The Adversiter Chronicle

martes, 24 de junio de 2014

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro: Misión en España
– Embajador USA en España de 1933 a 1939-
Autor: Claude G. Bowers
Editorial: EDITORIAL GRIJALBO, S.A.
Traducción: Juan López
Revisión: Agustín Bartra
Edición: 1977

Ahora que está de moda en España salir a la calle a reclamar un sistema republicano, se hace necesario desmontar el mito de la II República Española, como tratamos siempre de erradicar el mito de Franco y su dictadura fascista de derechas. Porque a veces da la impresión de que quienes se manifiestan republicanos desconocen casi en su totalidad el periodo republicano creando la ilusión de una falsa Arcadia donde la ciudadanía se dividía entre republicanos y monárquicos y que durante el periodo de la Guerra Civil se convirtió, al dar armas y estar armados los minoritarios extremos del espectro político, en una lucha entre la revolución a la soviética y la revolución basada en la supremacía racial nazi aquí revestida de nacional catolicismo ante el abandono de las democracias a la democracia española.
Para ello nada mejor que un testigo de excepción y representante de la democracia moderna por antonomasia: Claude G. Bowers embajador de los EEUU en España desde 1933 a 1939 y que ha salido transversalmente en otras obras dedicadas al periodo que hemos tratado en anteriores artículos de Lomo con tapas. Se trata de una edición de bolsillo y no nos es posible poner datos autobiográficos aunque es de suponer que en Internet algo habrá...
Aunque su estilo descriptivo raya en lo ñoño, asistimos por su mirada a una España que sigue siendo agrícola y donde tras dos años de régimen republicano las reformas avanzan lentamente y las posiciones políticas se enconan al amparo del ansia depredador de los fascismos nazi e italiano, las divisiones en los partidos republicanos son constantes y las oligarquías terratenientes y eclesiásticas con el apoyo de monárquicos y carlistas dan alas y vientos de apoyo a los militares africanistas que con asesoramiento alemán e italiano
esbozaban un pronunciamiento militar cuya novedad y fundamento era el exterminio de los adversarios del orden nacionalista católico español mientras sindicatos extremistas y anarquistas se unen a falangistas para acaparar armas y formar unidades paramilitares que siembran en caos en las ciudades mediante atentados y provocar la alarma social que justifique un pronunciamiento militar...
Así, el embajador nos muestra por sus viajes por España antes de julio de 1936 una sociedad donde las divisiones sociales son muy pronunciadas pero donde no existe ese revuelo que pregonan en Europa los periódicos pero tampoco es el remanso de justicia y paz social que divulga la propaganda republicana. Es un país que quiere avanzar a la modernidad y ponerse a la altura del resto de Europa y donde la violencia de unos pocos, sin alterar la convivencia, pone a prueba a las autoridades que deben mantener el orden público.

Bowers no deja de recalcar que los militares africanistas y Juan March confabularon con las potencias fascistas desde 1934 y que los espías alemanes y su propaganda inundaban las cabeceras de la prensa mundial con las revueltas en España.
También conoceremos las sesiones parlamentarias, auténtico horno de la política, y de sus protagonistas alejados de las caricaturas de propaganda y cómo era imposible acuerdos entre los partidos republicanos de izquierda y derecha...

Pero mejor os dejo una breves pinceladas que os inciten a su lectura:
Nuevo embajador...

El primero de junio de 1933 me dirigí a presentar mis cartas credenciales al Presidente de la República Española, Alcalá Zamora, acompañado hasta Palacio por la Guardia Presidencial, vestida con deslumbrantes uniformes y montando en negros y briosos caballos. Sentábase junto a mí el introductor de embajadores, López Lago, sumido en taciturno silencio, y era el único español con el que había de encontrarme que se daba cuenta del sentido popular en que se tiene al hidalgo melancólico. Fui conducido a un gran salón en la planta baja de Palacio, donde se hallaban formando grupos, los miembros del Cuarto Militar del Presidente y, destacándose al frente de ellos, un hombre de estatura mediana y porte elegante: Alcalá Zamora. Más bien delgado, sus cabellos grises y bigotes blancos acentuaban su tez morena, como de gitano, el color rosado de sus mejillas y el fulgor de sus ojos, que daban distinción a su rostro y delataban su ascendencia mora. Los ojos brillaban placenteramente y pude advertir que sonreía con facilidad.”
Maciá...

Maciá se había consagrado apasionadamente al movimiento catalán histórico, conquistándose el afecto permanente del pueblo. Sólo una mirada y me sentí bajo la
influencia de su raro hechizo. Más bien alto, con elegante delgadez, sus setenta años descansaban serenamente sobre él. Su abundante cabello y su pulcro bigote eran blancos como la nieve; sus facciones, pequeñas y finas; sus grandes y luminosos ojos castaños reflejaban bondad. Vestía pulcramente de traje gris, corbata y calcetines del mismo color. Un pañuelo de seda asomaba coquetón del bolsillo superior de su chaqueta. Era Beau Brummell con canas. Su voz era baja, musical, perfectamente modulada. Si era el “líder del populacho´, como decían sus enemigos, era no obstante un hombre refinado y un caballero. De vuelta a la residencia de Claude Dawson, nuestro cónsul general, me encontré con una gran cesta de rosas amarillas con la tarjeta de Maciá dirigida a mi esposa, a pesar de que en Barcelona no había sido mencionada su presencia. El lo sabía todo. Pronto me devolvió la visita, y cambiamos brindis y nos estrechamos las manos, y cuando la venerable figura con faz de poeta se retiró, yo me sentí seguro de haber estado en contacto con la materia prima de la Historia.”

Política exterior de Gil Robles...

Mientras tanto, los ingleses se mostraban más preocupados, pues temían que España, bajo las órdenes de Gil Robles, se negara a apoyarles en la propuesta de sanciones contra Italia por su aventura en Abisinia. Por entonces alguien dijo a Lerroux: `Nosotros debemos permanecer neutrales.´ Y se dijo que había contestado: `Usted está equivocado. Debemos seguir a Inglaterra a toda costa.´ Pero España permaneció misteriosamente recatada, y muchos pensaban que debía tener sus razones. Incluso así, pocos sabían que en aquella precisa hora se había concluido un acuerdo en que se estipulaba que si los extremistas de la derecha forzaban una guerra civil contarían con la participación de Mussolini, si no la de Hitler, para poner fin a la democracia en España.”
Se desenvaina la espada...

Aquel día el Consejo de Ministros estuvo reunido constantemente, preparando drásticas medidas para la defensa del régimen. La reunión de Cortes estaba aplazada por ocho días. Debido a la propaganda maligna, los diputados socialistas salieron al final de semana para sus respectivas provincias, donde muchos fueron detenidos y asesinados. Excepto el incesante chismorreo, Madrid permanecía tranquilo. En San Sebastián y Fuenterrabía no se manifestaba ninguna excitación, pero a la mañana siguiente, cuando me dirigí a la Embajada, las noticias eran sensacionales. Se había concedido permiso especial a la Embajada en Madrid para que se me telefonease que el largo tiempo esperado golpe militar estallaría a las doce. Todas las comunicaciones telefónicas y telegráficas fueron cortadas. Yo había telegrafiado a Washington. Ínterin, Pepe había oído en las calles que Madrid, Zaragoza y Sevilla estaban en las manos de los rebeldes, lo que no era verdad. Aquella tarde fui a San Juan de Luz, y en el pequeño cine de Irún vi la película del combate de boxeo de Schmeling-Joe Louis. Nadie parecía excitado en Irún; y cuando el ministro de la Gobernación dijo por radio que el golpe militar había fracasado, fue generalmente creído.”
El atractivo de Mussolini...

Tan extravagante era que este partidarismo de la gente distinguida por los fascistas, que durante meses uno oyó decir que Italia se había convertido en la potencia más grande de Europa y que rápidamente aplastaría al imperio británico, y todo esto con un aíre de satisfacción. Cuando un barco inglés era bombardeado por un avión italiano, con frecuencia escuchaba expresiones de satisfacción; cuando un barco mercante era obligado por la fuerza de los cañones a dirigirse a un puerto rebelde, eran frecuentes los comentarios chistosos en los bares. Los insultos de la prensa del Eje contra estadistas como Robert Cecil, Winston Churchill y Lloyd George, y contra la democracia, eran recibidos por muchos con
sonrisas de aprobación. Era la edad de oro, a lo largo de la costa vasco francesa, para los enemigos más peligrosos de Francia. Pero poco después, cuando las hordas de Hitler inundaron el territorio francés, fue divertido observar la precipitación con la cual los campeones d ella causa del Eje en otros tiempos plegaron sus tiendas y huyeron. Dejaron atrás sus hermosas villas, donde se acomodaron los oficiales nazis, como huéspedes libres de pago.”

Sin respeto a la neutralidad de EEUU...

Habíamos estado libres de incidentes que envolvieran a los Estados Unidos, pero a últimos de enero de 1938, el Nantucket Chief , un barco norteamericano, bajo la bandera norteamericana, fue encontrado a cuarenta millas de la costa y obligado por un destructor de Franco a entrar en las Islas Baleares como cautivo. Obedeciendo instrucciones, hice una demanda al general Franco exigiendo su inmediata libertad en carta dirigida a él no como Jefe de Estado, y no firmada por mí como embajador, puesto que no le habíamos reconocido. Yo estaba seguro, no obstante, de que la carta sería devuelta o ignorada, y así lo advertí a Washington. A poco de haber mandado la carta por la cortesía de la Nache Enea, me enteré de que el capitán había sido sacado del barco y enviado a la prisión, en espera de ser juzgado por alguna acusación no indicada. Sin esperar instrucciones, mandé otra carta exigiendo su inmediata libertad.”

La guerra diplomática...

Tenía lugar por entonces una intensificación de los bombardeos contra pueblos y aldeas por aviones italianos, y mujeres y niños eran destrozados en las calles o dentro de sus casas. La comisión británica, investigando sobre el terreno, informó que no existían objetivos militares en dichos bombardeos. El propósito era aterrorizar y desmoralizar a la población civil en la retaguardia para empujarla a Valencia o Barcelona a fin de engrosar la enorme población de refugiados dependiente del complicado abastecimiento de alimentos del Gobierno republicano. El gobierno de Chamberlain se negó a responder o comentar sobre la acción de los aviones extranjeros que, descendiendo muy bajo, ametrallaban a la población civil y a pasajeros de los trenes, cuando fue invitado a hacerlo por el embajador español en Londres.”
Libro para conocer una época de ojos de un enamorado de España y un testigo excepcional de una época que sigue marcando nuestra existencia pese al tiempo transcurrido y ejemplo de que nunca los extremos minoritarios deben ser consentidos de la mayoría cuando traspasan las reglas del juego democrático.

Ideal para amantes de la Historia, republicanos de nuevo cuño que alzan el puño, pijos sin gafas democráticas que cantan al sol, guardias nocturnas, noches en vela o como lectura playera en vacaciones. A la suegra vale más fotocopiarlo y escanearlo para con el ordenata maquetarlo en forma de periódico y que piense que vuelve el 18 de julio...

¡Qué risas verla esposada por los municipales mientras grita que Franco ha vuelto y nos acusa de rojos, masones y maricones!
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah

Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/   





 
                                                           


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