Con la
colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para The
Adversiter Chronicle
PIÑA DE LATA
El
tema del laterío siempre despierta odios y pasiones. Invento para
las tropas napoleónicas, forma parte de la cesta de la compra y de
la dieta aunque se reniegue de ellas en francachelas familiares,
convites de empresa o indigestas comilonas veraniegas. Desde
pistachos hasta aceitunas pasando por lentejas y sin olvidar el atún
o los mejillones, el laterío siempre es omnipresente. Hoy traemos
además de un alimento sano, un alimento que desde la infancia nos
atrae; puede ser su color apetecible o la forma de la piña sin
olvidar el clásico de Barrio Sésamo:
¡Al rico helado de piña para el niño y la niña!
-La
piña es un fruto exótico, no vemos piñas en los árboles del
entorno occidental y por otra parte su forma hace que el cerebro,
aunque sea inmaduro y sin acabar de formar, vea una cara familiar, un
tipo con pelos que parece sonreír. Además cuando somos pequeños el
arte de abrir una piña, que conlleva una herramienta culinaria tabú
para la infancia de la casa como es el cuchillo. Pero es un fruto que
despierta empatía por no mencionar que su gusto al paladar es
delicioso. Además hubo un tiempo del consumismo donde la piña era
un producto caro, lo cual aumentaba su leyenda, y no siempre
disponible como ahora en los estantes. La piña ha pasado de ser un
postre exótico a ser una oferta más en la compra como lo fue el kiwi,
el aguacate o la papaya, que hasta hace relativamente poco era
impensable que formaran parte de la dieta tanto por su precio como su
escasa disponibilidad al consumidor.
-¿
Y por qué las latas despiertan tanta antipatía si son omnipresentes
en la dieta y elaboración de platos, ein?
-Las
conservas siempre han sido un alimento plebeyo. Primero de soldadesca
imperial, luego de profesiones y exploraciones marineras, sustituto
de chuletones en la clase obrera sin olvidar a quienes hacían
servicio militar obligatorio. Ahora se ha normalizado su consumo y
además la industria supo crear productos enlatados diferenciados de
los mismos. La conserva en lata no es nada más que un alimento, como
es la piña en este caso que nos ocupa hoy, que en virtud de cierta
preparación y envasados herméticamente se conservan durante mucho
tiempo. Las latas palian hambrunas donde se mueren de hambre, están
presentes en las grandes catástrofes que acaban con las
infraestructuras. Pondré un ejemplo: muchas mentes pensantes creen
que no llegamos a la Luna pero si no hubiéramos ido, no tendríamos
sopicaldos o sopa de sobre. Sin las latas, la sociedad no hubiera
pasado al estado burgués y el acaparamiento de alimentos seguiría
siendo arma de poder y dominio... ¡La lata es democrática!
-¡Redios
que si lo pienso bien, resulta hasta patriótica profesor,
democrática y patriótica! Bien, aquí tengo una lata de rica piña
para el niño y la niña... ¡Qué pinta tiene en la foto, profesor!
A ver de dónde es... ¡Por los clavos de Cristo, profesor, esta
mierda enlatada es africana! ¡Quiero decir que si no voy a Nairobi a
comer la jodida piña por razones de salubridad, no pienso meterme
una mierda africana enlatada! ¡Podría ser carne de mono y contraer
el puto ébola, profesor!
-¡Refalfies!
¡Refalfies de consumidor mal acostumbrado! Hoy en día el mercado
está globalizado y las latas de piña africana cumplen todas las
normativas occidentales de salubridad, como usted dice. Es cierto que
la piña en lata, amén de sus bondades, tiene como todo preparado
alimenticio que prepara un macho alfa unos cuantos potenciales
riesgos: hemorragia de carácter severo que precisa asistencia
sanitaria en el menor tiempo posible, amputación traumática de
miembros de las extremidades y un estado de shock. Pero con la
debidas precauciones, es un alimento muy sano aunque venga en lata.
En Occidente, si fuera carne de mono, vendría etiquetado... ¡Sólo
le falta decir que su color amarillo es una reivindicación de
Puigdemont!
-Mmm...
No lo había pensado... Me recuerda más a los Simpson, ahora que lo
dice... Bueno, pues tomaré las precauciones propias ante cualquier
alimento africano envasado y abriré la lata... Está dura de cojones
la jodida anilla... ¡AAAAaagGGGGGsssgggg! ¡Me he cortado y sangro
como un cerdo, profesor!
-Se
lo advertí.
-Mire
que se lo avisé.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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