The Adversiter Chronicle

martes, 27 de noviembre de 2012

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

 

Libro: Madeleine Albright – Memorias  La mujer más poderosa de Estados Unidos
Autor: Madeleine Albright con Bill Woodward
Editorial: Planeta S. A.
Traducción: Carmen Aguilar
Edición: Primera edición, junio de 2004

 

¿Es el sueño americano una falacia o puede ser real?

Pues el libro que traemos hoy a Lomo con tapas tiene la respuesta. En una Europa asolada por el asalto a la democracia a izquierda y derecha, una familia de patriotas checoslovacos se ve obligada a emigrar. Acompañados de sus hijos y tras pasar vicisitudes de refugiados en un continente en guerra desde las costas de España hasta la estepa rusa teñida de soviética, Europa se desangra y América y los EEUU son la tierra de refugio y oportunidades para miles de emigrantes forzosos y refugiados atrapados por la guerra.

Décadas después, una de las hijas del matrimonio se pasea por las calles de Praga no como turista, sino como la mujer más poderosa de Estados Unidos: Madeleine Albright, Secretaria de Estado del presidente Bill Clinton en su segundo mandato…

Madeleine Albright nació en Praga. Su distinguida carrera en el gobierno incluye cargos en el Consejo nacional de seguridad, el puesto de embajadora de EEUU ante las naciones Unidas y diversos cargos en el capitolio. Vive (2004) a caballo entre Washington, D. C. , y Virginia.

 
Bill Woodward, especialista en política exterior, ha sido asesor y ha escrito para la secretaria Albright, el senador John Kerry, el candidato demócrata a la presidencia Michael Dukakis y del congresista Gerry Strudds. Vive (2004) en el Capitol Hill con su mujer, Robin Blackwood, y su hija Mary.

Recordaros como siempre, que pese a que hace quedar como un jodido erudito, los datos los saco de la solapa.

 

El caso era que andaba buscando un libro que llevarme a los ojos cuando encuentro esta biografía interesante por varios motivos: conocer de primera mano las entretelas de los colaboradores directos de un presidente que pasará a la retina de la memoria como el tipo que se la chuparon en el despacho y se corrió en el vestido de la becaria; conocer los entresijos del último conflicto acompañado del indispensable genocidio y limpieza étnica al que somos tan aficionados los europeos de tanto en tanto, en los Balcanes en este caso; el conflicto palestino- israelí, tan en boga en esta fase de preguerra contra Irán y el chiismo en su vertiente ultra en el nuevo periodo histórico en que entra el Islam que se desprende de su Edad Media para entrar en su Renacimiento (en Europa estamos ahora mismo en el momento en que Benjamin Franklin se plantea viajar a Londres, por si alguien desorientado no sabe en que circunstancia histórica se halla…)

 
Y todo eso y mucho más aparece en sus memorias, pero es que su biografía no sólo es sorprendente sino que es el ejemplo práctico de que el sueño americano es real y posible, que sucede a cada instante. Puede parecer apología yanqui, pero os aseguro que es un fresco realista, un lienzo donde se plasma lo que permite una democracia y un sistema, que siempre es mejor que los sistemas hereditarios comunistas, que es una verdadera jungla pero donde es posible desigualar las desigualdades, da oportunidades y una persona puede aspirar a un trabajo, una familia y si lo considera oportuno participar activamente de la vida política. No hay que afrontar la lectura de estas memorias con recelos, es un ejemplo de superar la adversidad de unos padres que llevan a sus hijos a una tierra de promisión.
Parezco entusiasmado pero es que se lee de un tirón y…

Bueno, mejor os dejo unos pasajes que siempre es preferible a mi verborrea…

 

Etapa escolar…

“Llegué a Prealpina Insitute pour Jeunes Filles en septiembre de 1947. El colegio funcionaba en un gran edificio rodeado de preciosos jardines que daban al lago de Ginebra. Mi habitación tenía vista al lago… y tres compañeras de cuarto. Me hicieron creer que no conseguiría nada si no lo pedía en francés, idioma del cual entonces no sabía una palabra. Durante una temporada fui muy desdichada. A su tiempo conseguí entender la lengua y, siempre buena estudiante, acabé haciéndolo muy bien. Pronto adquirí la costumbre de tomar mis tareas con demasiada seriedad. Me hicieron responsable de la inspección de habitaciones, una labor sin duda de pelotillera, pero que yo llevé aún más lejos. La inspección del cuarto se convirtió en inspección personal. Insistía en que las niñas me enseñaran si tenían las manos y las uñas limpias antes de ir a comer. No tardaron en cantarme las cuarenta y tuve que buscar la manera de volver a congraciarme con mis amigas. En Prealpina hice mi primera amiga estadounidense, una chica de pelo rubio y sonrisa radiante, dueña de una Parker gris que yo codiciaba.
Se suponía que la directora del colegio iba a darnos dos francos por semana y permitirnos ir al pueblo. No lo hacía más que de vez en cuando, pero, cuando íbamos, yo siempre compraba un Toblerone triangular, que todavía hoy me gusta. Los domingos, hiciera el frío que hiciera, caminábamos unos tres kilómetros hasta la iglesia. Fue en Suiza donde aprendí a patinar sobre hielo y a esquiar… con las mismas botas. Años después les conté a mis hijos estadounidenses mucho mejor equipados que, en una ocasión, me sujeté los patines de hielo a las botas de esquí con una llave.
Se ahogaron de risa.”

 

Embajadora en la ONU…

“Según el viejo dicho, un embajador es alguien a quien se manda al extranjero para    <<mentir por su país>>. A veces tenía la sensación de que me habían mandado a Nueva York para <<comer por el mio>>. Fuera anfitriona o invitada, no hacía más que asistir a cenas, comidas y desayunos suculentos. Me encanta conocer gente y mezclar charlas triviales con asuntos serios, pero mi condición de mujer sola creaba un problema de protocolo. Antes de mi divorcio había pasado infinidad de veces por la experiencia de que en reuniones sociales me identificaran en primer lugar por el cargo que tuviera mi marido. Como embajadora, no quería que las mujeres de otros invitados importantes pensaran que las desairaba o trataba de darme importancia. Además, los hombres tienen la tendencia a apartarse de las mujeres antes y después de las comidas. No para tomar brandy y fumar como en los viejos tiempos, sino para hablar de negocios. Y hablaban de negocios diplomáticos. Era mi obligación participar de esas conversaciones, cosa que no podía hacer si no me apartaba de las mujeres. En consecuencia, iba y venía de uno a otro grupo, unas veces con torpeza, otras con naturalidad, procurando ser agradable con todo el mundo.”

 

La amenaza latente…

“Con ese fin intensificamos el cumplimiento de la ley de cooperación con otros países, que condujo al secreto arresto y enjuiciamiento  de veintenas de sospechosos. Ofrecimos recompensas, congelamos fondos terroristas, triplicamos el presupuesto de la lucha antiterrorista. El presidente dictó una serie de directivas para mejorar nuestra capacidad de desbaratar operaciones terroristas en el exterior y prepararnos ante la posibilidad de ataques en territorio de Estados Unidos. Pidió fondos para perfeccionar los planes que habrían de aplicarse en caso de desastre, crear reservas nacionales de drogas y vacunas, entrenar a equipos sanitarios en estados y ciudades, proteger contra ataques cibernéticos las infraestructuras vitales, como redes de suministro eléctrico e informático. Bill Cohen anunció en el pentágono el plan de crear una Guardia Nacional de equipos de acción rápida, que estarían preparados para ayudar a comunidades víctimas de ataques químicos o biológicos. Es una tragedia que todas esas iniciativas no pudieran evitar el 11 de septiembre, pero evitaron otros ataques y dejaron preparado el terreno para lo que vendría después: un programa nacional en defensa de la patria.”

 

Lidiando con Corea del Norte…

“Cuando durante la primera semana de noviembre se reunieron en Malaisia los expertos de Corea del Norte y Estados Unidos, los miembros de nuestra delegación pusieron negro sobre blanco qué era exactamente lo que esperábamos conseguir de la cumbre. Dijeron a los representantes del RDC que preveíamos una declaración conjunta de obligaciones mutuas, combinada con un intercambio de cartas confidenciales que especificaran los detalles. En lo que quedaba de la presidencia de Clinton no habría tiempo para negociar un acuerdo detallado y completo.

Como habíamos hablado con el presidente Kim, queríamos que la RDC se abstuviera de fabricar, probar, desplegar y exportar toda clase de misiles (incluso los que apuntaban a Japón), a cambio de que nosotros permitiéramos lanzamientos de misiles de uso civil, bajo determinadas condiciones. Queríamos que Corea del Norte retirara paulatinamente los misiles ya desplegados. Queríamos un acuerdo sobre normas de verificación y, a la vez, el compromiso de resolver la manera de ponerlas en práctica. Y queríamos que Corea del Norte aceptara públicamente la presencia de tropas de Estados Unidos en la península coreana. También esperábamos que la RDC se adhiriera incondicionalmente al Acuerdo Marco y se abstuviera de llevar a cabo actividades nucleares no autorizadas. La mejor palanca que teníamos era el deseo de Corea del Norte de normalizar por completo las relaciones. No satisfaríamos ese deseo a menos que todas nuestras condiciones estuvieran ya cumplidas.”

 

Reflexionando…

“Cuarta, es vital que Estados Unidos encuentre el papel que debe desempeñar… cosa nada fácil. Cuando estaba en Naciones Unidas, el presidente Clinton decía que Estados Unidos era <<un país indispensable>>. Me gustó la frase y la saqué a relucir tantas veces que acabaron adjudicándomela a mí. Algunos la encontraban arrogante, pero yo no lo decía con esa intención. Para mí, expresaba más bien la realidad de que la mayoría de las iniciativas a gran escala exigían, por lo menos, alguna aportación de Estados Unidos para tener éxito. No pretendía sugerir que solos pudiéramos hacer nada. Mi propósito no era menoscabar a otros sino estimular el orgullo y la responsabilidad entre los estadounidenses, de modo que fueran menos reacios a asumir los problemas.”

 Libro en suma digno de ser leído y que no deja de ser la biografía de una estadounidense más hija de emigrantes que buscaron una tierra de promisión y cómo el sueño americano se hace realidad.
Recomendable a amantes de saber las claves del presente, conocer el pasado, degustadores de biografías y no regalar a la suegra porque sería tirar el dinero ya que el libro acabaría sirviendo de cuña en el mueble que cojea de una pata en su comedor…

Madeleine Albright, esposa, madre y la mujer que fue más poderosa de América.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/






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