Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor: Gavin Menzies
Editorial: Grijalbo
Traducción: Francisco J. Ramos
Edición: Cuarta edición; diciembre, 2004
Delicioso
libro el que traemos hoy por dos razones al menos: una para curarnos
de soberbia occidental y descubrir que aunque Colón, Magallanes y
Cook pasaron a la historia por ser los primeros en descubrir nuevas
tierras pues resulta que hicieron trampas porque llevaban en sus
viajes mapas que indicaban con certeza y casi total exactitud que
había tierra más allá del horizonte y las supersticiones marineras
europeas; y la segunda para comprender un poco más de la cultura
china a través de sus proezas marineras y, en breves pinceladas,
sorprendernos en ocasiones como cuando descubrimos que los grandes
almirantes al mando de sus flotas imperiales eran eunucos...
Quitando
coñas más o menos recurrentes para hacer cuchufletas con el tema de
los eunucos lo cierto es que es un viaje apasionante en la
investigación de evidencias físicas y tangibles para demostrar que
mapas antiguos que describen costas de tierras desconocidas a ojos
occidentales no son obra de alienígenas sino de la labor y el
trabajo por parte de China para poder navegar con exactitud en base a
los eclipses de luna y las estrellas teniendo para ello que realizar
mediciones simultáneas exigiendo todo ello el despliegue de flotas
por las latitudes ya por ellos conocidas. Hay evidencias en todas las
costas en que arribaron y establecieron colonias ya que el segundo
objetivo de los viajes era afianzar el poder imperial mediante
tributos y relaciones comerciales...
Hasta
que en el siglo XV un nuevo emperador decide aislar a China y
abandonar el comercio exterior destruyendo todo testimonio escrito de
los viajes y sus hazañas.
Gavin
Menzies nació en China en 1937 y allí vivió los dos primeros años
de su vida. Oficial de la Royal Navy, en la que ingresó en 1953, ha
servido durante toda su vida profesional en submarinos, embarcado en
los cuales siguió la estela de los viajes de Colón, Bartolomé
Días, Álvaro de Cabral y Vasco de Gama. Al mando del HMS Rorqual
(1959-1970) navegó por los mismos rumbos que Magallanes y Cook. Para
preparar este libro visitó 120 países, más de 900 museos y
bibliotecas y los puertos que fueron más importantes en la Edad
Media.
Datos
sacados como es habitual de la contraportada actualizados en el año
de su edición, pero sin más verborrea por mis partes os dejo unas
breves líneas que os inciten a su lectura:
Los
eunucos en la China imperial...
“Los
eunucos habían sido `sirvientes de palacio´, guardianes del harén
y espías´ en todo el mundo antiguo, en Roma, Grecia, el norte de
África y gran parte de Asia, y también habían desempeñado un
importante papel a lo largo de toda la historia china. Curiosamente,
eran extremadamente leales a los mismos emperadores que habían
autorizado su mutilación. Había habido eunucos en la corte imperial
como mínimo desde el siglo VIII a. C., y en la capital y sus
alrededores se empleaba a nada menos que setenta mil de ellos. Sólo
a los varones asexuados se les permitía ejercer de sirvientes
personales del emperador y custodiar a las mujeres de su familia y
los aposentos ocupados por sus concubinas en el `Gran Interior´,
dentro de los muros de palacio. Los emperadores mantenían a miles de
concubinas como símbolo de su poder y con el fin de asegurarse
varios descendientes varones en una época en la que la mortalidad
infantil era elevada; garantizar la continuidad de la dinastía y el
culto a los antepasados constituía una parte fundamental de los
ritos culturales chinos. Quienes no eran eunucos, incluidos los
parientes del emperador y sus consortes, tenían prohibido acercarse
a los aposentos de las mujeres bajo pena de muerte. La ausencia de
varones potentes aseguraba que cualquier niño nacido de las
concubinas era hijo únicamente del emperador.”
Zheng
He, el almirante eunuco...
“Las
expediciones de Zhen He se habían hecho progresivamente más
audaces. La primera, entre 1405 y 1407, llevaba sesenta y dos barcos
del tesoro tripulados por veintisiete mil ochocientos hombres. De
camino hacia Malaca, visitaron Camboya y Java, y luego aprovecharon
el siguiente monzón del sudoeste para dirigirse a Sri Lanka y
Calicut, en la costa occidental de la India. Un incidente ocurrido en
este viaje cimentó entre los marineros la creencia de que Zheng He
se hallaba bajo la protección divina. En medio de una tormenta tan
feroz que los marineros se pusieron a rezar a Shao Lin para que
salvara sus vidas, una luz divina -seguramente un fuego de San Telmo,
una descarga eléctrica luminosa que a veces se puede ver durante una
tormenta en el mar- apareció en la misma punta de los mástiles del
buque insignia de Zheng He. `Apenas apareció esta luz milagrosa, el
peligro se apaciguó´.”
Navegando
por las regiones polares...
“Sin
embargo, la perspectiva de navegar por aquellas heladas regiones poco
habría aterrorizado a los chinos, que tenían tras ellos ocho siglos
de experiencia navegando por las latitudes polares septentrionales y
una tradición de mil años de navegación a través de los hielos,
ya que el puerto más cercano a Pekín, Tanguu, está cubierto de
hielo durante tres meses al año. Descubrí la primera evidencia
anecdótica de que los chinos realmente habían tratado de navegar
hacia el Polo Sur tras dejar la bahía de Cook en un relato de los
viajes de un joven noble de Bolonia, Ludovico de Varthema, en 1506.
Ludovico de Varthema había navegado entre Borneo y Java, donde le
explicaron una extraña historia. Sus compañeros, dos cristianos
chinos y un piloto de las Indias orientales, le dijeron que unos
marineros del otro lado de Java (el lado chino) habían navegado por
la Cruz del Sur hacia regiones donde hacía mucho frío y los días
duraban sólo cuatro horas. ¿Cómo podían haberlo sabido sin haber
navegado realmente por allí?
Evidencias en Nueva Zelanda...
“Más
al norte, en la costa occidental de la isla del Norte de Nueva
Zelanda, en 1875 una violenta tormenta desenterró la cubierta y los
costados de parte de un barco grande y muy antiguo. Estos restos se
encontraron cerca de la desembocadura del río Torei Palma, en
Whaingaroa; se conocen como el `Barco de Ruapuke´ debido al nombre
de la playa. Se dijo que el barco tenía una tablazón diagonal, y
que sus mamparos interiores se mantenían unidos mediante grandes
clavos de latón, cada uno de los cuales pesaba 6,3 kilogramos. Sin
embargo, hubo cierta polémica en torno a la cuestión de la madera
de la que estaba construido el barco. Quienes encontraron los restos
se encontraron en la zona varios fragmentos de roble europeo, lo que
llevó a los expertos a concluir que un barco de dicho continente
había naufragado allí.”
Chinos en el Caribe...
“Los
mapas del Caribe del Almirantazgo Británico me permitieron
visualizar un
panorama de la zona completamente nuevo. En 1421,
inmensas áreas que actualmente se hallan sumergidas o bien habrían
estado netamente por encima del agua, o bien se habrían mostrado
como rocas y arrecifes alternando con zonas de agua y bajíos. En
1421 los bancos y arrecifes que forman el denominado `banco de las
Bahamas´, que se extiende al sur de las islas Andros hacia Cuba,
habrían estado por encima del agua hasta la latitud del trópico de
Cáncer, y las numerosas crestas de arena que el mapa actual califica
de `casi descubiertas´ se habrían mostrado también netamente por
encima del nivel del mar. A los cartógrafos chinos, todo lo que va
desde Cayo Guajaba, en la mitad de la costa septentrional de Cuba,
hasta la latitud de Miami les habría parecido una gran isla sin
apenas elevaciones, una extensión de Cuba.”
Ciencia
china de navegación...
“La
extraordinaria exactitud de esta medición china del tiempo queda
ilustrada por su cálculo de la longitud de la lunación -el
intervalo entre dos lunas nuevas-, que estimaron en 29,530591 días.
Esta cifra produciría un error de menos de un segundo por mes.
Utilizando estos métodos, la medición de la hora sólo se podía
realizar cuando el sol se hallaba sobre el horizonte. Las mediciones
después del anochecer se llevaban a cabo utilizando clepsidras, que
se calibraban a la luz del día con un gnomon. Con sus gnomon y
clepsidras, los chinos podían determinar el paso del tiempo, día a
día, minuto a minuto y segundo a segundo, tanto de día como de
noche. Podían asimismo prever y utilizar los eclipses totales de
luna que tenían lugar en algún lugar del globo aproximadamente cada
seis meses.”
Los
europeos sabían que había tierra...
Toscanelli
envió, pues, un mapa a Colón en que se mostraba la ruta occidental
a través del Atlántico, pasando por las Antillas. Asimismo,
transmitió la información de Dei Conti a Martin Behaim (1459-1507),
que trabajaba para el gobierno portugués. Más tarde,
Behaim
mostraría el estrecho que llevaba del Atlántico al Pacífico tanto
en el globo terráqueo que fabricó en 1492 como en sus mapas,
mientras que Magallanes reconocería que antes de zarpar había visto
esos mapas en Portugal. Varios relatos más mencionan el hecho de que
Magallanes examinó los mapas de Toscanelli conservados en el Tesoro
portugués. Únicamente podemos imaginar el extraordinario impacto
que dichos mapas, basados en los viajes chinos de 1421 a 1423,
debieron de tener en los europeos, puesto que trazaban los límites
de océanos inmensos y desconocidos, y de territorios como Sudamérica
y la Antártida, cuya mera existencia hasta entonces se había
considerado una cuestión oscura e incierta.”
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
Legado
de la China imperial y sus flotas del tesoro...
“El
legado de aquella edad de oro en la que el poder y la influencia de
China se extendieron desde Japón hasta África, y aún más allá,
hasta abarcar el mundo entero, aún perdura. La arquitectura budista
china adorna los horizontes urbanos de toda Asia, desde Malaca hasta
Kobe. La seda china de la dinastía Ming se extiende desde África
hasta Japón; su espléndida cerámica azul y blanca, desde Australia
hasta Manchuria, y las tumbas de muchos lugares del globo dan
testimonio de la joyería de jade china de la época. Aun el viajero
más indiferente que recorra el sudeste asiático se verá
impresionado por la difusión del legado chino. Desde Sumatra y Timor
hasta Japón, sigue habiendo comunidades unidas por el comercio, la
religión y una lengua escrita heredada de China. A lo largo de
cuatro mil kilómetros de este a oeste, e igual distancia de norte a
sur, se conserva la huella de la China imperial, la impronta de un
coloso.”
Libro
imprescindible para el público en general, aficionados a la historia
marítima e ideal para ilustrarse un poco en turnos de noche
veraniegos de calma chicha, convalecencias en reposo y en definitiva
para saber más de la mano de un profesional de los mares que sin
farragosidades y de forma amena y didáctica nos permite acompañarle
en su investigación para probar que hubo descubridores antes de los
europeos que trazaron mapas y que el mundo no gira alrededor del
ombligo de Occidente ni que los chinos y su cultura son menos que
cualquier otra. Estuvieron donde nadie había estado antes, crearon
vínculos culturales y comerciales amén de descubrir nuevas culturas
y todo ello bajo una base científica que les permitió calcular y
precisar en mapas tanto la latitud como la longitud de los sitios que
visitaban en sus singladuras...
¡Sencillamente
apasionante!The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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