Una sección de
El Bis en exclusiva para
The Adversiter Chronicle
SEND ME AN ANGEL
(1983)
Por
lo general cuando se pregunta por un grupo musical australiano de los
80´s viene a la memoria el grupo Men At Work y su sonido
inconfundible pero en 1980 se funda el grupo Real Life que debutaría
con su primer álbum de estudio Heartland
y alcanzaría los primeros puestos en listas de éxitos de todo el
mundo, incluyendo al orbe hispano; por supuesto en las listas de
Australia y Nueva Zelanda alcanzaría el número uno. Sonido al que
encuadraron en los llamados `nuevos románticos´ desde el momento de
su lanzamiento, su primer sencillo se sigue recordando como un
imprescindible en las pistas de baile discotequeras de los 80´s...
El
tema cautivó los tímpanos con un sonido casi hipnótico conjugando
teclados en una mezcla de ritmo pausado y contenido en la voz pero
contundente en estribillos de sintetizador. Lejos de ser una canción
tontorrona de historia simple y estribillo pegadizo, cuenta una
historia con la que te puedes sentir identificado bellamente envuelta
en sonoridad. Ha conocido varias versiones y es un tema que sigue
sonando debidamente remasterizado y es una canción en la psique
colectiva, pese a que la mayoría piense al escucharlo que nos
encontramos ante el típico tema tecno de factura británica, pero
no, resulta que es australiano. El grupo ha seguido en activo con los
inevitables cambios de integrantes y evolución de su sonido aunque
es recordado por este éxito de 1983.
El
videoclip es un clásico de la época donde se nos cuenta una
historia visual, casi gótica en estética, luces y sombras que apoya
la canción. Aunque en su momento pudo parecer un tanto chusco en
medios, visto hoy el videoclip es una pieza antropológica de un modo
de rodar historias con hechuras cinematográficas donde los
movimientos de cámara, planos y mezcla con imágenes del grupo
suplen las carencias presupuestarias. Ejemplo de éxito de los
primeros 80´s que sigue sonando tan fresco como en su lanzamiento
para quienes lo escuchan por primera vez y que ya os digo que ha
vivido actualizaciones y versiones a lo largo de los años. El ritmo
sigue atrapando e induciendo a mover el esqueleto y hay que ser
bastante sordo musicalmente para que, al menos, te pique la
curiosidad de escucharla hasta el final y un sonido casi hipnótico
que te atrapa en sus garras musicales...
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