The Adversiter Chronicle

martes, 21 de junio de 2016

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre


Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

ROBOCOP (2014)
Es casi norma que Hollywood revise y actualice, eso llamado remake por los entendidos, tramas y argumentos, cuando no la película completa. Hay casos de éxito y otros de fracaso, al turno de noche nos vino a las neuronas “La huida” (Get Away) donde la versión de los 80´s era una caricatura de la protagonizada por Steve Mc Queen. Hay dos maneras de hacer una revisión: calcar el original o conservando el alma de la trama darle una nueva visión...

Y esa es la propuesta de esta producción estrenada en 2014 y dirigida por José Padilha, sin duda muy conocido entre sus familiares, parientes y amigos pero que nos es absolutamente desconocido. Porque si en el original la trama giraba en torno a la posibilidad de que robots artillados y robot con componentes orgánicos humanos podrían algún día realizar tareas de seguridad ciudadana, también se pincelaban detalles como la simbiosis mente humana-máquina y si la personalidad del sujeto llegaría a imponerse al sistema robótico, aquí el acierto reside en plantear la batalla psicológica entre la personalidad que alberga la mente y su adaptación a un ser robótico y la lucha entre la programación del sistema y la psique del sujeto robotizado.


Por una parte, la sociedad y el mundo es distinto al futuro planteado en la primera versión. Los anuncios de la omnipresente televisión son sustituidos por un programa donde un bien caracterizado Samuel L. Jackson ejerce de maestro de ceremonias con un futurista plató y efectos de pantalla que induce al pensamiento de las masas, a las que nunca vemos pero sí la ciudad de Detroit que vista desde el aire semeja una tableta de microcircuitos. Un presentador que defiende tesis mercantiles de las grandes corporaciones, enarbolando la bandera de la conciencia de unos EEUU mal dirigidos y gobernados para el pueblo pero que en realidad lo son para los intereses de las grandes corporaciones.

Un futuro donde la robótica como arma ya se utiliza en el extranjero pero prohibida en
EEUU, con plantas de ensamblaje en China o cualquier país del sudeste asiático. También interviene como novedad el protagonismo del creador. En lugar de una ejecutiva agresiva y sensual de la corporación, aquí tenemos al presidente de la misma interpretado por un contenido pero ajustado al papel de Michael Keaton que ignora el factor humano del producto, que no duda en mentir y falsear para que su producto se comercialice en jugosos contratos, que vende su alma por eliminar el alma de su producto...

Pero está el creador, el moderno doctor Frankenstein, interpretado por un soberbio y siempre solvente Gary Oldman que sabe que su monstruo tiene alma humana porque es un híbrido y no un simple robot. Pero también es culpable porque accede a construir el nuevo producto, pero se impone su humanidad, su comprensión de que la mente humana pese a los inhibidores que se le puedan instalar, porque en realidad Robocop es una prótesis, un exoesqueleto, al que se le suman los recursos en computación pero que razona, piensa, medita y recuerda porque hay un ser humano en el interior de ese exoesqueleto...
El protagonismo recae en Joel Kinnamen, que no lo hace mal, pero que no resiste la comparación con el mismo papel interpretado en la original por Peter Weller. Ni qué decir tiene que los recursos actuales en efectos digitales mejoran ese aspecto de la estética, pero han tenido el acierto en recrear los diseños de máquinas de la primera versión, lo cual al espectador veterano le resulta reconfortante y no resultan diseños extravagantes para las nuevas generaciones digitales.
Pero lo mejor de la película es la fermosa Abbie Connish que ya nos enamoró al equipo de cata cinematográfica en “Stop- Loss” porque es aparecer su rostro en pantalla y todo el plano y toda la película e incluso toda la jodida existencia quedan eclipsados por su belleza. Sólo deleitarse en su contemplación ya merece visionar la película. Porque al final todo resulta algo precipitado, un pequeño batiburrillo final que no se sabe si es por imposiciones del metraje o mal pulso del director si bien hasta la primera hora y media todo es pausado y donde la vertiente psicológica se impone a la acción, con tiros y destrozos aptos para todos los públicos.

Película que hará las delicias de quienes disfrutaron con la versión de los 80´s por dos razones: la primera que recordaremos la época del original y como fascinó en su tiempo, la segunda porque hay guiños de complicidad, los robots artillados ya citados o la casa del agente Murphy que es la misma. Una película seguramente algo ñoña y tostón para las generaciones digitales y candorosa para espectadores veteranos que saben que el agente Murphy siempre será Peter Weller, que el villano en realidad le acribilla con su banda y no una triste explosión en el coche y que el doctor es muy guay pero nunca olvidaremos a la ejecutiva agresiva meterse en el jacuzzi con el presidente de la corporación para lograr sus anhelos profesionales y que la mujer del agente Murphy sabe que murió aunque nos enamore prendidamente Abbie Connish...
Un fallido remake en suma que se salva por el reparto, que no es poco.


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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