Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Viaje
al futuro del imperio
–
La transformación de Norteamérica en el siglo XXI-
Autor:
Robert D. Kaplan
Editorial:
Ediciones B, S. A.
Traducción:
Josefina Ruiz
Edición:
1ª edición marzo 1999
Vuelven
las calles de EEUU a violentarse por motivos raciales y tiroteos que
nos dejan estupefactos, tal vez porque fuera de EEUU opinamos que el
racismo está desterrado y hace mucho tiempo que el resto del orbe no
siente la frontera: un
nuevo horizonte donde empezar una nueva vida y el espíritu de
superación para fundar una comunidad...
Así
que se hacía necesario visitar el escenario y sus gentes, su
sociedad y sus anhelos de un país que ejerce un liderazgo mundial
fuera de sus fronteras como paradigma de la democracia, las
libertades políticas y la movilidad social por méritos y el
trabajo. Mas dentro de sus fronteras, donde sigue vigente el espíritu
fronterizo, es visto desde la lejanía de la costa este como un poder
imperial que trata de limitar la libertad individual y los impuestos
recaudados son gestionados por políticos ajenos a la realidad de los
estados nacidos después de la guerra de independencia contra el
imperio británico...
Hemos
escogido para ello un libro de 1998 en su edición inglesa por parte
de un escritor viajero que trataba de encontrar respuestas viajando
por los estados donde se ve a Washington como una capital ajena,
donde la inmigración hispana, latina para la misma, está
sustituyendo junto con la asiática, la llegada de afroamericanos que
se dio con la industria en otros estados en una nueva industria y
revolución digital.
El
autor recopila testimonios de los habitantes y se acojona, un poco
emparanoiado y papanatas, vislumbrando un futuro donde los estados de
la costa oeste se articulen en un eje norte-sur desligándose de la
Unión y formando una nueva entidad etnográfica y económica con
estados de EEUU, México y Canadá.
Teme
el autor a medida que visita ciudades que se creen dos modelos:
ciudades estado que se autogestionan y suburbios que anulan el centro
histórico y comercial en otros. Con ciudadanías donde unos
disfrutan de trabajos bien remunerados y que no quieren que sus
impuestos se dediquen a mantener subsidios para vagos, otra donde los
tejados de chapa y electrodomésticos en el exterior viven en zonas
degradadas social y económicamente y donde los subsidios sociales
son vitales...
Según
datos de la contraportada y referentes a 1999, Robert D. Kaplan, es
autor de otros cinco viajes centrados en temas de política
internacional y donde un par de ellos llegaron a best-séllers siendo
incluidos por el New
York Times
entre los mejores libros de 1993 y 1996: Fantasmas
balcánicos
y Viaje a los
confines de la Tierra.
Parca
en datos la contraportada como habréis observado pero en Internet
seguramente encontréis más y actualizada información. Dejamos sin
más unos breves pasajes que os inciten a su lectura:
El
inicio del viaje...
“
Porque
Leavenworth simboliza la frontera. En su calidad de principal fuerte
del Oeste, el lugar del que salió el primer grupo de colonos blancos
que se afincó en territorio indio, fue el punto de partida de lo que
más tarde recibiría el nombre de `Destino Manifiesto´. Fue el
campamento base desde el que se exploró el Gran Lago Salado de Utah
y el río Columbia de Oregón. A unos doce kilómetros al oeste de
Fort Leavenworth se bifurcaban los caminos recién abiertos que
conducían a Oregón y Santa Fe. En dicho lugar, y rodeado de
carromatos hasta donde alcanzaba la vista, estableció su primer
contacto con el oeste un joven de Illinois llamado James Hickok, más
conocido como Búfalo Bill. Fort Leavenworth fue el campamento base
desde el que partieron las tropas que participarían en la guerra
contra México y las que se dirigieron a pie hasta Little Big Horn.”
Ciudad
de raza blanca buscando San Luis...
“Para
empezar, estaba Clayton, donde me alojé, un centro financiero y de
alta tecnología de clase media-alta con predominio de población de
raza blanca. Está situado
estratégicamente junto a una carretera
interestatal e integrado por edificios angulosos fabricados a base de
aleaciones de cromo y restaurantes cuya decoración y cocina eran tan
eclécticas que no pertenecían a ningún sitio concreto: en uno de
ellos me sirvieron ensalada griega, pescado `elaborado al estilo de
Costa Rica´ y pasta. A pesar de sus relucientes bloques de oficinas,
Clayton no ha sido urbanizado de manera coherente. Como un inmenso
tablero de ajedrez en el que faltan muchas piezas y abundan los
espacios solitarios azotados por el viento, Clayton no se diferencia
en nada de Overland Park, Kansas; Bethesda, Maryland; Tysons Corner,
Virginia; y de una infinidad de áreas residenciales de alta
tecnología que conocía bien: con aquellas panorámicas repetitivas
de calles anchas desprovistas de árboles, aparcamientos con multitud
de plantas y lujosos centros comerciales. Dos tercios de los
complejos de oficinas de reciente construcción se encuentran en
dichas ciudades. Me sentí como si no hubiera llegado a ninguna
parte.”
Sur
de California...
“Durante
el viaje hacia el sur, con destino a San Diego y Tijuana, tuve la
oportunidad de contemplar una mezcla de los escenarios típicos de la
California meridional: refinerías de petróleo y zonas industriales,
inmensas extensiones de caravanas, parcelas separadas por placas de
Pladur y numerosas buganvillas que trepaban por las paredes y los
surtidores cercanos; lujosas áreas residenciales con campos de golf
y paisajes de diseño; centros comerciales a los que sólo se podía
accederse por medio del automóvil; campos de aguacates situados
junto al desierto; colinas empinadas cubiertas de césped
perfectamente cortado que servían de antesala a la espectacular
vista marina de San Clemente, donde Nixon instalaba durante el verano
su Casa Blanca particular. Dos mujeres de habla hispana sentadas
detrás de mí se pasaron todo el viaje charlando en voz baja sobre
la familia que tenían en Idaho. Al cabo de tres horas de haber
salido de Los Ángeles apareció ante mi vista el complejo de
oficinas de Lockheed Martin, que anunciaba la presencia de San Diego,
cuya estación de ferrocarril con aspecto de misión española era
tan limpia y bonita como la de Los Ángeles.”
Tejas...
“
Un
cartel grande con la forma de Tejas nos dio la bienvenida. Ya no
había ni siquiera hierba marchita, sólo una extensión de tierra
llana esperando a que empezara a crecer el sorgo y el algodón,
semejante a un aparcamiento vacío interminable. En medio de aquella
austeridad lunar, los rótulos de la carretera parecían mayores de
lo que realmente eran: BISTEC DE PRIMERA, ¡EN SERIO!; ¡TARTA
CASERA!; BOTAS Y TEJANOS; POSADA CAMELOT, HABITACIÓN 29 DÓLARES...
Cuando los carteles de este tipo comenzaron a ser numerosos, uno de
menor tamaño nos anunció que habíamos llegado a Amarillo. No tardé
en ver más concesionarios de coches juntos que en ninguna otra
parte, todos exhibiendo enormes banderas de Estados Unidos. Aunque la
insignia estadounidense pueda puntuar el avance del continente hacia
el futuro, la cuestión, por supuesto, es qué va a representar: ¿una
democracia saludable, una oligarquía empresarial que se pone adornos
de democracia, una caricatura extremista del destino que los Padres
Fundadores trazaron para las milicias y demás individualistas
aislados?
Canadá...
“Sin
embargo, mientras la inhóspita tundra impide a la población
canadiense desplazarse más al norte, el descarado materialismo de
Estados Unidos, junto con sus costumbres desordenadas y los problemas
sociales, los frena un desplazamiento hacia el sur. Ese cinturón de
población de 150 kilómetros de ancho que se extiende desde el
Atlántico hasta el Pacífico, no sólo se ha desarrollado como una
comunidad sutilmente peculiar sino que, mientras que a los
canadienses, ingleses y franceses no les importaría separarse unos
de otros, para inmigrantes de todo el mundo -que ya constituyen la
mitad de la población canadiense y dos terceras partes de la de
Toronto- la continuidad del país es importante, pues les proporciona
libertad ilimitada y oportunidades económicas al tiempo que los
protege del implacable e indiferente capitalismo de Estados Unidos.”
Libro
en definitiva para darnos un garbeo por una parte de EEUU aunque hay
que tomarse un poco a coña los miedos e incertidumbres de un viajero
que en ocasiones parece tener un miedo avernal a afroamericanos,
hispanos y asiáticos que trata de encontrar una imagen que le aclare
el futuro...
Visto
ahora el futuro ha deparado que vino el 11-S y los latinos como antes
los afroamericanos se han ganado con sangre su derecho de ciudadanía,
EEUU sigue siendo líder mundial y las calles de las ciudades siguen
ensangrentándose en tiroteos con abusos de autoridad y racismo, la
industria digital hace florecer poblaciones y si le choca ver
suburbios que degradan el centro puede darse una vuelta por París,
por poner un ejemplo, y visitar las ciudades periféricas.
Lectura
para amantes de viajes y planificar rutas, votantes de PODEMOS que se
reafirmen en su anti capitalismo y a la suegra mejor no dárselo
porque es algo tocho el libro e igual nos lo tira a la cabeza en uno
de sus arrebatos de ira cuando volvemos de sellar la cartilla del
paro sin encontrar ofertas acordes a nuestros méritos, que según
ella siempre son insuficientes...