Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor: Louis Bergeron, François Furet, Reinhart Koselleck
Editorial: Siglo XXI De España Editores
Traducción: Francisco Pérez Gutiérrez
Edición: 8ª edición, febrero de 1994
Napoleón ha sido derrotado tras tocar la gloria aupado en una revolución ciudadana azuzada por la hambruna pero a su derrota final las monarquías europeas vuelven a reinar y diseñan un nuevo orden mas el legado napoleónico ha calado en toda Europa y mientras unos reinos regresan al más absoluto absolutismo en otros la semilla germina con monarquías constitucionales mientras la nueva clase dirigente de la burguesía se sube al carro del capitalismo tirado por el caballo de la revolución industrial que se expande desde Inglaterra...
Y
es que ahora que parece que todo se esfuma y está caduco y no
sabemos a dónde vamos, tal vez sea el momento adecuado de ver de
donde venimos: de la Revolución Francesa y el fin del poder Real
emanado de Dios para que sea la ciudadanía con sus votos quien
otorgue y quite poder, el génesis de lo que hoy llamamos clase
política y un
recordatorio para mentes abstencionistas de que llegar al hecho de
que un ciudadano pueda emitir su voto y que por muy poderoso que
llegue a ser un político y caciquil sus sistema, tarde o temprano
los votos democráticamente emitidos le quitarán de la poltrona,
cierto que hay algunos que hasta que no se mueren siguen viviendo de
la política...
Por
otra parte se produce la revolución industrial y la creación de la
figura del obrero proletario que no obstante también se empapa de la
nueva cultura y empieza a organizarse políticamente para defender
sus derechos mientras los distintos monarcas tratan de asimilar que
el poder ejecutivo ya no reside en ellos...
Louis Bergeron nació en 1929. terminó sus estudios en la École Normale Supérieure. Profesor de Historia desde 1951; docente en la École Normal Supérieure hasta 1966, de donde pasó al Centre National de la Recherche Scientifique.
François
Furet nació en 1927.
Estudió filosofía e historia en la Sorbona. Dedicado a la enseñanza
entre 1954 y 1960, pasó luego al Centre National de la Recherche
Scientifique. A partir de 1966, es director de estudios en la École
Pratique des Hautes Etudes (Sección VI, Ciencias Económicas y
Sociales), en París.
Reinhart
Koselleck nació en
Görlitz (1923). Estudió en Heidelberg y en Bristol. Lector en la
Universidad de Bristol (1953-1955); adjunto del Historisches Seminar
de Heidelberg (1956-1960); profesor de Ciencias Políticas en la
Ruhr-Universität de Bochum (1966-1968), y profesor de Historia
Moderna en Heidelberg.
Como
siempre los datos biográficos de los autores salen de mis eruditos
desconocimientos y la contra portada del libro, aunque deduzco por
las edades de nacimiento que si no son ya carne de gusano serán unos
venerables ancianos aparte de que la primera edición en alemán data
de 1969. es un libro que se devora porque es fascinante la Historia y
sirve para recordarnos que la muerte es inevitable y que los derechos
y obligaciones de los que hoy gozamos sencillamente no se
contemplaban por quienes creídos de la Gracia de Dios eran soberanos
de vidas y haciendas...
Pero
mejor dejo paso al libro, siempre más interesante que mis
demenciales tribulaciones.
Napoleón
y España...
“Pero
Napoleón nunca pudo llegar a servirse de España, ya que tuvo que
empezar por conquistarla, y nunca logró concluir la conquista por
más que sus tropas mantuvieran de hecho constantemente la supremacía
militar en el país desde finales de 1808 a mediados de 1812. tampoco
logró ejercer en España su huella reformadora, por no haber podido
ejercer en ella una autoridad efectiva. El primer acto legislativo
con respecto a España fue la Constitución adoptada en Bayona en
junio de 1807 por un simulacro de asamblea nacional. De cualquier
manera, dejaba subsistir el catolicismo como religión única, las
órdenes monásticas, la Inquisición y los derechos feudales. Los
verdaderos decretos innovadores -en teoría al menos- fueron emitidos
por Napoleón en Chamartín en diciembre de 1808: disolución del
Consejo de Castilla y de la Inquisición, abolición de los derechos
señoriales y de la justicia feudal, reducción en sus dos tercios
las órdenes religiosas, supresión de las aduanas interiores...
...Pero
aparte de esto, las revoluciones urbanas de 1808 no abrían el camino
a una subversión de la estructuras políticas y sociales, sino todo
lo contrario. Era una revolución al servicio de la tradición, de la
que seguía estando impregnada toda la conciencia popular, hasta el
punto de que las energías de las masas pudieron después ser
fácilmente explotadas por los elementos ultra conservadores del
clero y la nobleza, y servir de soporte a la restauración -o mejor
la retrogradación de 1814. Los insurrectos no pretendieron en modo
alguno hacerse con el poder; dejaron que los miembros de las clases
dirigentes tradicionales constituyeran las nuevas juntas, con la
condición de que fuesen ardientes patriotas. La movilización
apasionada y fanática de las clases populares se efectuó en torno a
un pequeño número de conceptos de una gran fuerza emotiva, pero
pertenecientes indudablemente a la más vieja tradición. En primer
lugar la imagen del buen rey, Fernando VII, cuyo alejamiento y
cautividad no dejaron nunca de simbolizar la ofensa hecha a la
patria, y cuyo retorno había de provocar manifestaciones de
idolatría. Luego la de la fe católica: Madame de Staël no dejó de
anotar que los españoles eran, junto con los rusos, los dos únicos
pueblos europeos de una profunda religiosidad. Constantemente
aparecen las manifestaciones de piedad asociadas de manera espontánea
a los episodios de la lucha nacional.”
Revoluciones mediterráneas...
“¿Cuáles
fueron entonces los rasgos comunes de esta serie de revoluciones en
el Mediterráneo?
- la constitución española de 1812 sirvió en todos aquellos países de guía y modelo para el futuro político. Hasta en Grecia se intentó bajo Capodistria, antes de su dictadura, imitar la constitución norteamericana; pero en ningún país se lograron estos intentos. Las constituciones siguieron siendo construcciones en el aíre.
- Se trataba de levantamientos que no brotaban del pueblo mismo. Sólo Grecia fue en esto una excepción. Todo el pueblo se sintió afectado por la sublevación y tomó parte en ella y sólo allí tuvo éxito. Desde este punto de vista, la rebelión griega contra los turcos es comparable con la lucha española contra Napoleón. Pero sobre todo los levantamientos fueron resultado de conspiraciones secretas tramadas por élites reducidas, las más de las veces formadas por oficiales y funcionarios, así como intelectuales y comerciantes...
- De todos los países se puede decir que las proclamas ideológicas de la Revolución francesa tenían una fuerte vitalidad y podían despertar impulsos revolucionarios, pero no crear situaciones revolucionarias. Las condiciones sociales de los respectivos países no habían desarrollado aún inclinación revolucionaria propia...
- Se dio la coincidencia de que todas las revoluciones unieron entre sí a las tres penínsulas del Mediterráneo, como en un sistema de vasos comunicantes. Su curso dependió siempre de las grandes potencias, cuyos intereses y respectivas relaciones mútuas decidían la marcha de los acontecimientos en cada país...”
“En
el reino de Nápoles en la época napoleónica fueron suprimidos 219
conventos, y el número de sacerdotes se redujo de unos 100.000 a
unos 50.000, pero la Restauración protegió la propiedad. Los
latifundios no fueron tocados ni bajo el dominio inglés en Sicilia
hasta 1814 ni tampoco después, y la supresión de los derechos
feudales no alteró la situación de injusticia en la que vivía la
clase inferior: la isla de Sicilia se encontró así con una
población de 1,5 a 2 millones de personas que seguían en manos de
unos 5.000 nobles, así como de 658 conventos habitados por 7.500
religiosos, según informaba una fuente contemporánea. Mientras que
los revolucionarios de 1820 habían excluido a la nobleza del
parlamento, después se introdujo el modelo austriaco de las llamadas
`consultas´, colegios consultivos de la administración, cuyos
miembros, como en los territorios lombardo-vénetos, eran elegidos
por el monarca entre la clase tradicional de los latifundistas. Los
campesinos no estaban representados, y aunque las sociedades secretas
y el bandolerismo se extendieron por toda la superficie del país, la
masa de la población siguió viviendo al margen de la esfera en la
que se tomaban decisiones políticas.”·
Libro
para amantes de la comprensión de la realidad, guardias tranquilas y
espera en urgencias, convalecencias y a la suegra para ver si toma
consciencia de que cualquier día le armamos la Revolución y le
quitamos el trono,
que basta que nos aprieten las tripas para que ella se meta en el baño...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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