Suplemento cinematográfico cutre de
The
Adversiter Chronicle
Inteligencia Artificial
Tradicionalmente
se recomienda en Butaca de patíbulo
no visionar películas con niño o animales pero supongo que siempre hay una
excepción que incumple la regla…
Inteligencia Artificial es
una película del Spielberg, ese tipo que hacía magia pero que últimamente se
embarca en buenos proyectos que se cagan por el atrezzo. Un ejemplo es Priority Report donde a una buena historia, ambientación y
efectos especiales meten la mierda de los visionarios en la piscina, de todos
los recursos va a elegir el menos creíble.
Es una producción del año 2001 que antes quiso rodar el Kubrik.
Y es
que tenemos niño y animal, aunque ambos sean robots y tal vez por eso no es la
típica película familiar de buenas intenciones. El niño es el desasosegante, en
algunas de sus muecas, el Haley
Joel Osmen, ese niño grabado a fuego en
la retina del espectador que hacía de cicerone del Bruce Willis en el mundo de
los muertos. Secundado por el cada vez más soberbio Jude Law que borda el papel
de robot sexual y el siempre sólido pero nunca bien apreciado del William Hurt
en uno de esos papeles donde su careto encaja en el personaje aunque su
hieratismo llegue a ser en ocasiones irritante, tal parece en ocasiones que
sufre de parálisis facial.
La película
es una deliciosa fábula donde empatizamos de inmediato en esa dulzura que sólo
el Spielberg sabe transmitir aunque el chute de empatía no iguala el subidón de
E.T. allá en los tiempos de la URSS.
Efectos
especiales someros pero espectaculares, buen atrezzo futurista y pasa de
sermonear con el estilo de sociedad del futuro. Un futuro parecido al presente
salvo en los coches, los turbo copters, una Nueva York sepultada por las aguas
salvo sus más altos rascacielos que forman un sistema insular de esqueletos de
acero que se elevan sobre la superficie mientras bajo el agua se erosiona lo
que un día fueron calles, parques y barrios… la superficie convertida en
profundidad oceánica.
La fábrica
elige a este empleado para probar un
nuevo prototipo de robot infantil que tiene la capacidad de generar
sentimientos en base a experiencias, su cerebro electrónico es capaz de sin ser
programado crear nuevas secuencia de
comportamiento que le asemejen como nunca se había fabricado a las
reacciones, sentimientos y fantasías de los niños humanos…
El
caso es que el hijo verdadero se despierta, le calzan un exoesqueleto para
paralíticos y el niño de los cojones resulta ser un Damien de tomo y lomo que
trata al pobre David como Calígula a sus profesores, provocando malentendidos
que el lechugino del padre interpreta como homicidas y por tanto un peligro
para la familia, aunque sus miedos y demás mierdas sólo aumentan la sensación
de que estamos ante un auténtico calzonazos; la madre entiende que el hijo que
parió es un pequeño demonio y decide soltar a David y que se busque la vida
antes de entregarlo para que le destruyan por comportamiento defectuoso.
La película
prosigue con el típico viaje de búsqueda de la verdad con el cuento de Pinocho
de telón de fondo, es el problema de los niños, que nos creemos los cuentos
hasta que la sociedad dicta que es hora de despertar. La película logra
enganchar por las sorpresas y espectáculo visual de una ciudad sumergida, pero,
siempre hay un pero, llegamos al final de la historia.
El
final es una auténtica puta mierda que hace que el producto final no pase a la cinemateca
neuronal. Es un final donde tenían que meter los extraterrestres de los
cojones, sus cuerpos aparte de
sencillamente absurdos e irreales juegan con la jodida imagen de humanoide
cabezón, que se le ilumina la frente y que se comunican tocándose. Una
gilipollez de un infantilismo tal, que después de ver los buenos efectos
especiales de la película de repente la cagan.
Esa
estúpida nave de bloques, esa tecnología de dominar la materia que suena tan
ridícula como que las pirámides y edificios de piedra de la humanidad eran
porque podían manejar la materia…
Es
un final torpe, que te abruma con una sensación antes de que termine de
abatimiento y amargura por haber picado para ver un producto que puede que a
finales de los 70´s fuera vanguardista pero que lo que asemeja es a que o bien se
les fue el diseñador de producción o se quedaron sin cuartos para terminar de
cagarla con un apéndice futurista de mierda por lo poco creíble.
En
resumen que decepcionante en su último cuarto de hora, hay varios guiños a
clásicos y el niño y el animalito hacen gracia sin querer ser nunca graciosos,
se le suma que el joven actor borda su cara de haba y cuando se ríe pega unos
sustos de muerte, al final pese a todo pasamos un rato entretenidos aunque el
final sea atroz y cagada de efectos especiales, no por los mismos sino por la
mente calenturienta que sugirió tan deleznables extraterrestres y la torpeza
del Spielberg de llevarlos a la pantalla.
En
fin, en este caso una vez más, prefiero
Futurama
The Adversiter Chronicle, diario
dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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