Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
SUPER 8 (2011)
(Aquella magia que
tenía el Steven Spielberg)
Hubo un tiempo en que Steven Spielberg tenía magia a la
hora de hacer sus películas y supervisaba a otros directores a los
que cedía los trastos de la dirección pero manejaba el cotarro de
la producción, películas universales donde se narraba desde el
punto de vista juvenil en esa edad, esos tiempos, en que de deja la
edad infantil porque la mente crece, jóvenes con cachivaches que
imitaban el ingenio de los adultos y estos formaban parte del
paisaje...
La pandilla resulta reconocible en una localidad típica,
se comunican por los míticos walkie-talkies, viven aventuras
a las que son ajenos sus mayores, se desplazan en sus bicicletas y
tienen fuertes vínculos de unión como grupo que les hace protegerse
unos a otros, en este caso son cineastas con personalidad propia cada
integrante de la pandilla. Pero necesitan, o el director de la
película así lo considera oportuno, una chica que interprete un
papel...
Entonces aparece ella en pantalla y todos nos quedamos a media masticación de chuches y lingotazos de birra fría, nos quedamos obnubilados como el chico protagonista viendo ensayar su papel, sentimos su curiosidad por saber del mundo de Alice, nos extasiamos viendo su rostro que ya traspasa la frontera de un rostro de facciones femeninas pero con ese algo en la mirada de inocencia rota, de la belleza de sus ojos, de saber si su padre abusa de ella, de conocerla en suma y cogerla de la mano para que camine con nosotros, la actriz Elle Fannie, espléndida de hermosura.
Pero lo bueno de este tipo de productos con el toque
mágico de Spielberg es que los adultos no violan a sus hijas, puede
que sean atormentados, bebedores naufragando en la mierda diaria,
incluso homicidas por accidente y respiramos aliviados cuando vemos
que su padre sólo es un coloquetas medio alcoholizado que se redime
liberando a su hija del monstruo, que resulta no ser tal, y queda en
paz con el amigo de toda la vida al que dejó viudo sin quererlo,
pensando que ojalá se hubiera matado él que todavía agoniza porque
su mujer le dejó y reta a su hija en los efluvios del alcohol a que
haga lo mismo.
Y el monstruo resulta no ser tal, es un E.T. De
facciones monstruosas, pero sólo está asustado porque en este
planeta le causan dolor, le enjaulan y estudian como si fuera un
bicho raro y ve a los humanos como bichos raros que merecen morir.
Pero al final E. T. vuelve a casa y los malos resultan ser los
científicos, la casta militar que sólo busca un arma perfecta o
conseguir conocimientos de los extraterrestres que les den la
superioridad bélica.
Lo cierto es que la película se deja ver pero nos
resulta difícil discernir si es porque disfrutamos en su tiempo de
la magia de Spielberg, anduvimos en esas bicicletas y el mundo de
1979 nos resulta confortable porque conocimos el walk-man, escuchamos
la banda sonora que suena de fondo y porque siempre mirar atrás es
más reconfortante que mirar el presente. A nosotros nos gustó pese
a que se repiten ya escenarios y acciones típicas de aquel
Spielberg, pero lo mejor y por lo que siempre te queda la decisión
de volver a verla cuando haya buena ocasión es por Elle Fanning que
te enamora porque sientes curiosidad por saber su mundo y no aparece
el deseo erótico-festivo porque conserva un halo de inocencia, te
hace volver a aquellos tiempos y la mente viaja en el recuerdo, cómo
será que pasamos
Ya vendrá el turno de día y lo hará.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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