Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Misión
en España
– Embajador USA en España de 1933 a 1939-
Autor:
Claude G. BowersEditorial: EDITORIAL GRIJALBO, S.A.
Traducción: Juan López
Revisión: Agustín Bartra
Edición: 1977
Ahora que está de moda en España salir a la calle a
reclamar un sistema republicano, se hace necesario desmontar el mito
de la II República Española, como tratamos siempre de erradicar el
mito de Franco y su dictadura fascista de derechas. Porque a veces da
la impresión de que quienes se manifiestan republicanos desconocen
casi en su totalidad el periodo republicano creando la ilusión de
una falsa Arcadia donde la ciudadanía se dividía entre republicanos
y monárquicos y que durante el periodo de la Guerra Civil se
convirtió, al dar armas y estar armados los minoritarios extremos
del espectro político, en una lucha entre la revolución a la
soviética y la revolución basada en la supremacía racial nazi aquí
revestida de nacional catolicismo ante el abandono de las democracias
a la democracia española.
Para
ello nada mejor que un testigo de excepción y representante de la
democracia moderna por antonomasia: Claude G. Bowers embajador de los
EEUU en España desde 1933 a 1939 y que ha salido transversalmente en
otras obras dedicadas al periodo que hemos tratado en anteriores
artículos de Lomo con
tapas. Se trata de una
edición de bolsillo y no nos es posible poner datos autobiográficos
aunque es de suponer que en Internet algo habrá...
Aunque su estilo descriptivo raya en lo ñoño,
asistimos por su mirada a una España que sigue siendo agrícola y
donde tras dos años de régimen republicano las reformas avanzan
lentamente y las posiciones políticas se enconan al amparo del ansia
depredador de los fascismos nazi e italiano, las divisiones en los
partidos republicanos son constantes y las oligarquías
terratenientes y eclesiásticas con el apoyo de monárquicos y
carlistas dan alas y vientos de apoyo a los militares africanistas
que con asesoramiento alemán e italiano
esbozaban un pronunciamiento
militar cuya novedad y fundamento era el exterminio de los
adversarios del orden nacionalista católico español mientras
sindicatos extremistas y anarquistas se unen a falangistas para
acaparar armas y formar unidades paramilitares que siembran en caos
en las ciudades mediante atentados y provocar la alarma social que
justifique un pronunciamiento militar...
Así, el embajador nos muestra por sus viajes por España
antes de julio de 1936 una sociedad donde las divisiones sociales son
muy pronunciadas pero donde no existe ese revuelo que pregonan en
Europa los periódicos pero tampoco es el remanso de justicia y paz
social que divulga la propaganda republicana. Es un país que quiere
avanzar a la modernidad y ponerse a la altura del resto de Europa y
donde la violencia de unos pocos, sin alterar la convivencia, pone a
prueba a las autoridades que deben mantener el orden público.
Bowers no deja de recalcar que los militares
africanistas y Juan March confabularon con las potencias fascistas
desde 1934 y que los espías alemanes y su propaganda inundaban las
cabeceras de la prensa mundial con las revueltas en España.
También conoceremos las sesiones parlamentarias,
auténtico horno de la política, y de sus protagonistas alejados de
las caricaturas de propaganda y cómo era imposible acuerdos entre
los partidos republicanos de izquierda y derecha...
Pero mejor os dejo una breves pinceladas que os inciten
a su lectura:
Nuevo embajador...
“El
primero de junio de 1933 me dirigí a presentar mis cartas
credenciales al Presidente de la República Española, Alcalá
Zamora, acompañado hasta Palacio por la Guardia Presidencial,
vestida con deslumbrantes uniformes y montando en negros y briosos
caballos. Sentábase junto a mí el introductor de embajadores, López
Lago, sumido en taciturno silencio, y era el único español con el
que había de encontrarme que se daba cuenta del sentido popular en
que se tiene al hidalgo melancólico. Fui conducido a un gran salón
en la planta baja de Palacio, donde se hallaban formando grupos, los
miembros del Cuarto Militar del Presidente y, destacándose al frente
de ellos, un hombre de estatura mediana y porte elegante: Alcalá
Zamora. Más bien delgado, sus cabellos grises y bigotes blancos
acentuaban su tez morena, como de gitano, el color rosado de sus
mejillas y el fulgor de sus ojos, que daban distinción a su rostro y
delataban su ascendencia mora. Los ojos brillaban placenteramente y
pude advertir que sonreía con facilidad.”
Maciá...
“Maciá
se había consagrado apasionadamente al movimiento catalán
histórico, conquistándose el afecto permanente del pueblo. Sólo
una mirada y me sentí bajo la
influencia de su raro hechizo. Más
bien alto, con elegante delgadez, sus setenta años descansaban
serenamente sobre él. Su abundante cabello y su pulcro bigote eran
blancos como la nieve; sus facciones, pequeñas y finas; sus grandes
y luminosos ojos castaños reflejaban bondad. Vestía pulcramente de
traje gris, corbata y calcetines del mismo color. Un pañuelo de seda
asomaba coquetón del bolsillo superior de su chaqueta. Era Beau
Brummell con canas. Su voz era baja, musical, perfectamente modulada.
Si era el “líder del populacho´, como decían sus enemigos, era
no obstante un hombre refinado y un caballero. De vuelta a la
residencia de Claude Dawson, nuestro cónsul general, me encontré
con una gran cesta de rosas amarillas con la tarjeta de Maciá
dirigida a mi esposa, a pesar de que en Barcelona no había sido
mencionada su presencia. El lo sabía todo. Pronto me devolvió la
visita, y cambiamos brindis y nos estrechamos las manos, y cuando la
venerable figura con faz de poeta se retiró, yo me sentí seguro de
haber estado en contacto con la materia prima de la Historia.”
Política exterior de Gil Robles...
“Mientras
tanto, los ingleses se mostraban más preocupados, pues temían que
España, bajo las órdenes de Gil Robles, se negara a apoyarles en la
propuesta de sanciones contra Italia por su aventura en Abisinia. Por
entonces alguien dijo a Lerroux: `Nosotros debemos permanecer
neutrales.´ Y se dijo que había contestado: `Usted está
equivocado. Debemos seguir a Inglaterra a toda costa.´ Pero España
permaneció misteriosamente recatada, y muchos pensaban que debía
tener sus razones. Incluso así, pocos sabían que en aquella precisa
hora se había concluido un acuerdo en que se estipulaba que si los
extremistas de la derecha forzaban una guerra civil contarían con la
participación de Mussolini, si no la de Hitler, para poner fin a la
democracia en España.”
Se desenvaina la espada...
“Aquel
día el Consejo de Ministros estuvo reunido constantemente,
preparando drásticas medidas para la defensa del régimen. La
reunión de Cortes estaba aplazada por ocho días. Debido a la
propaganda maligna, los diputados socialistas salieron al final de
semana para sus respectivas provincias, donde muchos fueron detenidos
y asesinados. Excepto el incesante chismorreo, Madrid permanecía
tranquilo. En San Sebastián y Fuenterrabía no se manifestaba
ninguna excitación, pero a la mañana siguiente, cuando me dirigí a
la Embajada, las noticias eran sensacionales. Se había concedido
permiso especial a la Embajada en Madrid para que se me telefonease
que el largo tiempo esperado golpe militar estallaría a las doce.
Todas las comunicaciones telefónicas y telegráficas fueron
cortadas. Yo había telegrafiado a Washington. Ínterin, Pepe había
oído en las calles que Madrid, Zaragoza y Sevilla estaban en las
manos de los rebeldes, lo que no era verdad. Aquella tarde fui a San
Juan de Luz, y en el pequeño cine de Irún vi la película del
combate de boxeo de Schmeling-Joe Louis. Nadie parecía excitado en
Irún; y cuando el ministro de la Gobernación dijo por radio que el
golpe militar había fracasado, fue generalmente creído.”
El atractivo de Mussolini...
“Tan
extravagante era que este partidarismo de la gente distinguida por
los fascistas, que durante meses uno oyó decir que Italia se había
convertido en la potencia más grande de Europa y que rápidamente
aplastaría al imperio británico, y todo esto con un aíre de
satisfacción. Cuando un barco inglés era bombardeado por un avión
italiano, con frecuencia escuchaba expresiones de satisfacción;
cuando un barco mercante era obligado por la fuerza de los cañones a
dirigirse a un puerto rebelde, eran frecuentes los comentarios
chistosos en los bares. Los insultos de la prensa del Eje contra
estadistas como Robert Cecil, Winston Churchill y Lloyd George, y
contra la democracia, eran recibidos por muchos con
sonrisas de
aprobación. Era la edad de oro, a lo largo de la costa vasco
francesa, para los enemigos más peligrosos de Francia. Pero poco
después, cuando las hordas de Hitler inundaron el territorio
francés, fue divertido observar la precipitación con la cual los
campeones d ella causa del Eje en otros tiempos plegaron sus tiendas
y huyeron. Dejaron atrás sus hermosas villas, donde se acomodaron
los oficiales nazis, como huéspedes libres de pago.”
Sin respeto a la neutralidad de EEUU...
“Habíamos
estado libres de incidentes que envolvieran a los Estados Unidos,
pero a últimos de enero de 1938, el Nantucket Chief , un barco
norteamericano, bajo la bandera norteamericana, fue encontrado a
cuarenta millas de la costa y obligado por un destructor de Franco a
entrar en las Islas Baleares como cautivo. Obedeciendo instrucciones,
hice una demanda al general Franco exigiendo su inmediata libertad en
carta dirigida a él no como Jefe de Estado, y no firmada por mí
como embajador, puesto que no le habíamos reconocido. Yo estaba
seguro, no obstante, de que la carta sería devuelta o ignorada, y
así lo advertí a Washington. A poco de haber mandado la carta por
la cortesía de la Nache Enea, me enteré de que el capitán había
sido sacado del barco y enviado a la prisión, en espera de ser
juzgado por alguna acusación no indicada. Sin esperar instrucciones,
mandé otra carta exigiendo su inmediata libertad.”
La guerra diplomática...
“Tenía
lugar por entonces una intensificación de los bombardeos contra
pueblos y aldeas por aviones italianos, y mujeres y niños eran
destrozados en las calles o dentro de sus casas. La comisión
británica, investigando sobre el terreno, informó que no existían
objetivos militares en dichos bombardeos. El propósito era
aterrorizar y desmoralizar a la población civil en la retaguardia
para empujarla a Valencia o Barcelona a fin de engrosar la enorme
población de refugiados dependiente del complicado abastecimiento de
alimentos del Gobierno republicano. El gobierno de Chamberlain se
negó a responder o comentar sobre la acción de los aviones
extranjeros que, descendiendo muy bajo, ametrallaban a la población
civil y a pasajeros de los trenes, cuando fue invitado a hacerlo por
el embajador español en Londres.”
Libro para conocer una época de ojos de un enamorado de
España y un testigo excepcional de una época que sigue marcando
nuestra existencia pese al tiempo transcurrido y ejemplo de que nunca
los extremos minoritarios deben ser consentidos de la mayoría cuando
traspasan las reglas del juego democrático.
Ideal para amantes de la Historia, republicanos de nuevo
cuño que alzan el puño, pijos sin gafas democráticas que cantan al
sol, guardias nocturnas, noches en vela o como lectura playera en
vacaciones. A la suegra vale más fotocopiarlo y escanearlo para con
el ordenata maquetarlo en forma de periódico y que piense que vuelve
el 18 de julio...
¡Qué risas verla esposada por los municipales mientras
grita que Franco ha vuelto y nos acusa de rojos, masones y maricones!
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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