The Adversiter Chronicle

sábado, 20 de octubre de 2012

El ojo púbico


Una sección de Palomino Gargajo Bilioso en exclusiva para The Adversiter Chronicle

La diputada regional Carmen Sela: ejemplo de lo que no debe hacerse en democracia

A ojos del ciudadano lector la polémica que se traen FAC y La Nueva España resulta merecedora de no doler gastar lo que cuesta un ejemplar, tomarse una doble malta en copa fría mientras se ojea la prensa o sencillamente pasar entretenido un buen rato, con perdón, delante de la pantalla del ordenador o la tableta computarizada.

 No duele gastarse un par de aurelios por cuanto queda muy noble comentar con la parienta y ésta con sus parientes la cantidad de vividores que ya viven de puta madre de lo asquerosamente ricos que son para encima vivir de nuestros impuestos sin dar palo al agua. De esta acusación Carmen Sela puede salir airosa por cuanto está dando palos y no de ciego para aportar un granito de arena
a la recuperación a todos los niveles de ese patrimonio asturiano y español que es la ría de Villaviciosa. Patrimonio en peligro donde las farragosidades de un sistema  con tres administraciones hace que pase el tiempo y al llegar al presente peligre el futuro. Un ejemplo de ineficacia de gestión administrativa y política pese a que ahora todo kiski se suba al carro de la reivindicación.

Tomarse una doble malta en copa fría ojeando la prensa porque queda de puta madre compartir con los parroquianos devotos de San Pedete D´aspintas la obscenidad de que existan personas asquerosamente ricas y que se fartuquen y beban mientras ellos se auto destruyen en el alcohol barato y han suprimido las salidas de sábado sabadete con la parienta y ya no pueden ver al Real o al Barça porque el paro y el curro de extranjis a chapuzas no suministran un ingreso de dinero adecuado para pagarse los hábitos consumistas.

También en esta ocasión la diputada regional Carmen Sela sale airosa. Pese a que para el lector la noticia induce a pensar que el hecho de que Carmen Sela colaborase a pie de calle para pedir el voto a su formación política sea como una anécdota digna de París Hilton por extravagante, sabe el diario el efecto que logra y qué es el que busca.

Pero no es la primera vez que La Nueva España crea imágenes inducidas que hacen pensar que no tienen sus redactores tanta libertad como presumen. Es de suponer que la corresponsalía en Villaviciosa conoce la misma a todos los niveles aunque algunos sean someramente.

Carmen Sela como ciudadana y vecina en Villaviciosa puede inducir en su apariencia, trato en la calle y comportamiento que te encuentras ante una persona honesta. Se resalta su declaración de patrimonio como si fuera motivo de llevar a sospecha a alguien porque sencillamente tiene más que la normalidad de los consumistas comunes. La única envidia que puede provocar Carmen Sela es de reproche a uno mismo por no tener la riqueza de su humildad.

Con la que está cayendo de comportamientos corruptos a diestro y siniestro pasando por el centralismo de los famosos resulta sorprendente que La Nueva España se dedique a juegos florales para que la plebe consumista cante ripios de censura y acusación sobre una persona cuyo único pecado censurable, si hubiera otros ya los hubieran destapado, es que tiene un patrimonio. La Nueva España empieza a hacerse vieja o tal vez sea que vuelve a los orígenes que llevaron a su creación: la victoria de la muerte sobre la democracia.

Pero también el sistema debería darse cuenta de que se está prostituyendo la norma que debería de servir para fiscalizar que los repúblicos servidores de la ciudadanía no se enriquecen ilícitamente durante el tiempo que ocupan su cargo. Es la prueba más palpable de la reforma de formas y maneras, sin olvidar procedimientos,  que España pide a gritos de indignación, canalizada por todas la partes a sus propios intereses particulares, y a hostias de tolete antidisturbios. Los políticos que la crearon han permitido y permiten dando la sensación de que quien en verdad tienen la infamia de ser envidiosos son ellos.

Carmen Sela ha visto vulnerada su humildad y es sometida a ese escarnio tan español basado en las habladurías, los comentarios ácidos y las miradas de furor de sus conciudadanos ya debidamente lobotomizados audiovisualmente entre misas desde el Valle de los Caídos, argumentos defensores de asaltos a la propiedad privada en el ámbito de ultramarinos y espectáculos cirquenses con chorizos marbellíes declarando en juicio.

Esta crucifixión sólo obedece a hacer noticia lo que debería ser ejemplo de buena gestión: amparada en la ley no tener porqué pagar más impuestos, argucias que utiliza desde el sereno hasta jefazo empresarial pasando por el sindicalista liberado. Una vez más el gañanismo y la cultura del zurriagazo se lucen en la prensa asturiana. No es la primera ni será la última vez. Casos elocuentes son el del concejal independiente Fernando Pando cuando osó postularse para renovar el PP de Villaviciosa y el más reciente el de Pecharromán en el PP de Gijón donde  también se le culpaba de ser asquerosamente rico.

El sistema ha llevado a los españoles a que ahora cualquiera que no tenga penurias para llegar a fin de mes sea culpable de chorizar los caudales ciudadanos cuando es la gestión de la riqueza de antaño la que nos ha sumergido en esta fosa abisal de crisis económica y no estar preparados para sortearla. Carmen Sela es el peor ejemplo que podían poner como persona dedicada a la política sospechosa de ser asquerosamente rica por dedicarse a ello. No merecía ser la diana política de turno. Su actuación como concejala primero y diputada regional después puede y debe ser fiscalizada y sujeta a la opinión y juicio personal de la ciudadanía, pero no ser expuesta de la forma en que se ha hecho. Las persona honestas como Carmen Sela se reponen de estos ataques pero el disparo duele porque roza el alma de quien es disparado. Siempre tendrá la cicatriz y un dolor de que seamos lobos para nosotros mismos y depredadores de nuestros semejantes.

Y tirón de orejas a la corresponsalía por no hacer ver a sus superiores que políticamente Carmen Sela no es la chupoptera asquerosamente rica y sospechosa  que presenta a la opinión pública La Nueva España.

 Pasar un buen rato leyendo la edición digital y comentar con los compañeros de oficina que vaya morro que tienen algunos y algunas. Que no saben lo que es gestionar un presupuesto limitado y no tienen problemas para mantener los cochazos, los vicios y las juergas. Currando  sin dar golpe y encima pudiendo escaquear dinero de dietas mientras que ellos tienen que justificar hasta el último céntimo de sus dietas…
Si ya gestionar una hipoteca, colegios, imprevistos y demás jodiendas de la vida es complicado y a veces harto casi imposible, Carmen Sela lo que merece es un Premio Príncipe de Asturias  a la gestión de recursos propios. Inherente al origen, que hasta ahora nunca ha sido ilícito por dedicarse a la política, resulta evidente que es una mujer brillante acorde con su formación intelectual. Otro y otra en su lugar ya lo hubiesen fundido y estaría empufado hasta las cejas.

Si además de lo anterior resulta que como concejala, y es de suponer que ahora en la Junta, era una todoterreno que nunca huyó de la trinchera, la envidia ajena está servida. Otros y otras con menos pedigrí y más recursos son ejemplo de mala gestión.

La Nueva España ha hecho lo que la prensa nunca debe hacer en un país democrático. Ha pasado de ser garante de la independencia informativa a dedo inquisidor que no acusa pero señala dejando que las mentes ya calenturientas por la guerra que mantiene con FAC saquen conclusiones erróneas.
Cuando la calumnia se antepone a la objetividad, la información deja de serlo para ser propaganda. Este método ya se utilizó en la Europa oriental en la segunda década de los 40´s por parte del URSS. Es propaganda fascista porque el lector cree erróneamente que le es mostrada la realidad de forma objetiva cuando obedece a consignas superiores a los redactores que deben soportar el escribir panfletos cuando en realidad escriben la propaganda que le ordenan.

 La parte política de Carmen Sela puede ser o no ser reprobable, acertada, criticada y fiscalizada pero ningún ciudadano que se mete a política debe ser señalado por una trayectoria cívica intachable y sacar titulares de lo que es simplemente el patrimonio y su gestión del mismo en el ámbito personal de la persona. España y su democracia deben lograr que existan las posibilidades reales de mejorar de nivel de vida, que clase social consumista ya somos todos y todas aunque algunos y unas pocas quieran revivir tiempos de paternalismo dictatorial y personalista, así como igualdad de oportunidades cuando deban ser los méritos como persona, estudios, talento y nivel profesional los baremos a tener en cuenta.

 No hay nada que objetar a la política editorial de La Nueva España, somos libres de elegir el medio de información pero somos esclavos cuando no nos damos cuenta de que nos inducen a una línea de análisis de esa información.
El estilo en dar la noticia es culpable de ser consciente de que se busca señalar, no por trabajo político sino para sembrar dudas en la ciudadanía sobre los componentes de una formación política. Se busca el daño general sin importar el daño colateral.

Carmen Sela no tiene que dar explicaciones como ciudadana de su patrimonio siempre que su actuación en tal sea lícito. Pero debemos la ciudadanía abrir los ojos porque algo anda mal en un país y en un sistema cuando una normativa que debería servir para salvaguardar la democracia y sus valores es usada como ariete en guerras políticas y es muy preocupante que el cuarto poder, uno de los garantes de la democracia, se alinea en posiciones políticas.

No sólo Carmen Sela es la penúltima víctima de este modo y manera de hacer la información, la ciudadanía es la primera que comienza a perder su libertad sin darse cuenta y siguiendo el juego sin que sea el querer informarse atenuante de nuestra culpabilidad de aplaudir y jalear propaganda aún a costa de los más irrenunciables derechos a la intimidad y el honor.

El arte y eficacia de la propaganda reside en hacer pasar por sospechoso lo que es legítimo y señalar culpables para que los inocentes sean ejecutores de sentencias.

Hoy es Carmen Sela por tener patrimonio, mañana seremos cualquiera que no  se crea la propaganda y pasado, finalmente, nuestro derecho a la información veraz y objetiva...
 

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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