Colaboración de lujo de una buena
amiga y conocida por los lectores y lectoras de The Adversiter Chronicle: la
escritora gijonesa Caridad Santamarta.
El primero de una serie de dos
relatos cuyo estreno en Internet es un privilegio en exclusiva para
The Adversiter Chronicle.
The Adversiter Chronicle.
La luna lucía
su luz de plata cuando la joven se asomaba a la ventana, vivía en un lugar
privilegiado sin ser zona VIP, tuvo
mucha suerte cuando sus padres adquirieron esa vivienda para ella.
Era un
primer piso de un edificio de tres plantas, le daba el sol a todas horas del día, por la mañana entraba por la parte de la cocina, baño y un
dormitorio, y por la tarde por el salón y otras dos habitaciones.
Estaba
rodeada por dos pequeños jardines, se
ocupaba de cuidarlos el ayuntamiento, así que tenía espacios verdes, árboles y
flores, ¿Qué más podría pedir?
Pues no
estaba contenta, la verdad es que no estaba contenta con nada, y lo más
decisivo era que no estaba contenta ni con ella misma.
Tenía razones
suficientes para ello, ella misma se buscó lo que tenía.
La soledad.
Siempre quiso
ser independiente y eso no es grave, lo que si es grave es implicar a su gente
en ese descontento y conseguir que, quien estuviera a su lado siempre le tocara
sufrir, porque la soledad le pesaba como el plomo, y la cuestión era que siempre quería tener a
alguien a su lado, pero ser ella el alma y la voz cantante en todo.
Aunque
presumía de su independencia, llegó un momento en que el amor llamó a su puerta,
se casó con un hombre muy especial, en ese momento supo bien en qué manos había puesto su vida.
Pero eso no
duraría, estaba claro quien era ella, y solamente mientras duró la pasión duró
aquel matrimonio que parecía tan feliz.
Este hombre
que la enamoró no tardó en sufrir las consecuencias de la personalidad de esta
mujer que iba hacia atrás, no admitía la ética de la sociedad, ni la ética de
querer a nadie, no respetaba a las personas que estuvieran a su lado, con un
matrimonio quería seguir viviendo a su albedrío.
¿Cual era la
idea para su vida?
Vivir,
viajar, leer y no tener responsabilidad familiar.
Tenía una
hija de una antigua relación, a quien ya no quería desde que le dio el ser en
este mundo, sus padres se la criaron hasta que tenía la edad de ocho años.
A esa edad se
la llevó con ella, y nadie sabe lo que esa niña pudo sufrir a su lado.
Su marido ha
sido un gran padre para esta niña, pero él no estaba durante el día en casa,
trabajador cien por cien, llegaba tarde
a casa, pero iba derecho a hablar con
ella aunque estuviera ya acostada, se
interesaba por ella en todos los aspectos.
Lo primero
que hacía era darle un beso, después le preguntaba si se encontraba bien, como
le había ido en el colegio, como había pasado el día, pero un día si y otro también la encontraba llorando,
porque su madre le había castigado por
algo.
Hablaba con
su mujer y esta siempre recambiaba los
motivos, quedando la niña como si fuera rebelde e indomable.
Jordi tenia
paciencia, demasiada, ¿Quien podría resistir diez años con Lis siendo como era?
Cuando
decidieron casarse los padres de Lis no daban vida al matrimonio nada mas que
por unos tres años, conocían perfectamente a su hija, y sabían que eso no daría
ningún resultado bueno.
Pero ¿Cómo
hablar y a quién? A su hija no podían
decirle nada, era superior a ellos en todo, nunca tenían razón en lo que
dijeran, eran tontos, no sabían nada de la vida ni de como vivirla. Ella, si.
Duró diez
años, pero ¿Cuánto pasó el joven Jordi? él solo lo sabe y también la madre de
Lis, por lo que iba viendo cada día que los visitaba.
Pero llegó el
momento en que Jordi dijo:-Se acabó todo, me voy para no volver.
La
niña había cumplido dieciocho años, era una joven muy bonita, pero no fue capaz
de estudiar, ¿Cómo iba a centrarse en los estudios si cada día tenia una bronca
en casa y presenciaba las discusiones de sus padres todos los días ?veía que su
madre tergiversaba las palabras y situaciones de cada momento y de cada día, fue
quien sufrió todas las consecuencias de no ser querida por su propia madre.
Siempre le hacia quedar como si fuera la jovencita como una criatura imposible
de corregir. A medida que iba creciendo ya se contrariaban discutiendo las dos
por algo que terminaba siendo sin importancia, pero lo que hacia su madre por
la potestad que tenia sobre ella "tenía siempre razón"
Jordi le había adoptado legalmente, así que era su padre.
Le pidió si la dejaba irse con él.
Aceptó encantado, a pesar de no ser su padre
biológico.
Han pasado
los años, están felizmente viviendo
apartados de un infierno que había en el anterior hogar, a causa de la
personalidad de Lis.
Es ella quien
vive en soledad, y ni ella se lleva bien consigo misma.
Es una lástima el precio que se paga por una
rebeldía.
Caridad
Santamarta
The Adversiter Chronicle, diario
dependiente cibernoido
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
theadversiterchronicle@hotmail.es
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