Una sección de Palomino Gargajo Bilioso en exclusiva para The
Adversiter Chronicle
Nacionalismos ibéricos
Periódicamente
se dan en España movimientos que la contraen y hacen crujir sus cuadernas.
Perder el tren de las Cortes de Cádiz ha llevado a una historia reciente
confusa donde todas las contrariedades del frente interior, a medida que se
perdía el imperio exterior, salían a la superficie. España y los españoles no
siguieron la corriente europea de hacer un estado laico e industrial. La ola de
un estado nacional en los diferentes estados europeos a medida que avanzaba el
siglo XIX hizo nacer el amor a la cultura de la tierra y anidar en las mentes
la idea de naciones ajenas a la nación española, movimiento natural en una
España encorsetada política y económicamente donde fraguó una burguesía rural
sin conexión con la burguesía industrial que florecía en otras zonas de España.
La llegada de la ola ideológica hizo que un país sin tradición parlamentaria
democrática, ligada a la revolución industrial, enconase sus extremos
ideológicos. Europa entraba en la era del siglo XX y la guerra industrial pero
España tuvo que saltar en 1931 para descubrir que los males eran iguales en la
monarquía que en la República. La historia posterior es de sobra conocida pero
se insiste en no mostrarla como parte de la historia europea. La sublevación
militar contra la República era consecuencia de las luchas ideológicas y geo
estratégicas que tuvieron su continuidad en la II Guerra Mundial.
El
problema es que los nacionalismos periféricos de España, al igual que el propio
nacionalismo español, se basa en una serie de farsas, memoria tergiversada y
convertida en antagónica tras la Guerra Civil y una serie de intereses que sólo
obedecen a mantenerse en el poder quienes se consideran herederos del legado de
los románticos, por el periodo, teólogos de esa nueva religión que es el
independentismo, con sus propias liturgias, credos y casta sacerdotal que en
lugar de púlpitos están en escaños. Pero
no les importa tender la mano a sus antagonistas ideológicos y sus actos
terroristas.
El
fin de ETA parecía ser el principio de cicatrización de una herida abierta.
Pero surge la crisis económica y vemos con sorpresa como un partido y un
político azuzan la demagogia, las medias verdades y manifestaciones fuera de
contexto para tapar la realidad económica de una región, una comunidad
autónoma, que se encuentra en bancarrota.
Una
vez más, antes de asumir el mea culpa, se busca un culpable: España.
Los
partidos nacionalistas periféricos pecan de los mismos males pero se tapan y
solapan con el argumento de que España es la invasora y no deja desarrollar su
idiosincrasia que en más ocasiones de las deseadas responden a ensoñaciones
simples pero agresivas que encuentran eco en intelectuales apesebrados que no
tienen oponentes en nacionalistas intelectuales españolistas tan rancios e
hipócritas como los periféricos.
Así,
mientras la masa ciudadana y demócrata asiste muda al engaño de un gobierno que
debería decir de una vez por todas lo que hay que hacer para salir de la crisis
y someter sus medidas al plebiscito de las urnas o bien crear un gobierno de
aglutinamiento, porque si se dice de concentración son capaces de acusar a
Rajoy de nazi, que aunara esfuerzos, vemos como los extremistas de izquierdas y
de derechas aprovechan para llegar o mantener sus cuotas de poder.
religión en España no debe inmiscuirse. Bastantes siglos llevan jodiendo la marrana y en época de crisis resultan obscenos ciertos comportamientos. La ciudadanía española sabe y reconoce la labor social de los miembros de la Iglesia, pero el estado debe ser laico.
Dará para mucho que comentar este otoño-invierno, pero antes de que aumente el tono de los rebuznos de los nacionalismos periféricos y español, es la propia ciudadanía que se identifica con valores cristianos aprenda a vivir en un país donde hay libertad de culto y ser creyente no cualifica para cargos públicos. Al menos no más que no ser creyente.
Resulta
absurdo discutir si puede sentirse uno de una región y no pueda serlo a su vez
español. Nadie ha discutido nuca la idiosincrasia regional. Pero sobre el
espectro de un nacionalismo histórico inexistente han crecido y medrado desde
intelectuales a mafiosos a los que hay que hacerles ver que la democracia es
generosa y protectora de sus súbditos pero que hay unos límites. Que digan claro
que debemos avanzar a un estado federal, inherente a monarquía o república.
Es
estado tiene normas y entes capaces de abortar cualquier intento de ilegalidad,
pero es hora de que la ciudadanía tome las calles para, sin enfrentarse,
mostrar lo que quieren. Ya lo hacen en las urnas sólo que no captan el mensaje
quienes reciben el honor de representarles.
El
problema de España es una vez más los propios españoles…
The Adversiter Chronicle, diario
dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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