Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
EJECUTOR (1986)
-Raw Deal-
Terminar
las vacaciones y volver al currelo la noche del lunes en pleno mes de
agosto, es una buena motivación para dejar la faena a medias y que
pringuen los eventuales que cubren las vacaciones de los
privilegiados del turno de día que siempre pillan las mejores fechas
para veranear. En resumen, que dejamos aparcados el mocho, la
linterna y la caja de herramientas para visionar una pequeña joyita
antropológica cinematográfica como es este Ejecutor
que
tiene ya la friolera de más de tres décadas desde su estreno...
La
película supuso un punto de inflexión en la carrera del Arnold
donde se despojaba de la fortaleza física y cara hierática de sus
anteriores trabajos. Sin embargo, mientras el Stallone y el casposo
del Chuck Norris rivalizaban en el género de acción, un
Schwarzenegger lastrado por su imponente musculatura se iba abriendo
paso y subiendo el nivel de sus papeles. Porque el Arnold de Poli
de guardería,
Los gemelos
golpean dos veces
y el ya actor de Mentiras
arriesgadas,
nace posiblemente en este título donde se ríe de si mismo, la
fortaleza física es secundaria y la imprescindible sin acaparar las
escenas de acción. Por otra parte, sus éxitos de taquilla le daban
el padrinazgo de nada menos que la productora De Laurentis, que nunca
superó el trauma como productora del fiasco de Dune,
bastante sobrevalorada en su tiempo y que aún guarda una pequeña
legión de adeptos aunque los más sólo la recordemos como desfasada
en efectos especiales antes de su estreno y que aparece una joven y
ya sensual Sean Young...
Es cierto que vista hoy peca de candorosa y hay multitud
de incongruencias como que apunte a un sitio y acierte en otro, o la
delirante escena de Arnold ametrallando todo bicho viviente desde el
coche. Pero tiene un punto de humor, la chusquedad de este tipo de
producciones con pequeños fallos de plano y de montaje pero también
de un cine de oficio, con especialistas de conducción, de morirse
desde las alturas o ver su rótula rota en la pelea. Pero hay todo un
elenco de entrañables secundarios y de primera fila venidos a menos,
dentro del mundillo de los secundarios. Citamos a Ed Lauter que
repite personaje de inspector de policía que siempre llega tarde, al
rebufo del protagonista y que se huele con cinismo de sabueso
veterano que hay algo detrás de asesinatos sin conexión aparente.
Un guiño también a las películas de justiciero urbano del Charles
Bronson donde repite personaje de inspector.
Luego
tenemos un secundario de lujo, agradable a la retina y a la taquilla
que se convirtió en rostro imprescindible para hacer de malo, de
malo del villano de turno; el bueno del Robert Davi que vive una
rivalidad mortal con el Arnold, tanto por motivos profesionales de
matones como de celos por la chica mala. Hay momentos memorables, de
pareja de cómicos, entre ambos rivalizando por ser el malote del
villano. Villano de la vieja usanza, de familia mafiosa que busca
ganar terreno al rival, joder las ganancias al rival y deshacerse del
rival evitando siempre el fantasma de una guerra entre bandas.
Porque la historia es una historia de venganza y justicia por la
muerte del hijo de un colega, con un fiscal corrupto que jodió la
carrera del protagonista desterrado a un villorrio como ayudante del
sheriff y un matrimonio que hace aguas porque el villorrio no tiene
comparación con Nueva York para su esposa. Para ayudar a la venganza
deberá fingir su muerte y hacerse pasar por un matón a sueldo en
busca de familia mafiosa que le acoja con la única ayuda de...
Y
entonces aparece ella en el casino, sensual de mujer plena que va
dejando atrás la juventud pero aún conserva parte de la belleza
juvenil. De mujer de vida canalla, que se acuesta con la mitad de los
clientes del casino para sacarles información; que se acostó con el
matón del villano pero las promesas de amor eterno se quedaron en
placenteras noches de cama pero ya ni eso. De quedarnos un segundo
con la boca abierta deseando que se abra más su escote antes de que
comenzáramos el lanzamiento de latas de birra, ganchitos y pistachos
a la pantalla entre alaridos de excitados machos alfa. Al final dan
ganas de hostiar al nenaza sentimental del Schwarzenegger por
despreciar los encantos de la Kathryn Harnold con la patética excusa
de que está casado hace tiempo, ñoñez de la época del estreno que
en la era de los follamigos
y follamigas
suena a Marcelino
pan y vino.
Recomendable
si queréis pasar unas risas, bucear en la Era y en definitiva cine
de oficio con la firme mano del director, John Irvin, y esa cutrez
que sólo superaban las producciones de la Cannon con el Chuck Norris
pero que De Laurentis lograba producir con un toque de diferencia, un
escalón más arriba dentro del bajo escalafón que suplían la
ausencia de estrellas consagradas con secundarios de lujo, escenas
rodadas por especialistas, director solvente para este tipo de
películas y por supuesto el favor de un público que pagaba por ver
a su estrella de acción favorita. También un salto de calidad en
Schwarzenegger que rodaría posteriormente Predator
para quedar consagrado como actor, lejos ya del protagonismo de la
masa muscular y cara de cemento donde su mayor expresión facial era
que le cayera una gota de sudor. Es además un visionado refrescante
entre tanto título plagado de imágenes sintéticas, precuelas de
secuelas, revisiones pésimas de otros títulos o zombis y súper
héroes...
Cine de verano.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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