Suplemento
televisivo cutre de The Adversiter
Chronicle
Por hacer el pazguato,
Sofía Suescun y Kiko Jiménez quedan como mema indocumentada ella y
enchironado una noche por desacato a la autoridad, él
Tarde
o temprano tenía que suceder y encima a dos de los especímenes
televisivos más representativos de esa nueva tribu juvenil que es la
cantera de viceversos y viceversas donde el mundo es en Internet y la
vida una dulce pasarela con privilegios discotequeros, ganar dinero
fácil y creer que son profesionales de la televisión y por tanto
celebridades. Pero tal escala de valores y filosofía del buen vivir,
culto hedonista al cuerpo y un alto grado de infantilismo en algunos
de sus actos y decisiones, que quedan muy bien en pantalla
televisiva, tarde o temprano debía estrellarse con la cruda realidad
donde hay unas normas y unos acatamientos a los representantes de la
Ley...
Cuando
se entra en la edad adulta y sobre todo en la legal que te tipifica
como ciudadano o ciudadana adulta a todos los efectos, hay dos cosas
que aprendes y te transmiten tus mayores: que es obligatorio llevar
encima en todo momento y tiempo el Documento Nacional de Identidad y
que hay que acatar las órdenes o instrucciones cuando un miembro de
un cuerpo de policía, dentro del cumplimiento de sus funciones, te
requiere para identificarte. Es indudable que es un tema que ya desde
la escuela se enseña a las zangolotinas mentes que ocupan los
pupitres. Pero cuando se confunde el mundo televisivo, donde todo no
es como parece, y ser parte del show del mismo, pues se termina
haciendo gilipolleces que demuestran en todo su descarnado esplendor
lo fatuo, ignorante y superfluo de la filosofía de vida que tienen
estos representantes de toda una generación, afortunadamente no
representan al 100% aunque al ser protagonistas televisivos puede dar
la sensación de que abarca a todos y todas...
Pero
tras estas reflexiones peregrinas cual golondrinas, hay que reconocer
que la Sofía nos ha vuelto a deleitar junto con su pareja semental
(¡Uy, que parezco el Paco Martínez Soria; sentimental, ups!), de
auténtica y buena mierda televisiva. La cosa comenzó de domingo
donde en Viva la vida aparece
Sofía con ese careto de avinagrada que se le pone cuando está de
malas, con sueño y desairada por las circunstancias; afirmando que
su pareja actual fue injustamente detenido y vejado por la policía
con parte de gravísimas lesiones, humillada e indignada de que la
policía se comporte como bantús en un asalto a la tribu rival.
Además, el agente tuvo la desfachatez de solicitar la presencia de
Sofía en dependencias policiales por indocumentada cuando si bien no
tenía su DNI, sí que lo llevaba en formato JPG en su móvil...
¡Por
si fuera poco, a su pareja semental (¡sentimental, ups!) le quitan
su móvil para impedir documentar el injusto, soez, violento y abusón
proceder del agente de policía!
A
partir de este punto del relato, la cosa deriva a una fanfarria de
buena mierda televisiva con declaraciones cada vez más
desafortunadas de estos dos personajes televisivos. Porque van de
celebridades y famosos que ante las injusticias salen en defensa del
injuriado, un chófer que se saltó un control cuando les llevaba a
una de sus habituales farras discotequeras con vitola de personas muy
importantes y los privilegios que ello conlleva en los garitos
discotequeros, y como es lógico fue conminado a detenerse para
identificar a los ocupantes. Ya choca que el chófer no sepa
interpretar las órdenes de no pasar con el vehículo, pero a todos y
todas nos pasa una vez en la vida y también es lógico que nos
pongamos nerviosos y azoradas ante la situación. Lo que ya no es ni
medianamente normal es la actitud de Sofía y Kiko...
Sofía
Suescun supone una profunda decepción, siempre ambivalente entre su
lado oscuro e infantiloide y el lado de mujer forjada que deja atrás
la tontería propia de la tardo adolescencia televisiva de la que
hace gala al igual que sus congéneres televisivos. Lo peor es que en
lugar de descansar y recapacitar ante lo acaecido, no se le ocurre
otra cosa que ir a un plató a denunciar brutalidad policial y
convencida de que era injusto que no aceptaran su DNI en formato JPG.
Ha quedado como una mema y encima logrando que se desvanezca la
empatía que causaba pese a sus infantiladas que se le perdonaban
porque había fe en sus virtudes. Lo más patético es que en la
relación con su actual pareja semental (¡sentimental, redios!), parece
que hay una rivalidad con la ex- de Kiko Jiménez que no es otra que
la inefable Gloria Camila que debe estar relamiéndose de gusto de
ver como a estos dos pingüinos televisivos se les ha helado la
instagrámica sonrisa
de sus caras y se convierten en el espectáculo telemierdoso del
verano dejando atrás y eclipsando los bodorrios de Sergio Ramos y de
la petarda de Belén Esteban, el retorno de la Pantoja o las movidas
veraniegas con posados...
Y
luego tenemos al Kiko Jiménez que por los platós y ante las cámaras
va de sobrao, de tipo caballeroso y caballero español con las
damiselas, de ser currante del medio televisivo intentando hacerse un
hueco y de hombre hecho y derecho con pelo en pecho que no habla ni
hablará de intimidades con la hija de la difunta Jurado y Ortega
Cano. Así se ve él y debe de verlo el universo juvenil televisivo,
pero lo que muestra al observador ajeno es que es un chulito, un tipo
que aspira a ser un Richard Gere en American Giggolo donde
se tienen buenos ingresos y encima tienes fornicio. No es un problema
de egocentrismo pero sí de un narcisismo nocivo y una alterada
percepción de la realidad donde Internet y los cachivaches digitales
no son el mundo uno ni imprescindibles para vivir los segundos. Que
se ponga a grabar la escena de la identificación y requerimientos a
Sofía alegando que lo transmitirá por Instagram sólo demuestra
neuronas de tardo adolescente en una carcasa física de hombre
adulto...
Si
tienen un buen picapleitos, les aconsejará que se retracten
públicamente, que retiren la denuncia contra el agente y declaren al
juez que sólo son dos niñatos que se han creído sus personajes
televisivos hasta las últimas consecuencias de sus infantiloides
actos. Porque la traca final es que hay una prueba visual obtenida de
una cámara de vigilancia que pondrá los puntos sobre las is. Al
final queda un comportamiento pazguato de cojones donde Sofía acaba
de descalabrar a su personaje y el Kiko recibe una lección de
humildad y realismo. Lo que debería quedar como una anécdota ha
terminado degenerando por sus formas y maneras como si estuvieran en
un plató en la punta del iceberg de una tribu televisiva que no sabe
afrontar ni gestionar que el tiempo no se detiene y hay que
evolucionar tanto como persona como de ciudadanía. Un amargo
despertar a la edad adulta que tendrá su penitencia en forma de
quedar la imagen de ambos a la altura de la mierda y posiblemente una
multa considerable a él...
Era
cuestión de tiempo que ocurriera.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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