Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Historia
Viva – Memorias
Autor:
Hillary Rodham Clinton Editorial: Editorial Planeta, S. A.
Traducción: Claudia casanova
Edición: Primera edición, septiembre de 2003
Pudo
haber sido la primera mujer presidente de EEUU pero antes fue la
esposa del presidente de EEUU y tal vez ahora, pasado el tiempo y
reciente su derrota ante Donald Trump, sea el momento de leer un
libro de memorias, con la consiguiente y natural subjetividad de todo
libro de memorias, que supone un viaje emocionante y sorprendente al
interior de la Casa Blanca y de la política, sus artes, por parte de
los miembros del Capitolio, una lucha feroz entre el partido
republicano y el partido demócrata donde las argucias de los que
financian al primero dieron resultado logrando la victoria del rival
de la candidata a la presidencia Hillary Rodham Clinton, como si la
presidencia de su marido hubiera sido el primer intento que
culminaría en la campaña de su esposa logrando perder una
presidencia que parecía ganada. Una lucha que recuerda aquella otra
en otra república: Roma y la lucha por el poder entre demócratas y
optimates...
Posiblemente
la administración Clinton fue de las más eficaces y esperanzadoras
presidencias del siglo XX pero oscurecida por el acoso y derribo de
que fue objeto por parte de los capitalistas del partido republicano
que financiaban publicidad negativa y alentaban investigaciones que
trataran de desprestigiar a Bill Clinton culminando en el caso de
Mónica Lewinsky donde un problema conyugal se convirtió en
argumento para provocar la dimisión del presidente prostituyendo el
legado de los padres fundadores para evitar el despotismo entre otras
cosas que vemos con el presidente Trump sin ir más lejos en el
tiempo. Visto ahora, son unas memorias fascinantes de una primera
dama que aunque nos permite entrar en la intimidad de sus orígenes
son las memorias del paso por la Casa Blanca de la esposa del
presidente que además era mujer, madre y trabajadora.
Hillary
Rodham Clinton alcanzó la mayoría de edad durante un tiempo de
violentos cambios en EEUU. Como muchas otras mujeres de su
generación, creció teniendo acceso a posibilidades de las que su
madre o su abuela no dispusieron jamás. Comenzó a explorar la vida,
adaptándose a los tiempos cambiantes y guiándose por su propia
brújula interna, y se convirtió en un símbolo para algunos y en un
pararrayos para los ataques de otros.
Datos
sacados de una extensa contraportada y sin más unas breves reseñas
que os inciten a su lectura:
Padres...
“Aunque
estaba comenzando la guerra fría con la Unión Soviética y la
Europa del Este, mis padres y su generación se sentían seguros y
llenos de esperanza. La supremacía norteamericana no era sólo
resultado del poderío militar, sino de nuestros valores y de las
muchas oportunidades disponibles para gente como mis progenitores,
que trabajaban duro y asumían sus responsabilidades. La Norteamérica
de clase media rezumaba prosperidad y todo lo que ésta comporta:
casas nuevas, buenas escuelas, parques en el vecindario y comunidades
seguras y tranquilas. Mis padres eran representantes típicos de una
generación que creía en las infinitas posibilidades de Estados
Unidos y cuyos valores tenían raíces profundas que arrancaban de la
experiencia de haber superado la Gran Depresión. Esta generación
creía en el trabajo duro, no en las subvenciones; creía en confiar
en uno mismo, no en los excesos y la indulgencia con uno mismo.”
Bill
Clinton...
"Era
difícil no fijarse en Bill Clinton en el otoño de 1970. Llegó a la
Facultad de Derecho de Yale con una pinta que lo hacía parecer más
un vikingo que un estudiante que había recibido la beca Rhodes y que
regresaba después de dos años de estancia en Londres. Era alto y,
si conseguías traspasar la maraña de la barba rojiza y la melena de
pelo rizado, era bastante guapo. Parecía rezumar vitalidad y energía
por todos los poros de su piel. Cuando lo vi por primera vez en la
sala de estudiantes de la Facultad de Derecho, estaba dándoles un
discurso a un grupo de compañeros que lo escuchaban atentamente.
Mientras me acercaba, lo oí decir: <<... y no sólo eso,
¡también cultivamos las sandías más grandes del mundo!>> Le
pregunté a una amiga: <<¿Quién es ése?>> <<Oh,
ése es Bill Clinton- dijo-. Es de Arkansas y siempre habla de ello.”
Duelo...
“Celebramos
una segunda misa funeraria en la iglesia metodista de la calle Court,
cerca de la casa donde mi padre había crecido. Bill habló en esa
ocasión, e hizo un elogio con mucho cariño que logró transmitir la
personalidad brusca y devota de Hugh Rodham: ` En 1974, cuando me
lancé por primera vez al ruedo político, lo hice en un distrito
congresual donde había muchos republicanos del Medio Oeste. Mi
futuro suegro se acercó conduciendo un Cadillac con una licencia con
matrícula de Illinois, y nunca le dijo a un alma que yo estaba
enamorado de su hija. Sencillamente se acercaba a la gente y les
decía: ``Sé que eres republicano y yo también lo soy. Creo que los
demócratas están a un paso de ser comunistas, pero éste es un buen
chico.” Lo enterramos en el cementerio de Washburn Street. Era un
día de abril lluvioso y frío, y mis pensamientos eran tan sombríos
como el cielo plomizo que se cernía sobre nosotros. Me quedé de
pie, escuchando el sonido del corneta de la Guardia Militar de Honor.
Después del entierro, fuimos con algunos de los amigos de mi padre a
un restaurante local, donde compartimos recuerdos.”
Un fiscal especial para investigar al presidente
Clinton...
"Los
empleados de la Casa Blanca y los abogados se arremolinaron alrededor
del presidente. Todo el mundo estaba muy preocupado porque el ruido
de tambores que clamaba por el nombramiento de un fiscal especial
estaba imponiéndose y ahogando el mensaje que Bill intentaba
transmitir, pero nadie podía adivinar si el mencionado nombramiento
terminaría por acallar las voces. Para cuando aterrizamos en la base
de la fuerza aérea de Andrews y nos transportaron en helicóptero
hasta la Casa Blanca, Bill estaba obviamente cansado del debate.
Debía volver a Andrews para dirigirse a Europa esa misma noche, para
unas reuniones organizadas con mucha antelación en Bruselas y Praga,
con el fin de hablar de la expansión de la OTAN, seguidas de una
visita oficial a Rusia para tranquilizar las inquietudes que los
planes de la OTAN de expandirse hacia el este le producían al
presidente Boris Yeltsin. Antes de su partida, me dijo claramente que
quería que el tema de Whitewater se resolviera de una vez por todas,
y pronto.”
África...
“En
nuestra última parada en Senegal, Bill se dirigió a Goreé Island,
igual que había hecho yo. Vio la puerta de No Retorno y pronunció
una emotiva disculpa por el papel que Estados Unidos había jugado en
el comercio de esclavos. Lo que dijo despertó alguna controversia en
Norteamérica, pero yo creo que fue apropiado. Las palabras importan
mucho, y las palabras de un presidente de Estados Unidos tienen mucha
fuerza en el resto del mundo. Al expresar arrepentimiento por no
haber intervenido en el genocidio de Ruanda y por nuestra relación
histórica con el tráfico de esclavos, envió un mensaje muy claro a
los africanos, diciéndoles que les respetábamos, nos preocupábamos
por ellos y los apoyábamos en su lucha contra los desafíos
entrelazados de la pobreza, la enfermedad, la represión, el hambre,
el analfabetismo y la guerra. Pero África necesita mucho más que
palabras, necesita inversiones y comercio, si es que sus economías
han de desarrollarse alguna vez. Para ello hacen falta tanto cambios
importantes en la mayoría de los gobiernos locales como colaboración
desde Estados Unidos. Es por eso por lo que es tan importante la Ley
de Crecimiento y Oportunidades de África, que propuso Bill y que el
Congreso aprobó, pues crea incentivos para que las empresas
norteamericanas inviertan en ese continente.”
Carrera por el Senado...
"La
carrera por el Senado empezó a tomar forma. Giuliani se reunió en
Texas con el gobernador George W. Bush, que acababa de anunciar la
creación de su comité de precampaña presidencial. El alcalde
Giuliani me acusó de ser una especuladora, y anunció que él iría
a Arkansas para recaudar fondos para su campaña; un movimiento
astuto, pensé yo, pues le garantizaba atención y dinero, y de paso
me propinaba a mí un buen anticipo de lo que había de ser la
campaña. La representante Lowey, una de las congresistas más
efectiva y popular, dijo que no se presentaría. En junio, finalmente
di los primeros pasos concretos y necesarios para una campaña al
Senado, y anuncié que crearía mi propio comité de precampaña. Con
la ayuda de la asesora de medios Mandy Grunwald y de Mark Penn, el
astuto e informado experto en encuestas que trabajaba para Bill,
comencé a entrevistar a los potenciales candidatos para mi equipo de
campaña.”
Libro recomendable para amantes de los entresijos,
biografías, la historia contemporánea y nada recomendable a suegras
que busquen morbo. Es un libro honesto de una mujer representante de
una generación que vivió los caldeados 60´s en EEUU sobre
cuestiones sociales y una visita guiada a ser la primera dama
compartiendo intimidad con el presidente de EEUU pero también el
relato de una mujer que dispuso de oportunidades negadas hasta
entonces. También para comprender un poco el lector ajeno a EEUU
como el presidente Trump ha llegado a serlo y ese inquietante
pensamiento de que los mismos que le apoyaron puede que sean los
mismos que lo fulminen cuando su telegenia y personalidad digital
empiecen a ser un incordio para los intereses que le sustentan en la
Casa Blanca.
Apasionante.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
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