Una sección de Palomino Gargajo Bilioso en exclusiva para The Adversiter Chronicle
La diputada regional Carmen Sela: ejemplo de lo que no debe hacerse en
democracia
A
ojos del ciudadano lector la polémica que se traen FAC y La Nueva España resulta merecedora de no doler gastar lo que cuesta
un ejemplar, tomarse una doble malta en copa fría mientras se ojea la prensa o
sencillamente pasar entretenido un buen rato, con perdón, delante de la pantalla
del ordenador o la tableta computarizada.
a la recuperación a todos los niveles de ese patrimonio asturiano y
español que es la ría de Villaviciosa. Patrimonio en peligro donde las farragosidades
de un sistema con tres administraciones
hace que pase el tiempo y al llegar al presente peligre el futuro. Un ejemplo
de ineficacia de gestión administrativa y política pese a que ahora todo kiski
se suba al carro de la reivindicación.
Tomarse
una doble malta en copa fría ojeando la prensa porque queda de puta madre
compartir con los parroquianos devotos de San Pedete D´aspintas la obscenidad
de que existan personas asquerosamente ricas y que se fartuquen y beban
mientras ellos se auto destruyen en el alcohol barato y han suprimido las
salidas de sábado sabadete con la parienta y ya no pueden ver al Real o al
Barça porque el paro y el curro de extranjis a chapuzas no suministran un
ingreso de dinero adecuado para pagarse los hábitos consumistas.
También
en esta ocasión la diputada regional Carmen Sela sale airosa. Pese a que para
el lector la noticia induce a pensar que el hecho de que Carmen Sela colaborase
a pie de calle para pedir el voto a su formación política sea como una anécdota
digna de París Hilton por extravagante, sabe el diario el efecto que logra y
qué es el que busca.
Pero
no es la primera vez que La Nueva España
crea imágenes inducidas que hacen pensar que no tienen sus redactores tanta
libertad como presumen. Es de suponer que la corresponsalía en Villaviciosa
conoce la misma a todos los niveles aunque algunos sean someramente.
Carmen
Sela como ciudadana y vecina en Villaviciosa puede inducir en su apariencia,
trato en la calle y comportamiento que te encuentras ante una persona honesta.
Se resalta su declaración de patrimonio como si fuera motivo de llevar a
sospecha a alguien porque sencillamente tiene más que la normalidad de los
consumistas comunes. La única envidia que puede provocar Carmen Sela es de
reproche a uno mismo por no tener la riqueza de su humildad.
Con
la que está cayendo de comportamientos corruptos a diestro y siniestro pasando
por el centralismo de los famosos resulta sorprendente que La Nueva España se dedique a juegos florales para que la plebe
consumista cante ripios de censura y acusación sobre una persona cuyo único pecado
censurable, si hubiera otros ya los hubieran destapado, es que tiene un
patrimonio. La Nueva España empieza a
hacerse vieja o tal vez sea que vuelve a los orígenes que llevaron a su
creación: la victoria de la muerte sobre la democracia.
Pero
también el sistema debería darse cuenta de que se está prostituyendo la norma
que debería de servir para fiscalizar que los repúblicos servidores de la
ciudadanía no se enriquecen ilícitamente durante el tiempo que ocupan su cargo.
Es la prueba más palpable de la reforma de formas y maneras, sin olvidar
procedimientos, que España pide a gritos
de indignación, canalizada por todas la partes a sus propios intereses
particulares, y a hostias de tolete antidisturbios. Los políticos que la
crearon han permitido y permiten dando la sensación de que quien en verdad
tienen la infamia de ser envidiosos son ellos.
Carmen
Sela ha visto vulnerada su humildad y es sometida a ese escarnio tan español
basado en las habladurías, los comentarios ácidos y las miradas de furor de sus
conciudadanos ya debidamente lobotomizados audiovisualmente entre misas desde
el Valle de los Caídos, argumentos defensores de asaltos a la propiedad privada
en el ámbito de ultramarinos y espectáculos cirquenses con chorizos marbellíes
declarando en juicio.
Esta
crucifixión sólo obedece a hacer noticia lo que debería ser ejemplo de buena
gestión: amparada en la ley no tener porqué pagar más impuestos, argucias que
utiliza desde el sereno hasta jefazo empresarial pasando por el sindicalista
liberado. Una vez más el gañanismo y la cultura del zurriagazo se lucen en la
prensa asturiana. No es la primera ni será la última vez. Casos elocuentes son
el del concejal independiente Fernando Pando cuando osó postularse para renovar
el PP de Villaviciosa y el más reciente el de Pecharromán en el PP de Gijón
donde también se le culpaba de ser
asquerosamente rico.
El
sistema ha llevado a los españoles a que ahora cualquiera que no tenga penurias
para llegar a fin de mes sea culpable de chorizar los caudales ciudadanos
cuando es la gestión de la riqueza de antaño la que nos ha sumergido en esta
fosa abisal de crisis económica y no estar preparados para sortearla. Carmen
Sela es el peor ejemplo que podían poner como persona dedicada a la política
sospechosa de ser asquerosamente rica por dedicarse a ello. No merecía ser la
diana política de turno. Su actuación como concejala primero y diputada
regional después puede y debe ser fiscalizada y sujeta a la opinión y juicio
personal de la ciudadanía, pero no ser expuesta de la forma en que se ha hecho.
Las persona honestas como Carmen Sela se reponen de estos ataques pero el
disparo duele porque roza el alma de quien es disparado. Siempre tendrá la
cicatriz y un dolor de que seamos lobos para nosotros mismos y depredadores de
nuestros semejantes.
Y
tirón de orejas a la corresponsalía por no hacer ver a sus superiores que
políticamente Carmen Sela no es la chupoptera asquerosamente rica y sospechosa que presenta a la opinión pública La Nueva España.
Si
además de lo anterior resulta que como concejala, y es de suponer que ahora en
la Junta, era una todoterreno que nunca huyó de la trinchera, la envidia ajena
está servida. Otros y otras con menos pedigrí y más recursos son ejemplo de
mala gestión.
La Nueva España ha
hecho lo que la prensa nunca debe hacer en un país democrático. Ha pasado de
ser garante de la independencia informativa a dedo inquisidor que no acusa pero
señala dejando que las mentes ya calenturientas por la guerra que mantiene con
FAC saquen conclusiones erróneas.
Cuando
la calumnia se antepone a la objetividad, la información deja de serlo para ser
propaganda. Este método ya se utilizó en la Europa oriental en la segunda
década de los 40´s por parte del URSS. Es propaganda fascista porque el lector
cree erróneamente que le es mostrada la realidad de forma objetiva cuando
obedece a consignas superiores a los redactores que deben soportar el escribir
panfletos cuando en realidad escriben la propaganda que le ordenan.
Carmen
Sela no tiene que dar explicaciones como ciudadana de su patrimonio siempre que
su actuación en tal sea lícito. Pero debemos la ciudadanía abrir los ojos
porque algo anda mal en un país y en un sistema cuando una normativa que
debería servir para salvaguardar la democracia y sus valores es usada como
ariete en guerras políticas y es muy preocupante que el cuarto poder, uno de
los garantes de la democracia, se alinea en posiciones políticas.
No
sólo Carmen Sela es la penúltima víctima de este modo y manera de hacer la
información, la ciudadanía es la primera que comienza a perder su libertad sin
darse cuenta y siguiendo el juego sin que sea el querer informarse atenuante de
nuestra culpabilidad de aplaudir y jalear propaganda aún a costa de los más
irrenunciables derechos a la intimidad y el honor.
El
arte y eficacia de la propaganda reside en hacer pasar por sospechoso lo que es
legítimo y señalar culpables para que los inocentes sean ejecutores de sentencias.
Hoy
es Carmen Sela por tener patrimonio, mañana seremos cualquiera que no se crea la propaganda y pasado, finalmente,
nuestro derecho a la información veraz y objetiva...
The Adversiter Chronicle, diario
dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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theadversiterchronicle@hotmail.es
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