Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor: Barbara W . Tuchman
Editorial: Ediciones Península S. A.
Traducción: José Antonio Gutiérrez-Larraya
Edición: Noviembre de 2000
¿Es cierto que la Historia se repite y se pueden
encontrar paralelismos entre unas épocas y otras, entre un siglo y
otro siglos después? Podría decirse que este es el argumento de la
autora al escribir este libro cuya primera edición data de 1978 y
donde compara las vicisitudes sociales, políticas y mortandad del
siglo XIV con el siglo XX, pero que visto ya entrado el XXI que la
humanidad sigue pecando de los mismos males siglo tras siglo en
realidad...


Datos sacados como siempre de la contraportada que en
este caso es bastante parca en datos pero seguramente en Internet
podréis encontrar más sobre la autora, y sin más unas breves
pinceladas que os inciten a su lectura:
Aviñón...
“Siendo
más accesible que Roma, Aviñón atraía a visitantes de toda
Europa. La corriente de oro mantenía a artistas, escritores,
letrados, bachilleres en leyes y en medicina, músicos y poetas.
Estaba corrompida, pero ejercía el mecenazgo. Todos la criticaban,
pero todos acudían a ella. Santa Brígida, noble viuda sueca que
vivía en Roma y
deploraba con elocuencia los pecados de la época,
llamó a la ciudad papal `campo henchido de orgullo, codicia,
relajación y corrupción´. Mas para que haya corrupción se precisa
la existencia de dos personas o cosas, y, si prevaricaba, el papado
no lo hacía a solas. En el mundo práctico de los cambios de
equilibrio político y la consuetudinaria necesidad de dinero que
sufrían todos los soberanos, los pontífices y reyes se necesitaban
mutuamente y efectuaban los apaños imprescindibles. Traficaban en
territorios, soberanías, guerreros, alianzas y préstamos. Un método
habitual consistía en promover una cruzada, lo que permitía a los
monarcas imponer en cada país un impuesto a las rentas
eclesiásticas. El procedimiento no tardó en considerarse un
derecho.”
La peste negra...

Coucy se va a la guerra...

Pueblo llano...

El sitio de Berbería....
"Los
transportes genoveses esperaban a los expedicionarios de Francia en
Marsella. Desde esta ciudad zarparon hacia Génova en busca de
provisiones, arqueros, peones y nobles extranjeros. Los caballeros y
escuderos serían de mil cuatrocientos a mil quinientos, y el total
de las fuerzas frisaría en cinco mil hombres, sin contar tal vez los
mil marineros que tripulaban unas cuarenta galeras y veinte barcos de
carga. Borbón, Coucy, Eu y el valiente Soudic desembarcaron por
invitación del dux de Génova, que les regaló especias, jarabes,
ciruelas de damasco y `licores buenos para los enfermos´. Pero no
bastaron para compensar la escasez de provisiones. Borbón tuvo que
agregar doscientas barricas de vino, doscientas hojas de tocino y dos
mil pollos para los enfermos y heridos. La falta de espacio obligó a
renunciar a muchos caballos que se vendieron a la mitad de su valor
para ahorrarse su manutención. En el inesperado final, hubo una
situación embarazosa sobre quién bendeciría la flota, puesto que
los franceses y genoveses aceptaban papas distintos. Se salió del
paso, en beneficio de la guerra y con olvido del cisma, haciendo que
dos sacerdotes, en representación de ambos pontífices, se
encargaran de los oficios religiosos.”
Nicópolis...
“Ni
los asaltos impetuosos, ni minas capaces de contener a tres hombres
uno encima de otro, forzaron la entrada en Nicópolis. La falta de
máquinas de sitio y las empinadas
laderas imposibilitaron tomar la
plaza. Hubo que recurrir al cerco. Los cruzados ciñeron Nicópolis
por completo, vigilaron las salidas y, con la colaboración del
bloqueo aliado por el río, se dispusieron a vencer por hambre a la
guarnición y los habitantes. Discurrieron dos semanas de relajación
de la disciplina, de festines, juegos, orgías y gritos de desprecio
al enemigo que no comparecía. Se invitó a los aliados a espléndidos
banquetes en pabellones adornados con pinturas; los nobles cambiaron
visitas y aparecieron a diario con vestidos nuevos de mangas largas y
los inevitables zapatos puntiagudos. No embargante la hospitalidad,
los rencores crecían con las brumas y comentarios sarcásticos sobre
la bravura de los no franceses. No se apostaron centinelas por obra
de la embriaguez y el descuido. Los naturales de la región,
enfurecidos por el pillaje, no aportaron informaciones. Sin embargo,
los forrajeadores, que cada día tenían que internarse en el país,
comunicaron rumores de la aproximación de los turcos.”
Disposiciones finales de Coucy...
“Ante
todo y sobre todo, dispuso que le enterrasen en Francia a tenor de su
testamento anterior (especificó el entierro de su cuerpo en Nogent y
el de su corazón en su fundación de la Saint-Trinité de Soissons).
En el mismísimo fin del codicilo, como si recapacitase las posibles
dificultades de embalsamar y transportar su cadáver a la patria,
encomendó a sus albaceas que devolviesen sin falta sus huesos y
corazón. En una época en que la creencia oficial repetía que el
cuerpo era basura y la vida del alma en el más allá lo único que
importaba, resultaba notable el puntilloso cuidado con que se
estudiaban los detalles concernientes a sus restos.”


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/

theadversiterchronicle@hotmail.es
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