The Adversiter Chronicle

martes, 8 de octubre de 2019

"Ni a pata ni alpargata y menos a La Alcarria", suplemento viajero cutre


Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle

Viaje con percance en el ascensor

El viajero ha cerrado la puerta y se aproxima al ascensor para llamar al mismo. Es un ascensor ya con unos añitos y es cierto que últimamente el viajero percibe inquietantes vibraciones en determinados pisos cuando desciende, ni muy lento ni muy rápido...
Entra el viajero en el ascensor y pulsa en la botonera para bajar al portal. Tiene un espejo y el viajero se mira fugazmente y que sus pintas están dentro de parámetros aceptables para el Sistema y recuerda a su querido sobrinito cuando observa el luminoso que indica los pisos que van pasando aunque en realidad sea el viajero el que pasa por ellos transportado en el ascensor...
Pasa un piso, pasa otro y medita el viajero si el trance de la muerte será como verse metido en un ascensor viendo los números de los pisos bajar o subir cuando de repente el luminoso pasa a tener dos inquietantes rayas en lugar del número del piso, nota el viajero una vibración extraña que se transmite desde la planta de los pies por todo su cuerpo, nada diferente a otras vibraciones precedentes en otros viajes en ascensor últimamente con la diferencia de que esta vez el ascensor se queda quieto con un brusco frenazo para ser un ascensor...
El viajero se queda perplejo, desorientado sin saber en qué piso se ha detenido bruscamente el ascensor y nota en toda su plenitud y consciencia de que cada vez que se mueve, aunque sea ligeramente, el ascensor se menea y aumenta el desasosiego de saberse metido en una caja de endeble aluminio y que si se sueltan los cables la caída asegura traumatismos. Pero el viajero comienza un proceso mental de racionalización de la situación, de alternativas de rescate y mantener la cabeza fría sin caer en el pánico, pero su dedo va por libre de tales pensamientos de calma ante la calamidad y ve cómo el dedo pulsa compulsiva y catatónicamente el timbre de alarma...
Unas voces familiares de vecinas, y deduce que debe estar entre el segundo y primer piso, le reconfortan porque van a tomar las medidas oportunas para su rescate. El viajero saca el móvil para avisar de que llegará tarde a la cita y trata de no menearse mucho para no sentir el inquietante bamboleo del ascensor. Oye el trajín de las vecinas pero su dedo va de nuevo por libre y vuelve a retomar el timbre para escándalo de las vecinas que vociferan al viajero que el rescate está en marcha...
Se sorprende el viajero de la independencia operativa de su dedo, cual dron de emergencia que cumple su trabajo sin importar las órdenes neuronales del viajero y piensa que debería hacérselo mirar por un galeno, mientras cierra el puño para encerrar al díscolo dedo, completamente histérico, piensa el viajero...
Llega el rescate en forma del vecino del sexto, o del séptimo ya que al viajero le falla la memoria, y sigue sus indicaciones que no son otras que mantener pulsado el botón de apertura de las puertas, aunque su dedo sigue en pleno ataque de pánico y en lugar de mantenerlo pulsado como le indica el vecino pues lo toca intermitentemente hasta que el viajero cambia de dedo y logra seguir las indicaciones...
Al abrirse las puertas, el viajero observa con inquietud que está un poco más abajo de la puerta del ascensor en el piso y le resulta más inquietante el recuerdo de historias de gente cortada en dos por un ascensor mientras que el amable vecino, ante la mirada de las vecinas, indica al viajero que tendrá que salir rápido. El viajero piensa que hasta el vecino lo ve chungo porque, aunque no lo manifieste, que si el ascensor desciende mientras el viajero trata de salir, se acabó el viaje y la sección...
Al final el viajero logra salir ágil y airoso respirando aliviado. Quiere dar las gracias pero las vecinas y el vecino ya están enfrascados en las vicisitudes de la última reunión de vecinos y el viajero se va dando las gracias y meditando que nunca se sabe donde puede estar la desgracia, el percance de tener un accidente que le mate o le cambie la vida...
El viajero se dispone a bajar las escaleras y...
Pero ese, ya es otro viaje.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

http://theadversiterchronicle.org/
 







 


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