Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
LA MOSCA (1986)
Una
de esas noches de curro que invitan al escaqueo ante un exterior
hostil de temperaturas y climatología para trabajar y necesidad de
reconfortante calor de calefacción a caldera, que si los del turno
de día llegan y hace pelete protestan, que invita a tirar mochos,
caja de herramientas, linterna y tolete aparcados para degustar unas
buenas birras con pistachos disfrutando del placer del cine. Un tanto
saturados de imágenes sintéticas, apetecía en noche de mil
demonios con rayos, truenos y casi ventisca ver una de ciencia
ficción y elegimos esta, vanguardista en su estreno, versión
ochentera de un clásico de la ciencia ficción: La Mosca.
Y
es que la década de los 80´s vivió en el género de la ciencia
ficción una revisión de títulos míticos de los 50´s, y hay que
citar a La Cosa,
siendo el titulo de hoy una revisión que cumple los requisitos de
toda buena versión: espíritu original pero adaptada a la era de la
versión sin perder el original, mejora de los efectos especiales y
una pizca de originalidad tanto desde el punto de vista del guión
como de la dirección. David Cronemberg siempre gozó de buena
crítica y al público ignorante de los misterios de la dirección
cinematográfica le gustaban sus películas y pasaban por taquilla
para regocijo y placer de los productores. Además era la plenitud
del consumo de vídeo doméstico y eran títulos que se alquilaban
para ver de nuevo en casa siendo un producto rentable.
Hay
un detalle que nos hizo tertuliar al final del visionado, nada menos
que la visión del futuro de la informática que ofrece la película.
Un ordenador que reúne lo que se creía que sería el futuro
inmediato: inteligencia artificial aplicada a la computación y
comandos de voz como interfaz. Nos saltaron lágrimas de nostalgia
viendo los planos de la pantalla del computador que fascinaban en su
estreno y no deja de ser una mirada furtiva a la época, su estética
y sus valores que trataban de ser progresistas y emancipadoras para
la mujer. Así el personaje de una joven y sensual Geena Davis,
aunque ya muestra claros signos de emancipación sí que muestra
clichés como estar a la sombra de un hombre, su jefe y ex- amante y
el científico...
Una
periodista que trabaja para una revista de divulgación científica y
con cuyo director tuvo una relación erótico-festiva, conoce a un
tipo que afirma que le puede mostrar en su laboratorio el reportaje
de su vida y un invento que cambiará el mundo y la sociedad: una
máquina de teletransporte de la materia. La cosa funciona con un
par de cápsulas y funciona bien con materia inorgánica, pero el
computador se confunde con la materia orgánica siendo un mono de
laboratorio la prueba al aparecer en la cápsula convertido en una
grotesca forma de vida y sufriendo como un perro. Mientras ella trata
de finiquitar definitivamente con su ex-pareja y director de la
revista, el científico, emborrachado por celos, se arma de valor y
se somete al teletransporte sin percatarse de la compañía de una
inoportuna mosca que hace que los ADN se mezclen en el resultado
teletransportado dando lugar a una serie de cambios en el organismo y
el carácter del científico...
La
película tiene momentos deliciosos como el diálogo de la chica tras
una noche laaarga de fornicio donde el científico quiere más y ella
le dice que no debe quedarle ya una gota de semen; lo cual hizo que
llovieran cáscaras de pistachos y latas de birra sobre la pantalla
entre alaridos y aullidos de machos alfa porque la Geena Davis está
fermosa y en plenitud de lozanía juvenil. Detalles de película de
serie B que encajan con maestría rindiendo homenaje unas y con humor
en los diálogos. El Goldblum está en plenitud de belleza varonil
cultivando ese personaje suyo de siempre un tanto abstraído, de
físico impresionante que encaja en el espíritu sensual de Geena
Davis. Hay que citar a John Getz que borda el personaje de jefe y
buscador de sexo deportivo químicamente puro pero sin perder el
olfato de editor ante un artículo bomba. Un trío que encaja e
interpreta unos personajes ajustados pero llenos de matices gracias a
la labor del reparto protagonista.
Y
luego están los efectos especiales, refrescantes ante el actual
panorama de los mismos que saturan los metrajes. Trucos de trucas,
efectos de maquillaje y esa búsqueda que se dio en la época de
superar el susto grabado en los hipotálamos de Alien El
octavo pasajero.
La metamorfosis está bien planteada y acompañada de metafísica que
tanto se prodiga ahora en personajes de súper héroes. Cine bien
hecho que gana con los años, ya con esa pátina del paso del tiempo,
de la mejora de los efectos digitales y que sus jóvenes
protagonistas no los son tanto. Recomendable si nunca la visteis, un
momento para viajar en el tiempo si vivisteis su estreno y en
definitiva la magia del cine que logra que durante casi dos horas el
mundo deje de girar...
Y
Geena Davis está sensual, muy sensual.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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