Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Enrique
VIII, el
Rey y la Corte
Autor:
Alison Weir Editorial: Ariel S. A.
Traducción: Jordi Beltrán Ferrer
Edición: 2003
Terminábamos el año con uno de esos personajes
históricos que todos conocemos y casi todos desconocemos como era
María Antonieta la última reina de Francia y comenzamos el año con
otro personaje de similar característica en la memoria colectiva de
personajes históricos como es Enrique VIII, monarca inglés del
siglo XVI del que todos sabemos que se casó varias veces y ordenó
cortar las cabezas de varias de sus mujeres.
La autora, que no trae la contraportada datos
biográficos y sólo cita que vive y trabaja en Surrey, nos lleva de
la mano a la vida de un rey renacentista que supo utilizar el arte,
la arquitectura y la corte como campaña publicitaria de su
magnificencia tanto para sus súbditos como para los embajadores
extranjeros, ansioso por tener un heredero y eliminando a sus
rivales, sirviéndose de validos para el gobierno diario y
adquiriendo cotos de caza y palacios, que se hizo cabeza de su propia
Iglesia en plena época de expansión del protestantismo pero que se
le recuerda por tópicos cinematográficos más que por su verdadera
imagen...
Pero sin más, unos breves pasajes que os inciten a su
lectura:
Enrique VIII...
“Enrique
VIII subió al trono en 1509, en medio de grandes aclamaciones.
Poseía todas las virtudes que se esperaban de un príncipe del
Renacimiento. Pese a ello, al morir en 1547 había adquirido fama de
ser un tirano cuyas manos empapaba la sangre de las numerosas
personas a las que había ejecutado, entre ellas dos de sus seis
esposas. Por haberse casado tantas veces, ha pasado a la historia
como un verdadero Barba Azul. A lo largo de los siglos, la verdad
sobre el rey se ha visto desdibujada por la leyenda, que culminó con
la caricatura que de él hizo Charles Laughton en la película de
1933 `La vida privada de Enrique VIII´. Gracias a ella, Enrique
sigue vivo en la imaginación popular como un hombre que sólo
pensaba en perseguir a las mujeres y que echaba huesos de pollo por
encima del hombro mientras presidía banquetes cortesanos en la gran
sala.”
Un rey renacentista...
“Al
principio, la influencia borgoñesa imperaba en la corte de Enrique.
Enrique VII había poseído ejemplos de arte y escultura italianos,
pero sólo en el campo de la erudición, en el cual al
redescubrimiento y el estudio de la literatura clásica de la Grecia
y la Roma antiguas se le dio el nombre de <<Nuevo saber>>,
había surtido el Renacimiento italiano algún efecto en Inglaterra.
Sin embargo, durante el primer decenio del reinado de Enrique VIII,
la influencia renacentista empezó a ser visible en la arquitectura,
la decoración, el arte y otros campos. Enrique fue el primero en
darse cuenta de lo valiosa que podía ser la avanzada cultura
italiana para un rey que quería estar en la vanguardia de los
asuntos europeos y de la utilidad que podía tener para realzar su
majestad.”
De caza...
“Cuando
era joven, Enrique salía de caza con un enorme séquito de
cortesanos, pero en 1526 se limitó su número porque su ausencia
dejaba la corte `desguarnecida´ y, con el tumulto que armaban,
`echaban a perder la diversión del rey´. A partir de entonces, el
rey se llevaba sólo un puñado de sus íntimos. En su inventario
constan numerosos artículos de caza y otros deportes, muchos de
ellos embutidos en armarios de sus aposentos privados. Dos de sus
`cuchillos de monte´ o espadas de caza, uno con escenas de una
cacería de jabalíes grabadas en él, otro damasquinado en oro,
fueron obra del espadero español Diego de Cayas y todavía se
guardan en la Colección Real.”
Joyas...
“Durante
el reinado de Enrique VIII, las joyas de estilo medieval dieron paso
a los diseños renacentistas o `antiguos´, entre los que destacaban
los camafeos y los grabados con motivos clásicos. El anillo del
propio rey era de oro y en su parte posterior tenía un sello con un
grabado, una gema -en este caso una calcedonia- con un dibujo
grabado. Los retratos de cabeza aparecían no sólo en camafeos, sino
también en medallones y en miniaturas que se engarzaban en
colgantes, broches y anillos. Muchas joyas estaban adornadas con
motivos de la naturaleza -flores, pájaros, peces y hojas- y gran
número de ellas eran marcadamente simbólicas y a menudo daban
cuerpo a alusiones visuales o juegos de palabras."
Intermediación papal...
“El
cardenal Campeggio llegó a Londres en octubre de 1528. Según las
instrucciones secretas que le había dado el papa, debía procurar
que el rey y la reina se reconciliaran, pero, si eso no era posible,
debía persuadir a Catalina a ingresar en un convento, con lo cual
Enrique sería libre de volver a casarse. Campeggio no tardó en ver
que no había ninguna posibilidad de lograr lo primero, y la reina
dijo muy claramente que no tenía ninguna vocación para la vida
religiosa: insistió en que era la esposa legítima del rey y que
nada la haría decir lo contrario. En cuanto a Wolsey, que expresó
el punto de vista opuesto, Campeggio no tuvo mayor éxito con él de
que habría obtenido `hablando con una roca´. Además, pronto
resultó obvio para el legado qué era lo que movía al rey, e
informó a Clemente de que: `No ve nada, no piensa en nada salvo en
Ana; no puede pasarse ni una hora sin ella. La besa constantemente y
la trata como si fuera su esposa´. Con todo, estaba totalmente
seguro de que `no habían llegado a ninguna unión final´. “
Política imperial...
“El
emperador ansiaba tanto ahora establecer una alianza con Enrique VIII
que se mostraba dispuesto a la conciliación. Poco antes había
impedido que el papa diera a conocer la sentencia de excomunión que
privaría a Enrique de su trono y, ahora que su tía Catalina había
muerto, estaba deseoso de ofrecer al rey su apoyo para `la
continuación de este último matrimonio´ con Ana Bolena, `o en otro
respecto´, a cambio de que la hija de Catalina, María, fuera
declarada legítima. Cronwell estaba convencido de que , dada la
amenaza de excomunión, una alianza con el imperio era imprescindible
para la seguridad de Inglaterra, e incluso la facción de los Boleyn
había decidido abandonar sus esperanzas de llegar a un nuevo acuerdo
con Francia y dar su apoyo a un entendimiento con Carlos.”
Decepción del rey con Ana de Cleves...
“Cuando
el rey y cinco de sus caballeros se presentaron en el alojamiento de
Ana de Cleves en Rochester el 1 de enero de 1540 iban todos vestidos
con capas y capuchas jaspeadas. Enrique abrazó a Ana sin
identificarse antes y le dijo que había llegado con regalos de parte
del rey. Después de continuar la farsa durante un rato, reveló
quién era, con gran turbación de Ana: la princesa no sabía
suficiente inglés para saludarle debidamente, pero indicó la
ventana, al otro lado de la cual se estaba celebrando una pelea de
perros y toros. Enrique le tomó aversión desde el primer momento y
se fue tan pronto como se lo permitió la cortesía, llevándose las
pieles. Durante el viaje de vuelta a Whitehall se quejó a sir
Anthony Browne: `No veo en esta mujer nada de lo que los hombres
dicen de ella, y me extraña que hombres sabios hayan hecho los
comentarios que han hecho´."
El rey envejece...
“En
febrero el rey volvió a verse postrado por la fiebre y permaneció
encerrado en sus aposentos durante tres semanas. El 10 de marzo de
1546 ya se había levantado de la cama y perdía dinero jugando a las
cartas con Lisle y otros. Poco después, quitando importancia a su
debilidad, anunció que pensaba visitar en breve las partes más
alejadas de su reino, y cuando se entrevistó con enviados de Carlos
V el día 22 les dijo que, aunque la pierna seguía doliéndole un
poco, su fuerte constitución le había ayudado a recuperarse. Sin
embargo, su cara mostraba las huellas del sufrimiento y los enviados
sacaron la conclusión de que la enfermedad había sido peor de lo
que Enrique pretendía.”
El rey ha muerto...
“La
causa de la muerte del rey no se conoce con certeza, debido al
secretismo que rodeó su última enfermedad, pero es probable que
fuera una embolia pulmonar. Durante dos días su óbito se mantuvo en
secreto y su cuerpo yació en la alcoba, sin que nadie lo tocara,
mientras afuera la vida de la corte seguía con toda normalidad y los
sirvientes llevaban la comida del rey a sus aposentos al son de la
habitual fanfarria de trompetas.”
Ameno
acercamiento a un rey y su corte con el fascinante mundo de los
patronazgos, las historias de sus esposas, los favoritos que son
manejados a su antojo para no dar la primacía a ninguno y que
salvando las distancias, el espacio tiempo y la tecnología, podemos
apreciar que los patronazgos han mutado pero siguen vigentes, no ya
en salones del reino sino en sedes de partidos políticos, consejos
de administración de entidades financieras y puestinos en la cosa
política. No recomendable para regalar a la suegra porque se le
subirían los humos y bajaría la ración diaria de sopa boba...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario