Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Salvador
Allende
Autor:
Jesús Manuel MartínezEditorial: Ediciones Nobel, S. A.
Edición: Abril de 2009
Hay ocasiones en que el lector se acerca con precaución
a la figura protagonista del libro debido a prejuicios inducidos o
simplemente porque la historia así lo cuenta. Es el caso de la
figura política de Salvador Allende donde su última defensa de la
legalidad constitucional y de la democracia mientras era bombardeado
el Palacio de La Moneda forma parte de la iconografía colectiva pero
enmarcado dentro de la Guerra Fría en la variante de las dictaduras
auspiciadas por EEUU en contraposición a las guerrillas y frentes
populares apoyadas por la URSS. Así, siempre dio la impresión de
que el presidente Allende iba a instaurar un sistema comunista y la
única salvación era la dictadura posterior del general golpista
Augusto Pinochet...

Jesús Manuel Martínez (España 1942) dirigió durante
el gobierno de Allende la productora estatal Chile Films, que
presidía el cineasta Miguel Littín, y participó en los órganos de
dirección de Editorial Quimantú. Fue también militante del MAPU,
uno de los partidos de la coalición allendista. Conoció por ello al
presidente Allende y a gran parte de las personas y personalidades
que figuran en los últimos capítulos del libro. Licenciado en
Filosofía (París 1962) y Teología (Roma y Sâo Paulo, 1967),
profesor y jefe de departamento en la Universidad Católica de Chile,
fue presidente y miembro del consejo rector de la Universidad. Tras
el golpe de 1973 pudo salir del país con su familia auxiliado por la
Iglesia Católica y por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Refugiados, bajo la protección de la embajada española. En
España trabajó en empresas periodísticas y editoriales y en 1988
se trasladó a Bruselas, donde ha sido traductor principal de la
Comisión Europea y jefe del departamento de español.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año
de edición, pero pasemos a unas breves reseñas que os inciten a su
apasionante lectura:
Valparaíso...

- Buen viaje, un poco más lejos termina la Tierra.
Por
aquí pasaron, y acrecentaron la leyenda, Francis Drake, Charles
Darwin, Pierre Loti, Flora Tristán. Los grandes de la literatura de
aventuras no necesitaron tocar puerto para reclamar el fulgor de su
nombre: Herman Melville, Julio Verne, Jack London, Edgar Rice
Borroughs.”
Mama Rosa...
“El
cuadro familiar se completa con la presencia de doña Zoila Rosa
Ovalle, la Mama Rosa, una joven campesina de Lampa que había entrado
al servicio de la familia a los 20 años de edad, obligada a dejar
atrás a una niña que había tenido de soltera. La Mama Rosa cuidó
de Allende durante sus primeros años (`mi señora me había dicho
que cuidara de él como si fuera mío, y así lo hice´), se ocupó
de él cuando estudiaba Medicina en Santiago y, faltando doña Laura
Gossens, lo acompañó con honores en la inauguración del mandato
presidencial en 1970. Aunque la figura de la mama era tradicional
entre las clases acomodadas, en este caso la relación alcanzó tal
grado de afectividad que Allende no se recataba de afirmar en público
que tenía `dos madres´.”
Allende estudiante...

Desterrado
a Caldera...
“Sin
más delito que sus cargos en el partido, Allende fue espiado,
arrestado y por último, sin que mediara proceso alguno, en virtud de
las facultades extraordinarias otorgadas al gobierno, fue relegadoi a
Caldera, 800 kilómetros al norte deValparaíso. Este destierro
situaba a salvador Allende en un grado de peligrosidad medio,
insuficiente para relegaciones mayores, insulares, como las que a lo
largo de su vida sufrió, por ejemplo, Elías Lafertte: isla de Más
Afuera en el archipiélago de Robinson Crusoe, isla de Pascua, isla
de Chiloé, isla Mocha. Caldera era un puerto mineralero conocido en
Chile porque en 1850 había inaugurado el primer ferrocarril de
América del Sur. Antes había sido refugio de piratas ingleses,
después fue un puerto importante, ahora era un poblado de pescadores
y mineros. `En Caldera, escribe Fernando Alegría, pega un sol ancho
y alto sobre paredes y techos de calamina; confundido con el polvo
este sol a veces se cubre de un tono rojizo y huele a cobre´, y la
calle que es el pueblo `ha perdido su nombre y las puertas se han
olvidado de sus números´. Allende penó sus seis meses haciendo lo
que sabía: atender a los enfermos, organizar a los socialistas y
hablar de asuntos masónicos con el capitán del puesto, además de
rehacer el mundo cada tarde con el juez, el maestro, el boticario y
el director del liceo. En la escuela del pueblo improvisó una
enfermería donde, también sin sorpresa, vacunó a toda la población
y enseñó a las mujeres los rudimentos de la salud materno-infantil.
Y una sala del liceo la convirtió en sede de la agrupación
socialista local. El capitán hacía la vista gorda y tranquilizaba a
la opinión pública a través de la prensa nacional:
- El doctor Allende rinde servicios médicos que la población de Caldera agradece como un gesto de gran patriotismo. Nadie anda soliviantando a nadie aquí.”
Un candidato viable para optar a la presidencia de
Chile...
“A
principios de la década de los 50 y bien instalado él en la
cuarentena, Allende poseía los resortes personales que hacían
viable una carrera presidencial: experiencia de gobierno, posiciones
propias, ideas contrastadas, fortaleza física, capacidad de trabajo,
ambición, tesón. Reunía además dos características que no suelen
darse juntas, el orgullo y la vanidad, muy útiles para quien se
expone a este permanente y microscópico escrutinio público: el
orgullo para menospreciar los ataques, la vanidad para disfrutar de
los halagos. Su lado más liviano, esa capacidad que tenía de reírse
de sí mismo en compañía de los íntimos y a veces incluso en
público, era una buena protección ante los fracasos, que iban a ser
muchos y algunos muy duros.”
Ideología socialcristiana...

Cuarta candidatura presidencial de Salvador Allende...
“Lo
más novedoso de la cuarta candidatura presidencial de Allende es que
esta vez disponía de recursos económicos propios gracias a las
habilidades comerciales de Puccio y a sus negocios de importación y
exportación con Polonia, Cuba y otros países del bloque socialista.
Allende quedó traumatizado por la pobreza a la que atribuyó su
fracaso en 1958 y desde entonces no dejó pasar ninguna oportunidad
de aprovechar sus contactos políticos en el exterior para allegar
recursos. Al Che Guevara, por ejemplo, logró exasperarlo en la época
en que era el patrón de la economía cubana. El único recado
conocido del Che a Allende no tiene nada que ver con la lucha
imperialista, sino con un negocio que un emisario de Allende llevó
hasta el despacho que tenía el Che en el Banco Central:
- Dígale a Allende que si quiere plata que me la pida, pero que deje de joderme con las exportaciones de ajos.
(…)
Lo que apenas se supo es que en esta campaña flaqueó el recurso
fundamental de Allende, la fortaleza de atleta que escondía bajo sus
trajes de fina raya diplomática. Un día del mes de julio, caminando
por el centro de Santiago, le faltó el aire, se apoyó en un kiosko
de prensa, disimuló ante los paseantes que lo saludaban, se recetó
algo en una farmacia y corrió a casa a cuidar una gripe declarada
que en realidad era un accidente cardíaco. Pocos días después
grababa, vigilado por su cardiólogo pero sin otro sobresalto, una
importante entrevista televisiva de más de una hora.”
Allende presidente...

- Aquí, todas las cosas buenas las habré hecho yo, todas las que estén mal, usted. Necesito una persona de mi absoluta confianza, que abra mi correspondencia, que revise mis bolsillos, que firme por mi encargo. El sueldo no es malo, es pésimo, pero eso es una cosa que vamos a arreglar los dos, hambre no va a pasar. No se olvide que vamos a nacionalizar el cobre, el hierro, los bancos, que vamos a hacer la reforma agraria y redistribuir la renta del país. Vamos a tener enemigos hasta en los cajones de los escritorios.
Nada
más cierto. Podía haber dicho hasta en la cocina, o en la
lavandería, ya que el servicio de palacio estaba a cargo de personal
de la Armada y era en la marina donde la conspiración civil tenía
más y mejores terminales militares. La `salita del Doctor´, donde
dormía sus 10 minutos de siesta (`y después partía para otra
jornada completa de trabajo´, se admiraba Patricia Espejo) y se
encerraba para las conversaciones más delicadas, era, se suponía,
el único recinto a salvo de micrófonos y escuchas.”
Los preludios del golpe militar...
“En
la noche del 26 de julio, un comando provisto de metralletas y
explosivos facilitados por elementos vinculados a la Armada recibió
la orden de efectuar disparos y detonar bombas en torno al domicilio
del comandante Araya. Cuando éste salió al balcón alarmado por el
estruendo, miembros del comando le dispararon cinco tiros, que
sirvieron para cubrir el balazo certero de un francotirador apostado
al otro lado de la calle. Dos oficiales de inteligencia conjurados se
apresuraron a recorrer las comisarías de santiago y eligieron como
culpable a un pobre electricista detenido por ebriedad, portador de
un carné del Partido Radical que cambiaron por otro falso, del
Partido Socialista. Sometido a tortura, le dictaron una confesión
que implicaba a su célula socialista, a tres cubanos y al jefe de la
escolta de Allende, y en la que declaraba haberse entregado temiendo
por su vida. Sobre esta base se montó durante semanas una tormenta
mediática en la que participaron parlamentarios del Partido Nacional
y el presidente de la Cámara de los Diputados, alimentada por la
publicidad de los interrogatorios a la escolta del presidente y el
allanamiento de un avión de la compañía Cubana de Aviación. Al
cabo de una semana, como ocurriera tras el asesinato de Schneider, la
policía de Investigaciones identificó y detuvo a los autores del
crimen, pero esta vez el aparato mediático no falló como en 1970:
blindó el relato y siguió acusando a la izquierda y al gobierno,
hasta el punto de confundir a personas muy próximas al comandante
asesinado. La policía no se había equivocado: los detenidos fueron
juzgados y condenados años más tarde por la justicia naval a penas
de prisión que no cumplieron, sino que fueron recompensados con
indultos y nombramientos.”

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/

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