The Adversiter Chronicle

jueves, 2 de noviembre de 2017

"El ojo púbico", por P. Gargajo Bilioso


Una sección de Palomino Gargajo Bilioso
en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Tras abortar una república catalana toca ambivalencia política para consumo del electorado independentista

Finalmente la deslealtad intolerable de los políticos secesionistas catalanes ha llegado a donde iba a llegar sí o sí: elecciones autonómicas en Cataluña. Por el camino, el señor Puigdemont y su circo político secesionista sólo ha logrado que un consejero aparezca en los medios internacionales como ministro de asuntos exteriores, una brecha social que tardará décadas en repararse, engatusar a parte del electorado en la infamia de que el Estado, y por ende el resto de España, les arrebataba su derecho a votar y de paso a decidir; imágenes en los noticiarios de anti disturbios enfrentados a la ciudadanía, un referéndum de tintes franquistas en los resultados y terminar con una declaración de independencia que se ha quedado en un aborto de república donde a puerta cerrada confesaban que era un fracaso pero no podía decirse a su electorado.

Por otra parte han despertado a un gigante dormido como era el patriotismo en España cuyos símbolos estaban prostituidos por la dictadura franquista. Hay que reconocer a Puigdemont y su troika que su discurso aprovechando los traumas de la Guerra Civil y posterior dictadura ha conseguido indignar a todo un país y su ciudadanía que ha tenido que aguantar, soportar y tolerar que se les llamara franquistas, que viven en un régimen franquista y que saltarse la Ley y la Constitución es legítimo por el estado de opresión y persecución que sufre el independentismo catalán...
Todas las acusaciones acusando al contrario de lo que han hecho los secesionistas: un fascismo nacionalista basado en la superioridad patriótica, de momento a la racial no se atreven.

Pero a lo largo de los días que mediaron entre el referéndum ilegal y el aborto final de una fantasmal república catalana, el señor Puigdemont desperdició decisiones que le habrían dado una victoria estratégica, si él hubiera convocado las elecciones o si el 1 de octubre a mitad de la jornada hubiera ordenado irse a sus casas a la ciudadanía que estaba convencida de que votar era un derecho, habría quedado como oprimido por el Estado, el electorado independentista seguiría fiel y el resultado favorable tras unas autonómicas les daría más argumentos ante el exterior y en sectores de izquierda en el resto de España, convertida la ofensa a Cataluña en aliada de la tesis de sacar al señor Rajoy de la presidencia sea cómo sea.

Resulta claro que el día del aborto de la república catalana hubo un golpe de mano por parte del señor Oriol Junqueras que anuló a Puigdemont y su partido. La esperpéntica tocata y fuga del señor Puigdemont y parte de sus consejeros así como su desafío a la justicia más los movimientos del señor Junqueras apuntan claramente que había dos tesis, una era hacer el gobierno de la república catalana en el exilio pero no es factible toda vez que internacionalmente les han negado la mayor y la menor; otra, una especie de desobediencia y protesta civil con el Estado interviniendo la autonomía en principio por poco tiempo pero que se trataría de alargar por parte del secesionismo hasta las elecciones municipales mientras se gobernaba en la sombra dentro de Cataluña. Por desgracia para el señor Junqueras los funcionarios, y especialmente la fuerza policial autonómica, han sido profesionales y acatan la legalidad, incómoda sin duda para una parte de la masa funcionarial, pero todos ellos y ellas saben que la insumisión sólo pueden hacerla los altos cargos porque el sueldo no da para gastos voluntarios en algo imposible que les venden como posible y ahora ya como realidad.

Llegamos pues a una nueva fase donde toca una estrategia ambivalente, otro aborto con un feto deforme donde se tratarán de conjugar las dos tesis. Importa una mierda que por el camino se incendien otras regiones de la Unión Europea contagiadas de secesionismos ante la valiente y feroz lucha del señor Puigdemont desde su exilio mientras no se emita orden de detención. El señor Junqueras venderá al electorado que mientras su valiente presidente lucha desde el exterior, parte del gobierno de la república catalana trabaja desde el interior. Además han eliminado de la rivalidad por los votos al partido del señor Puigdemont con lo cual si logra ganarse parte de sus votantes será un contrapeso a la CUP donde ante las cámaras son aliados pero entre bambalinas discuten entre una república social o una república capitalista.

Afortunadamente el cuarto poder en España parece que ha tomado conciencia y consciencia de su labor ante la sociedad en una democracia, dando voz a todas las partes, mostrando todos los ángulos y sobre todo la verdad descarnada que es ver en directo como se mataba a la democracia y el auto gobierno en Cataluña desde el congreso catalán. Si no es por el cuarto poder, la jugada podría haberles salido redonda pero ver la realidad en tiempo real unido a la pluralidad del debate ante las cámaras, ha hecho ver por fin a la masa ciudadana que un voto cuenta y que quedarse en casa mientras el totalitarismo nacionalista catalán campaba a sus anchas no sólo no evitaba la violencia sino que además provoca daños a nivel económico, social y de convivencia en el día a día.

La bandera de España ondea orgullosa por fin en igualdad de condiciones a las de las banderas autonómicas y la Constitución demuestra ser efectiva cuando es agredida por una clase política que ha sabido ver que estamos ante un hecho histórico que marcará el reinado de Felipe VI y permitirá a las nuevas generaciones vivir en libertad, en democracia y en una seguridad de que siempre que se trate de anular o se ataque al modelo democrático de convivencia, ya sea desde un extremo u otro, se impondrá el imperio de la Ley porque cualquier cambio en el mismo ha de ser por la vía constitucional y la participación de todas las partes que conforman el Estado.

Esto no es el comienzo del final pero el señor Puigdemont lo ha convertido en el final del principio y es ahora la ciudadanía catalana quien debe marcar el camino acudiendo, todas las partes, a las urnas porque hay momentos en la democracia en que el voto, cada voto, tiene suma y trascendental importancia y es deber de los líderes constitucionalistas no sólo convencer de ir a votar a sus electores, deben hacerlo atractivo, esperanzador, ilusionante y sobre todo un nuevo rumbo ante la barbarie de hecho y de facto del nacionalismo secesionista que utiliza al electorado independentista.
Así de simple y así de complicado.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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