Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a la Feria
Llega
el viajero a la ciudad que se encuentra en su semana grande de
festejos que culminan el día del patrón de la ciudad. Hay tráfico,
más del habitual, y pulula gente por las aceras. Los ropajes delatan
que es época de vacaciones, de chanclas y riñoneras, mochilas y
macutos que atestan el autobús municipal donde ocupan sitio un
cochecito de bebé y una silla de ruedas motorizada. Los usuarios y
usuarias se apretujan en el espacio del pasillo que queda libre y
cuando se apean el cochecito de bebé y una parada más tarde la
silla de ruedas motorizada, el espacio se amplia y ahora el viajero
puede viajar holgado al igual que el resto...
Se
apea el viajero del autobús y enfila el paseo hasta la entrada del
recinto ferial. Como torrentes que desembocan al mismo río, la gente
se agolpa a la entrada donde unos hacen cola para la taquilla, otros
pasan sin pagar merced a las invitaciones y alguno con cara de
despiste parece buscar a alguien. Entra el viajero al recinto y le
resulta inevitable recordar otros veranos, aunque la verdad es que
salvo los inevitables cambios, estos resultan familiares y le
recuerda al viajero que aunque lleva más de una década sin visitar
la feria, todo parece seguir igual y en su sitio. Hasta las personas
que pasean y curiosean parecen las mismas...Tal como recordaba el viajero, las exposiciones en el exterior tienen el reclamo de los automóviles con ofertas de feria pero el viajero, propietario del coche de San Fernando, no le tientan las tentadoras ofertas y se detiene a observar unos cuantos modelos clásicos que están expuestos a precios muy modernos...
Hay demasiada gente para el gusto del viajero que siempre huye de las masas para evitar que sean las masas quienes le persigan a él, ello pese a que es un día laborable y de temprana hora mañanera, pero ya hay colas para ver las exposiciones y los locales de distintas empresas. El viajero opta por ignorar las mismas y sigue paseando, visitando recintos donde se exponen desde peladores de patata hasta aspiradoras de alta tecnología sin olvidar muebles, pero el volumen de personas mirando hace que la cosa no sea muy relajante...
De nuevo en el exterior, la pituitaria del viajero reconoce el familiar y confortable aroma de comida en la parte de la feria dedicada a la gastronomía de alpargata donde se busca una degustación gratis, aunque sólo sea un miserable café porque es una grata sensación comer de gorra...
El viajero abandona la feria porque no busca nada en concreto, no hay dineros para gastar. Sale el viajero por la puerta enfrentándose a una masa de gente que busca llegar a la entrada, una anomalía con patas que en contra de la corriente avanza en sentido contrario, casi huyendo, casi escapando...
El viajero se para un momento y observa el recinto ferial ya lejos de la entrada y piensa que es confortable que las cosas que formaron parte del pasado sigan vigentes como la feria, porque el viajero guarda gratos recuerdos y le reconforta ver que la Feria sigue con su magia de antaño, atrayendo visitantes a sus fauces...
Es verano, son fiestas y hay Feria, piensa el viajero mientras la Feria se aleja por la ventanilla del autobús que le lleva de regreso.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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