Una sección de Palomino Gargajo Bilioso en exclusiva para The Adversiter Chronicle
Ahora que el Partido Popular se ve
salpicado de la mierda de la corrupción, el señor Rajoy tiene una oportunidad
de abanderar un proceso regenerativo en la clase política del sistema. Es el
momento de plantearse el sistema de elección de representantes de la ciudadanía
e incluso a nivel de partidos.
no por ello ha de tacharse a los
militantes de las formaciones políticas de chorizos de la misma forma que esos
chorizos no representan a la ciudadanía que les votó en unas listas
electorales.
Pero el PP parecía enarbolar una
bandera de honestidad donde los ataques a sus antagonistas del PSOE terminaban
inexorablemente en dedo acusador de chiringuitos y prebendas. La única diferencia
entre chorizos socialistas y chorizos populares radica en que los últimos
tienen mayor nivel de vida que los primeros y tienen más fácil evadir
capitales, pero el afán que les mueve es el mismo: acaparar riqueza y de paso
algo de poder entre bambalinas.
Pero todo parece indicar que, como
siempre, las cosas seguirán sin cambios
con listas cerradas y poca, por no decir ninguna, democracia interna
La democracia interna en los partidos
y un cambio en el sistema de elección de representantes es la única manera de
empezar a terminar con la dinámica de choricear caudales públicos, dinámica
heredada del pasado dictatorial donde sólo cambian los nombres y las siglas.
Flaco favor hace el cuarto poder y
quienes lo integran que lejos de rebelarse contra los grupos empresariales se
dedican a repetir consignas con un aire de caos al acecho donde las hordas
rojas acabarán con el santo orden establecido. Tan culpables son esos grupos
editoriales como los chorizos logrando una información interesada y lejos de la
realidad a pie de calle.
Si los periodistas, todos, no se unen
para defender los valores democráticos y se juntan para dejar de añorar un
trasnochado paternalismo franquista, que nunca existió por cierto más allá de
dejar que el libre mercado prosperase y con ello la prosperidad de un país
atrasado en relación a su entorno geo político, estamos condenados a sufrir los
saqueos de chorizos de todos los colores del espectro democrático.
Que el señor Rajoy niegue la mayor y a
continuación pida auditorías externas e internas sólo refleja la sensación que
ya percibe la calle de que por alguna misteriosa razón por cada chorizo que se
atrapa se esconden varios más.
Esa lucha antagónica basada en
ideologías están ya demasiado lejanas tanto para las nuevas generaciones
nacidas y crecidas en democracia como para quienes vivieron la Transición,
unidos todos a la fuerza de una crisis económica donde los verdaderos culpables
de la misma, la banca, se están librando de rositas y camufladas entre las
neblinas turbadoras de separatismos y chorizos mientras la ciudadanía asiste
estupefacta, que para nada impasible, a un bochornoso espectáculo hijo de la era
del pelotazo y el ladrillo.
Pero el panorama es desalentador,
ningún mandamás político parece encarar con decisión la necesaria reforma del sistema
al pairo de la crisis económica olvidando que son las crisis económicas las que
a lo largo de la historia han hecho posible evolucionar políticamente a las
sociedades.
Quienes piensen que un cambio a un
sistema republicano acabará con la corrupción, son tan ingenuos como quienes
pensaron en 1931 que todo cambiaría de una hora para otra.
Europa parecía haber aprendido la
lección de la primera mitad del siglo pasado pero se ha quedado en una Unión
Europea mercantil donde nadie cede soberanía para que Europa sea soberana de sí
misma.
España está haciendo grandes
sacrificios pero debe exigir que la UE también los haga. Que Suiza siga siendo
cobijo de chorizos cuando hay medios de sobra para detectar los mismos en el
sistema bancario europeo es el mejor indicio de que la corrupción es una
realidad.
La ciudadanía pide una regeneración a
todos los niveles que puede ser olvidada una vez vuelva un ciclo económico de
bonanza, que llegará porque la economía se rige por ciclos, pero mientras en
Internet es posible ver debatir y llegar a consenso a personas antagónicas en
lo ideológico no parece suficiente para que las formaciones políticas se den
por enteradas.
Combatimos el terrorismo islámico bajo
la bandera de la democracia y la libertad, ignoramos que la primavera árabe
precisa de acciones que posibiliten la industrialización que promueva una clase
social media y progresivamente consumista. Invertir en esos países pero dejar
que la corrupción impida el avance de las sociedades islámicas sólo aumentará
el afán proselitista del fundamentalismo islámico y que los gobernantes
dictatoriales den paso a dictaduras teológicas.
Todo esto puede sonar a chino pero son
realidades, complejas realidades que impiden el desarrollo del brote
democratizador que venció a las dictaduras y los fascismos de diestras y
siniestras en Europa.
La ciudadanía debe ser ahora más
crítica que nunca a todos los niveles: político, social y periodístico.
Social por cuanto nuestro estado del bienestar demuestra ser
insostenible bajo parámetros de crisis económica y recorte de recursos para
financiarlos.
Dentro de una década el actual sistema
será historia por cuanto deberemos adaptarnos a un sistema híbrido de atención
social donde el Estado garantice unos mínimos pero los máximos deberán ser
sufragados por medios particulares.
Tan cretino es decir que se desmantela
el sistema de bienestar como asegurar que el futuro estable pasa por una
liberalización total. Si seguimos el modelo USA imperante en esta era digital
cometeríamos un error pero si sabemos y somos capaces de tomar lo mejor de uno
y otro sistema sin que el capital tome los mandos sin ningún control
fiscalizador, será posible un cambio no traumático que por otra parte es ya
inevitable.
Periodístico porque en España la
prensa está coaccionada por los grupos empresariales que esconden desde beatos
capitales a republicanas finanzas que sólo contribuyen a desorientar aún más a
una ya desorientada ciudadanía, no tanto las dos última generaciones, que se
debate entre el dolor de perder poder adquisitivo y la rabia de ver cómo se
aprovechan los chorizos para enriquecerse.
El primer paso sería que los diputados
tuvieran libertad de voto y dejaran de votar en contra de los intereses de la parte ciudadana que los eligió, que un político no pueda ejercer cargo público más de dos legislaturas y sólo un cargo, que den las condiciones para que el talento, el trabajo y los méritos sustituyan el clientelismo, el favoritismo y el vasallaje a caciques que se aprovechan de la democracia.
Somos la ciudadanía los primeros
defensores de la democracia aunque deleguemos la defensa de la misma. Se
combate exigiendo democracia interna, objetividad a la prensa y dando ejemplo
de que dos talentos por antagonistas que puedan ser por clase social o
adquisitiva pueden trabajar juntos porque todos queremos lo mismo: prosperidad
y un mañana mejor para quienes nos siguen…
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
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