The Adversiter Chronicle

viernes, 30 de agosto de 2019

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre


Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

COCODRILO DUNDEE II (1988)
(O que segundas partes nunca fueron buenas y que buena estaba la Kozlowsky)


Nos hemos ya acostumbrado a las secuelas, precuelas y demás, pero en los 80´s aún triunfaban las segundas partes, cierto que con más o menos fortuna. Se jugaba con las apetencias del espectador de ver más de algo que había sido grato y la producción rentabilizar con beneficios lo que siempre se llamó estirar el chicle. En ocasiones, películas de modesto presupuesto daban la campanada y estaba cantado que habría segunda parte. Es el caso de la película de hoy, una variante de poner a un cateto y paleto en la gran ciudad y pasar unas risas entre confusiones y situaciones cómicas basada en el contraste de la vida en el pueblo u villorrio y la de una gran urbe...

Cocodrilo Dundee se estrenó allá por el 86 y en el público hispano tenía terreno abonado para ser rentable en taquilla por cuanto el Paul Hogan era popular ya que había entrado en las vidas del público gracias a la televisión en una de esas series de humor donde el representante hispano era el inefable Emilio Aragón y su Ni en vivo ni en directo. El público joven y adolescente estaba ya entregado de antemano en su estreno para pasar por taquilla pero también los adultos que se rindieron al sentido del humor ellas y a la turbadora belleza despampanante de la Linda Kozlowski, ellos. Por supuesto su salida en formato vídeo contribuyó a popularizar el título y animar a las productoras a realizar la segunda parte.

La fórmula de las segundas partes era sencilla: repetir lo que hizo que fuera éxito de taquilla añadiendo pocas, y en ocasiones ninguna, variantes a la trama, al guión e incluso sin alterar la línea de acción. Se pasaba por taquilla porque había que ver las segundas partes pero igual que se corría la voz de que una película era buena o estaba bien, el mismo proceso ocurría a la inversa y por lo general las segundas partes no repetían el éxito de la primera aunque se estirara el chicle hasta una tercera o cuarta entrega incluso. Pero cuando vimos la oportunidad de visionar esta segunda parte, todo el turno de noche estuvimos de acuerdo en aparcar linterna, mocho y caja de herramientas para recordar al Cocodrilo Dundee pero sobre todo volver a ver en plenitud de belleza, sensualidad y rostro de la Linda Kozlowski que forma parte del panteón de las fantasías onanistas de la época junto con la Kelly LeBrock de La mujer de rojo...

La trama repite fórmula y si en la primera era el cateto de los territorios australiano el perdido en la gran ciudad, aquí son unos narcos quienes se ven fuera de su ambiente al perseguir a la Kozlowski por unas cuitas de su ex- con los malos. La película es una auténtica castaña por no decir que es una auténtica mierda: historia trillada, sin chispa ni dinamismo con el pecado de estar siempre esperando ese chiste o gag que diga que haya merecido la pena su visionado. El Hogan está hierático y hay que ser australiano de los territorios para pillar la supuesta gracia donde desde el último secundario hasta el protagonista se ve que están haciendo un trabajo siendo además los personajes villanos simples estereotipos de la imagen que se tenía entonces de los narcos colombianos.

Terminaron en bodorrio y da la sensación de que el Hogan sólo hizo esta película para acabar de conquistar a la Kozlowski, que se come la cámara y es la única motivación para ver la película en 2019. Porque está buenísima, porque se nota la química entre ambos y porque además está monona porque se ve que está enamorada. Si en la primera nos dejaba ojituertos en la escena en traje de baño, aquí está vestida hasta las orejas y sin embargo su sensualidad logra poner como burro en primavera. Cuando el Hogan le pide que se quite el sostén para dejar una pista falsa a sus perseguidores, igual que si fuera la primera vez se espera ver teta, pero se lo quita debajo de la ropa y sólo logra aumentar el deseo de macho alfa amén de que cuando
le contesta que no le parece el momento de quitarse el sostén, esa mirada de enamorada que resalta el brillo de su belleza, logra que pases de la película para pasar a tertuliar sobre la esencia de mujer y recordar otras actrices míticas por su belleza que acabaron casándose con los actores protagonistas...
¡Pero estaba muy buena la Kozlowski, de toma pan y moja la cama!

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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