del sistema franquista que buscaron renovar el mismo y a la muerte del dictador capitanearon el paso a la democracia. Un tiempo que la nueva ultraizquierda cuestiona, La Transición, pero que gracias al relato se nos muestra como una época de incertidumbre y planes que no siempre salieron según lo planeado pero que al final logró instaurar la democracia...

Gregorio Morán nació en Oviedo en 1947. Militante del PCE durante el franquismo, en los años ochenta y noventa destacó con varios libros imprescindibles sobre el presente político de España. Columnista desde hace más de veinte años.
Datos sacados de la contraportada y sin más verborrea, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Muere el dictador Francisco Franco...
Un par de semanas más y hubiera cumplido ochenta y tres años. Ninguno de los suyos estaba hecho a la idea de que algún día, por muy lejano que fuera, tenía que morirse. Se demoró tanto en morir, que los españoles que le adoraban se habían acostumbrado a ser gobernados por una momia, y los españoles que le odiaban habían agotado todos los recursos en la espera de festejarlo. España entera mantuvo el aliento contenido durante varios días esperando a ver qué pasaba. El tiempo es el que debía confirmar si estaba muerto, o se trataba de una añagaza. Lógico, no había precedentes de una dictadura de cuarenta años y tampoco había experiencia en cómo sobrevivir a algo así.”

Buscando un candidato a presidir la Transición...
8 de marzo de 1976
Torcuato Fernández Miranda tenía conocimiento de la sugerencia de Adolfo al Rey señalándole como el candidato más idóneo para sustituir a Arias Salgado, y esperó a que Adolfo se la repitiera. Cuando lo hizo, le espetó: `¿Y por qué no tú?´. Y Adolfo siguió hablando, como si no se hubiera dado cuenta de las palabras del presidente de las Cortes. No fue necesario más, porque esas cosas no se olvidan. Ya había tomado nota, por algunos detalles evidentes, de que empezaba a ser considerado `el candidato´, pero esta vez Torcuato, sin comprometerse demasiado, le había tentado con la perspectiva de un futuro presidencial. En sus apuntes dejó escrito Torcuato: `Su reacción me impresionó, pues no dijo, ni por cortesía, <<Hombre, no>>. Se calló, lo aceptó como posible y se hizo rápidamente a la idea. Pero lo que me impresionó fue su mirada, como si en el fondo de ella estallara el sueño de una ambición... En política la ambición no es mala, y su influencia y poder sobre él eran indudables.´”

Votando un candidato de la lista en el Consejo del Reino...
Las últimas palabras las pronunció Girón de Velasco, zanjando los escrúpulos de los consejeros, al pedir que sin necesidad de volver a votar se señalara que los tres candidatos habían sacado quince votos. Primo de Rivera había prestado una inestimable ayuda a Torcuato y al Rey, votando a Álvarez de Miranda en vez de a Silva. Tampoco puede pasar desapercibido la uniformidad de los siete consejeros que debían su derecho al voto al lugar que ocupaban en la estructura del Poder, es decir, los que dependían directamente del Jefe del Estado. El presidente del Consejo del Reino manifestaría meses después a sus amistades más cercanas que él no había votado en ninguna de las pruebas. Esta afirmación niega la aritmética... aunque todo es posible después de saber que la más importante reunión del Consejo carece de acta. El secretario, Enrique de la Mata Gorostiza, no la redactó.”

Ávila en los años cincuenta...
"Los años puros y duros de España se vivieron en las provincias, no en las grandes capitales. En Ávila, los cincuenta tienen un tinte religioso, el espíritu de la Iglesia lo domina todo, desde el único periódico hasta los baremos de la sociedad, sus fastos y sus pompas. Los `Ecos de Sociedad´ de El Diario de Ávila incluyen, por encima de bodas, bautizos y aniversarios, noticias como ésta: ' En el Convento de Santo Domingo El Real de Madrid ha realizado su profesión solemne, la que fue distinguida maestra nacional de esta provincia Sor Asunción Gómez. Ofició el reverendo padre Antonio, O. P. y fue apadrinada por su madre doña Elisa Cacho del Bosque y su hermano Francisco, secretario general de los Colegios Veterinarios españoles'. El anónimo redactor de la nota de aquel día 10 de mayo de 1955 añade: ' Nuestra cordial felicitación'. La ciudad vive hacia la Semana Santa; cada año se editan dos mil carteles murales y diez mil programas para que ' el mundo conozca la Semana Santa de Ávila'. La entrada triunfal del Cristo en Jerusalén es comunicada a todas las escuelas para que los niños lleven, individual y puntualmente, los ramos palmeros, que crearán el adecuado ambiente a la procesión que el pueblo denomina ' de la borriquilla'.”

Haciendo méritos como secretario personal de Herrero Tejedor...
Para los visitantes de provincias que pedían audiencia a Fernando Herrero y les recibía un joven tan amable, el recuerdo de Adolfo es difícil que no les quedara registrado. Todos señalan que se trataba de una persona simpática y que destacaba por su predisposición a servir. Tenía por costumbre saludar con un ' ¡A tus órdenes, jefe!' a todo gobernador que asomara las narices por allí, pero también había muchos funcionarios que tenían tan servicial costumbre. Adolfo, cuando decía el '¡A tus órdenes, jefe!', levantaba el brazo ligeramente, como solían hacerlo los hombres del Movimiento, con la palma de la mano hacia afuera y el brazo apenas doblado a la altura del pecho. El saludo fascista del brazo bien estirado, a la romana, había ido corrompiéndose hasta convertirse en una flexión del brazo derecho, muy parecida a la posición de los americanos en las películas, cuando decían aquello de juro decir la verdad y nada más que la verdad. Sólo que aquí no se juraba por tales vacuidades sino por la revolución nacional-sindicalista, y luego por los Principios del Movimiento.”

Director de RTVE...
"La entrada de Adolfo Suárez en la Dirección de RTVE y la consiguiente ascensión de algunos `técnicos´ en psicología de masas vinculados al Opus Dei, como Francisco Ansón, llevó a la elaboración de curiosísimas normas para todas las actividades relacionadas con la censura. Así, por ejemplo, se redacta un breve informe titulado `Anotaciones para los censores´, donde se precisa con un estilo pretendidamente científico el carácter salvaje del procedimiento. La Forma, correcta y limpia, sin concesiones gratuitas al mal gusto o a los bajos instintos. El Efecto, en el espectador normal, nunca puede ser nocivo. Según estos baremos operaban los censores de Prado del Rey en la época de Adolfo Suárez como director general.”

Nuevos tiempos tras la muerte del dictador...
La suerte esta vez no le había sonreído, y por las miradas que le dirigían, notaba que todos pensaban lo mismo. De nuevo volvían a repetir que su futuro político había terminado. Incluso algunos iban más lejos ay a escondidas apuntaban ciertas características del gafe. Luis Ángel de la Viuda, por ejemplo, uno de sus amigos más cercanos, afirmaba a quien quisiera escucharle: `Se acabó la carrera de Adolfo´. Resultaba obvio que carecían de confianza en él y en su habilidad para buscar nuevos recursos que cubrieran el desamparo en el que se encontraba. En el sistema de Franco, sin existir los partidos, había sin embargo unas `familias´ que se arropaban, que conspiraban juntas, que se mezclaban y se dividían sucesivamente, pero que al final, gregariamente, volvían a reunirse y planificar sus escaladas. Para cabalgar solo se necesitaban apoyos firmes de los que aún carecía. El Príncipe Juan Carlos podía ser uno de ellos; Fernández Miranda otro, complementario del anterior. De todos los caminos a elegir, ése era el que parecía no sólo posible, sino también el más rentable.”

Lectura recomendable con la exhumación reciente del dictador, su momia, porque el autor logra, sin ocultar sus fobias al personaje, pintar un fresco del sistema político del franquismo con el fondo gris de la dictadura a través de la travesía política de Adolfo Suárez, de una España sometida a censura y falta de libertades siendo delicioso el apartado de la televisión recién nacida en España y utilizada como control social, o las polémicas entre los camisas azules y los tecnócratas, todo ello ya con el olor a naftalina de lo que ya es historia aunque no se estudie en beneficio de la histeria. Porque Adolfo Suárez fue un español de su tiempo, audaz y ambicioso en sus objetivos así como apasionado y consumado amante de la política. Era un caballo perdedor al que nadie apostaba, siempre sumiso a la autoridad y elegido como hombre de paja por su sin sustancia dentro del régimen pero apoyado por quienes trazaban el nuevo rumbo de la nación española. Quizás pensó que eran sus méritos, que los tuvo, lo que lograba el cambio y puede que, quizás, siempre le vieron como sacrificable, como político estadista de un solo uso, una herramienta para lograr un objetivo. Sea como fuere, ha pasado a la Historia y logró el afecto de una sociedad que ya ha cambiado y que parece olvidar palabras y actos tales como consenso, bien común y talante dialogante.
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

http://theadversiterchronicle.org/
 


 
 
 
 
                                                   









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