The Adversiter Chronicle

jueves, 4 de diciembre de 2014

"Días de vinilo y cassetes", suplemento musical cutre


Con la colaboración de El Bis
en exclusiva para The Adversiter Chronicle

CHIQUITITA (1979)

Ha llegado quizás el momento, ahora que han pasado décadas pero sigue el culto al mito del grupo, de hablar claro respecto a un grupo que representa la ñoñez consumista en estado puro y duro: ABBA.
Nacidos para el sistema discográfico de consumo masivo en Eurovisión, no sólo no renegaron de sus orígenes sino que sabiamente producidos llegaron a ser símbolo de vanguardia en vestimentas, masturbaciones compulsivas precoces en la nocturnidad viendo la portada de sus discos y finalmente convertido en mito cuando no son más que un producto rentable y nos tomaron el pelo hasta cierto punto.

El producto era atractivo en una sociedad aún algo mojigata y en especial en la sociedad española donde representaba todo lo que Europa y la democracia podía ofrecer musicalmente al país. Sus discos eran seguidos de apariciones del disco en español, ese español chapurrero aprendido de memoria, y solian pasarlo de puta madre en España a gastos pagos y presencia en la televisión para promocionar el LP de turno sin olvidar el fenómeno que causó esta canción en especial en Hispanoamérica...

Eran suecos o de algún país nórdico, una de las componentes con orígenes de experimentación racial nazi, lo cual en los machos alfa ibéricos y latinos despertaba bajas pasiones de altas presiones en la bragueta, sus vestimentas eran acordes a los tiempos como cuando en el LP  Gracias por la música, sentó cátedra estética al vestir los cuatro de mono, la típica funda de productor, pero en colorido ochentero, cremalleras previas a la llegada del velcro y una talla menos en el caso de ellas sin olvidar a ellos que despertaban pasiones entre las féminas por un inexplicable atractivo erótico festivo, cosas del destape quizás...

Como producto era impecable con un estudiado diseño de grupo y como grupo, aunque les pasaría factura como sucede inevitablemente en estos productos de la industria, coreografías y puestas en escenas impecables y atractivos tanto ellos como ellas para las masas. Le sumas que encima la canción estaba patrocinada por la UNICEF y que la Guerra Fría subía de temperatura y el resultado fue ventas masivas de la canción llegando al paroxismo cuando salió la versión en español de todo el jodido LP. El secreto era que para la población hispano hablante el estribillo del vulevú era fácil de

vocalizar y como todo el mundo lo vocalizaba igual pues encima daba cierto aire de cosmopolitismo siendo en realidad un ejemplo de la española costumbre de dudar entre decir Clark Gable o Clar Gaibol, así de patético era el panorama...
 
Luego están los daños neuronales de la generación que creció escuchando este grupo al calor de sus adultos que compraban el single, el LP en sus dos versiones y hasta en cintas de cassete con lo cual el tormento era casi continuo. Estudios científicos no publicados muestran una tendencia en Occidente de las generaciones crecidas escuchando grupos como ABBA al onanismo compulsivo con artilugios de cocina del tipo pela tomates o tarros de mayonesa a temperatura ambiente en los hombres y tendencias premenopáusicas en las mujeres del tipo volverse sensibleras y ver magia en lo que sólo era un producto musical.
 
ABBA es atroz como fenómeno musical, mercadotecnia pura y dura para el consumo y sobre todo que puede que los anglo parlantes vieran esa magia eurovisiva que siempre les acompañó, pero para quienes hablaban cristiano lo que gustaba era el morbo de que fueran parejas, de si hacían intercambios de tales o si se lo montaban los cuatro juntos. Al final sólo se salvó Frida que llegó a grabar en solitario sin
serle reconocido el mérito que se le debía porque al final los personajes devoraron el grupo y posiblemente algo de sus vidas, pero son parte de la historia musical aunque al escucharles tres veces seguidas las neuronas pasen a modo psicopático y te dan ganas de incinerar todos los discos de ABBA.

Y si no me creéis, hacer la prueba y me lo decís...




The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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