Por Antón
Rendueles
BUD SPENCER,
actor de cine
Una
de las consecuencias del inexorable paso del tiempo es la inevitable
pérdida de seres que formaban parte del universo de la infancia pero
que trascienden el lapso de la misma para acompañarte ya de adulto
como es el caso de los actores de cine, de un actor de cine como era
Bud Spencer.
Compañero
inseparable en la mayoría de los casos de Terence Hill pero también
estrella popular por sí mismo en papeles en solitario, a veces con
historias menos blancas, grises de vida diaria en Nápoles y su
violencia soterrada por el lumpen y los bajos fondos pero aún de
comisario serio y película seria, transmitía a la cámara esa
bondad, esa generosidad de que hacía gala en sus personajes, unas
virtudes grabadas a fuego en las mentes infantiles y refugio de
esperanza en los adultos de la época...Bajo los parámetros de hoy en día donde prima la acción con sangre salpicada, rotura de huesos y mandíbulas sazonado todo ello con ráfagas de disparos que hacen saltar vísceras, puede que los mamporros que daba Bud Spencer en sus películas puedan ser tildados de incitación a la violencia, pero sabíamos que no era tal porque no era el mamporro lo importante, era la coreografía de los mismos y la veracidad que le daba el actor con gestos faciales, miradas y movimientos de los labios de los que era virtuoso. No importaba que película tras película los receptores de los mamporros fueran los mismos, se nos hicieron familiares y ya sabíamos de antemano sin disminuir el afán por ir a ver la película quién acababa recibiendo mamporros de una u otra manera: sujetándole Bud Spencer con una mano mientras repartía con la otra, quién iría por la espalda con un taco de billar o un madero que se rompía en sus espaldas para pasmo del agresor o repartir mamporros a dúo con su compañero Terence Hill...
Deben disculparme que me reitere en los mamporros como tales pero es que leyendo acerca de su fallecimiento leí en algún sitio que era protagonista del cine de mamporros, no lo era, él era el del cine de mamporros donde el director Steno aunaba comercialidad, rentable para los productores, con buen pulso narrativo y tramas que no eran ni simples ni enrevesadas, eran creíbles y aceptables plagadas de personajes familiares al espectador: aventureros, policías, mafiosos, retratos de otros personajes cinematográficos pero sin llegar a ser caricaturas.
Me gusta pensar que quienes disfrutamos en su momento de sus películas somos un poco mejores de adultos porque temas como la generosidad sin recompensa, el valor de la amistad e incluso la maldad utilizada como redención le hicieron un personaje universal, no infantiloide pero sí de inocencia casi infantil, un gigante bonachón que sólo sacaba sus puños por buenas causas a las que le empujaba su compañero pese a que de primeras los personajes de Bud Spencer parecen mercenarios, buscavidas que sólo miran por sí mismos y esperan el golpe que les saque de la miseria, galante con las mujeres, seductor a la cámara.
Otro que se ha ido, puedo cerrar los ojos y vuelvo a estar libre de la silla de ruedas y escucho a mi padre decir que están echando una del Bud Spencer y el Terence Hill y que si quería ir a verla y yo quería como quería él pero ya no me llevará porque ya no puedo caminar, porque mi padre ya no está y Bud Spencer no hará más películas de mamporros...
Descanse en paz.
Antón Rendueles
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
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