"TELEMIERDA INC", suplemento televisivo cutre

Con la colaboración de Mars El Grouchu en exclusiva para The Adversiter Chronicle

PASAPORTE A LA ISLA

(UNA PRECUELA QUE NO CUELA)

Resulta indudable el éxito para Tele5 de la pasada edición de la isla de supervivencia, degenerado hasta el límite, y se sacaron de la manga un simulacro de concurso para seleccionar un elegido o elegida, da la impresión de que finalmente serán dos los seleccionados, que alimentase las ansias de las masas televidentes de seguir votando e interactuando con aplicaciones desde dispositivos móviles...

Lo cierto es que el programa es decepcionante desde un punto de vista de supervivencia limitándose la acción a un Gran Hermano en entorno aislado y campestre siendo la mayor prueba que pasan hambre ya que las mismas siguen siendo de campamento de verano preescolar y la única motivación es ver como se enzarzan entre ellos y ellas, cómo hacen trampas y finalmente, como siempre, ver los cambios de humor y sus consecuencias.

La pléyade de concursantes es un batiburrillo de segundones de la tele, familiares de concursantes, concursantes familiares al espectador y alguna que otra obsoleta famosilla luciendo sus habilidades sociales. De vez en cuando la organización mete a otro integrante del famoseo televisivo cutre como la Pepi, la inefable de Carmen Gahona o una pareja salida de Hombres, mujeres y viceversa.

Mientras que las féminas resultan variadas en sus idiosincrasias no sucede lo mismo con los representantes masculinos, compuestos de dos no heteros que sueltan bastante pluma y dos heteros de cuerpos musculados que se desinflan tras una semana y se lesionan en la primera prueba. Mientras que los no heteros Jesús y Gaby se comportan como lo que son aunque algo exagerados en sus amaneramientos, los no heteros y carne de gimnasio y de ligar en base a estar guapos tienden con mucha frecuencia a consolarse entre ellos dos a base de lloreras de nenaza, besitos en cuello, nuca y mejillas que resultan, si no sospechosas de mariconeo, término que abarca a heteros y no heteros, sí que hace pensar que eso de muscularse en un entorno de machos alfa y compartir duchas propicia lo que en tiempos de Roma era algo normal entre hombres heteros: mantener relaciones sexuales sin implicaciones emotivas...

Y poco más que decir de un formato sacado de la manga que tiene audiencia heredada pero defrauda enormemente al espectador en vacaciones laborales que quiere asomarse a esos concursos que tanto dan que hablar. Mención aparte es el tema de la presentadora en el encierro que sólo está de florero y permite que se desmanden en las galas los concursantes mientras Jordi González lucha en el plató por reprimir las incontinencias verbales de los colaboradores y ex concursantes cuando habla él, controlar los tiempos ajustados por imposición de la parrilla y finalmente lastrada la dinámica de la gala por la tranquilidad del bueno de Jordi lidiando un toro que su toreo induce a pensar que no cree demasiado en lo que presenta.

En definitiva, un presentador solvente, un formato familiar y las ya familiares ansias de ver a famosetes y famosillas liarse y engarrarse entre ellos para cubrir un hueco veraniego y de paso ver si el burro tocaba la flauta dos veces para la cadena. Y es que si fuera por aptitudes, ninguno de los concursantes parece capacitado para pasar hambre y penurias en una isla desierta...

Deleznable.

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