Un artículo de
Antón Rendueles
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle

Resulta difícil
transmitir a las generaciones posteriores a 1989 lo que significaba
vivir la infancia, adolescencia y primera juventud en la Guerra Fría.
En 1986 el mundo temblaba en Centroamérica donde guerrillas
auspiciadas por la URSS combatían gobiernos crueles y déspotas
apoyados por Estados Unidos. La Guerra de Vietnam era historia y el
nuevo frente se libraba en Afganistán, sitios lejanos todos ellos
para un joven español, ya europeo por estar en la Unión Europea y
aún resonaba en nuestras cabezas el chiste de la croqueta de Martes
y Trece...
La
URSS era ese gran misterio de desfiles en la Plaza Roja con un nuevo
dirigente que prometía un cambio de rumbo no sólo para su nación,
para toda la Humanidad mientras su antagonista sacaba cinematográfico
pecho con esa fantasía que entonces era terriblemente posible y
nadie dudaba de que fuera a ser realidad: la iniciativa de defensa
estratégica en base a satélites interceptores de ICBM en órbita
sobre la tierra...
Los
ordenadores habían llegado al consumo hogareño y mientras
tecleábamos líneas de comando todo parecía posible. Las películas
nos mostraban una URSS de dirigentes semi ancianos y burocracia
opresiva, de armamento superior a Occidente que siempre se lograba
desbaratar a tiempo y, si no, estaba James Bond, bueno, estaban
porque hubo varios esa década aunque el Timothy Dalton nunca
terminaba de convencernos. La música era un sonido nuevo,
sintetizado en torres de sintetizador y el tecno pop entraba en su
época dorada...
Entonces
Chernóbil estalló pero no lo supimos entonces... recuerdo la
noticia del telediario y es curioso el mecanismo mental del recuerdo,
de algunos recuerdos que sin ser grabados a fuego se quedan ahí, en
un estante privilegiado...
La
primera noticia que tuve fue el anuncio de que se detectaban niveles
superiores de radiactividad, de una nube de, y sin darnos cuenta, sin
que se informase al resto del mundo al instante como estamos
acostumbrados ahora, de repente y sin saberlo, la URSS quedaba herida
de muerte por un disparo a sí misma...
El
resto ya lo conocéis.
Antón
RenduelesThe Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/

theadversiterchronicle@hotmail.es
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