The Adversiter Chronicle

sábado, 14 de julio de 2012

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle


Libro: El Enigma Del Almirante Canaris, historia del jefe de los espías de Hitler
Autor: Richard Basset
Editorial: Crítica S. L.
Edición: 2006
Traducción: Gonzalo G. Djembé



Traemos hoy a Lomo con tapas la biografía, apasionante por otra parte, de uno de esos “nazis”  buenos, pero que no se masturben de alegría neo ultras pijos, hay que entender que en los primeros años 30´s el partido nazi hizo creer a gentes de bien y no tan bien vistas, que Hitler garantizaba traer paz a las calles, trabajo y recuperar el orgullo de Alemania humillado en los mezquinos términos de compensación del tratado de Versalles…

Mirar si era bueno que le ahorcaran dos veces para regocijo visual de Hitler que mandaba grabar los ahorcamientos que siguieron al atentado de 1944 popularizado por la película “Valkiria” que era el nombre en clave del atentado por los golpistas nazis.

Por otra parte el almirante Canaris es el padre de los actuales trabajos de inteligencia y contra inteligencia, con una mente privilegiada y una sólida formación prusiana como hombre y marino de guerra.

Destaca la importancia de España y los teje manejes para mantener a Franco, incluyendo el ingreso de diez millones de dólares a su cuenta y de otros generales, que son definitivas para comprender que el híper general sólo era un renegado de su patria y un mercenario sin escrúpulos hacia sus paisanos y el paisanaje.

 El autor del libro, Richard Bassett, es, o lo era a la hora de imprimir la cubierta,  catedrático de Derecho en la Universidad de Cambridge, trabajó como corresponsal de The Times en Europa central, cubriendo los dramáticos cambios de 1989 en Berlín y Praga. Desde 1991 reparte su tiempo entre Londres, Frankfurt y Munich. Entre sus obras se cuentan The Austrians, Balkan Hours y Kurt Waldheim.
Pero lo mejor es como siempre mostrar unos breves retazos del libro:

Pequeña introducción:

“Los acontecimientos del 20 de julio de 1944 –el fallido atentado de Stauffenberg contra la vida de Hítler- no habían implicado de un modo directo a Canaris, pero sí renovaron las sospechas respecto de un almirante a quien ya hacía tiempo se consideraba políticamente poco de fiar. A ello siguieron, pues, su detención e interrogatorio. En estas fechas, hacia finales del verano de 1944, se le concedió un breve respiro en el proceso judicial, Canaris, en cualquier caso, sabía demasiado como para permitirle siquiera una publicidad limitada, como la del Tribunal Popular. Pero la Gestapo no había logrado establecer ninguna conexión entre el almirante y el ataque de julio. Tal vez, pensaron, el antiguo oficial de la Marina se traicionaría en el transcurso de una conversación con un viejo compañero como el conde Soltikov. Los dos se habían conocido cuatro años atrás, y Canaris, calificaba a Soltikov como <<un espía nato>>. Toda la conversación fue grabada por los tres micrófonos que la Gestapo había instalado en la celda…”

El joven oficial de la Marina…

“Para el joven Canaris, como para todos los oficiales navales del mundo, la Royal Navy, invicta durante sus quinientos años de historia, era la referencia modélica, que dictaba el tono que seguir en la conducta, el vestuario y, por descontado, el enfrentamiento bélico. Tal como escribió antes de la guerra cierto experto inglés, con respecto a la Marina alemana: <<Según es de justicia, nuestro país ha dictado al resto del mundo la moda del servicio naval; y Alemania, como no podía ser menos y han hecho todo lo demás, ha seguido nuestras huellas>>.
Este servicio no fue nunca apto para los timoratos. Como <<la más dura prueba del arrojo, habilidad y disciplina de cualquier oficial>>, el servicio naval ofrecía a los militares los desafíos más exigentes y las más gratas recompensas, ajenas a la complicación de cuantas bajas causan las campañas militares.
No ha de sorprendernos, por tanto, que la Royal Navy fuera el primer órgano del estado británico que posó su mirada sobre la virtuosa inteligencia de Canaris. Y lo que es más: no fue otro que Winston Churchill quien recibió los primeros informes.”



Analizando al general Franco durante la Guerra Civil…

“Retomando el tono tranquilo y moderado que tan eficaz resulta con los hombres de la milicia, Canaris actualizó los datos de espionaje de Franco. No eran tranquilizadores. El general entendía que la guerra (en España) avanzaba según sus deseos, pero la Unión Soviética, el Comintern, Francia y Gran Bretaña estaban en movimiento y acudía hacia la península un total de cincuenta mil voluntarios dispuestos a integrarse en las formidables Brigadas Internacionales.
Además, aparte de la incorporación de esta considerable fuerza de combate, había que contar con los tanques, aviones, municiones y armas que llegaban sin parar desde Francia y la Unión soviética. En un principio, Franco observaba a su interlocutor con impasible escepticismo, pero Canaris había realizado a conciencia el trabajo previo a su visita. Podía nombrar los ocho buques rusos que, cargados de suministros, habían cruzado los Dardanelos durante el último mes; en realidad, podía incluso proporcionar una lista detallada de sus cargamentos. El Kurak, por ejemplo, había descargado en Barcelona cuarenta camiones, doce transportes acorazados, seis piezas de artillería, cuatro aviones, setecientas toneladas de munición y unas mil quinientas toneladas de alimentos.

El Konsomol, otro buque soviético, había dejado ocho tanques más, dos mil toneladas de munición y cien toneladas de material médico. La izquierda internacional, con su brillante capacidad de coordinación inter-fronteriza, había creado un nuevo factor en el combate. Además, era uno que alteraría radicalmente la situación sobre el terreno. Como recordó cierto británico que luchó en el bando de Franco, contra las Brigadas Internacionales, eran hombres <<a quienes apenas afectaban la muerte o la fatiga>>.

Canaris, por descontado, conocía bien el carácter de Franco y no se le escapaba que esa interferencia foránea en los asuntos de España despertaría una respuesta particularmente acre. La réplica de Franco fue pronta: << esos mercenarios internacionales intentan imponer a España una ideología extranjera y someterla al dominio de Moscú>>. Cuando asumió que necesitaría de un refuerzo para combatirlos, resultó que ese nuevo ejército sólo podía ser armado por Alemania, y quizá por Italia. Canaris era consciente de que franco se resistiría a aceptar un respaldo extranjero tan significativo, por lo que hizo hincapié en que el apoyo de Hítler no comprometería en absoluto la independencia de España. Sin embargo, el alemán precisó de inmediato que Berlín sólo pedía una cosa: que la guerra se enfocara de un modo menos metódico y dubitativo. Berlín deseaba que se emprendiera una acción decisiva contra Madrid, que condujera a un pronto reconocimiento del nuevo gobierno nacional por parte de Berlín, Roma y Lisboa; eso justificaría, a su vez, que Berlín organizara un más ambicioso programa de cooperación…
…Madrid no cayó hasta muchos meses más tarde, pero ello no fue obstáculo para que Berlín anunciara, unas pocas semanas después, que otorgaba su reconocimiento diplomático al gobierno de Franco.”



Relaciones con la estrella más brillante del firmamento nazi después de Hítler…

“A medida que se desarrollaba la campaña oriental, las relaciones entre Heydrich y Canaris, pese a la apariencia de cordialidad, comenzaron a enfriarse. Canaris se reafirmaba en su determinación de mantener intacta la buena fama de la Abwehr, cuanto más cruelmente actuaban contra los prisioneros y civiles soviéticos los miembros de la SS, del ejército e incluso de su propia División Brandemburgo. Si ya era poco habitual que la Abwehr recurriera al chantaje (aunque lo había intentado con algunos agentes irlandeses, por lo general con escaso éxito), a partir de entonces se prescindió de ese método; y los compañeros pronto se dieron cuenta de que quienes sugerían la creación de campos de prisioneros o la detención masiva de civiles tenían todos los números para que la Abwehr los transfiriera rápidamente a otras organizaciones; tal fue el caso de Langendorf, en parís, que había propuesto encerrar en campos de detención a los refugiados españoles…
Para Heydrich, la administración de Bohemia y Moravia era demasiado amable. Los checos hervían de resentimiento y ánimo conspirativo contra los alemanes, un sentir que apenas ocultaban bajo un ligero velo de indiferencia humorística. Sin embargo, a pesar de que las SS habían intentado de forma repetida echar de su cargo a Von Neurath, Hítler lo había mantenido en el puesto, prometiendo que después de la guerra ya se saldarían las cuentas con los <<malditos checos>>.

 Algunas conclusiones…
El enigmático almirante, cuya conducta confundió a mucha gente tanto durante el transcurso de la guerra como después, poseía sin embargo una notable coherencia. Aunque fue de los primeros en convertirse al nacionalsocialismo –pues lo consideraba un medio adecuado para restaurar la posición de Alemania en el mundo- , muy pronto, si no de inmediato, se desilusionó con el proyecto. Canaris, al igual que Beck y tantos otros oficiales alemanes, sufrió siempre una contradicción espiritual entre su juramento militar, expresado en nombre de Dios, y su oposición al régimen. Siempre guardó lealtad, no obstante a una Alemania más elevada, que pudiera recobrar el lugar que le pertenecía entre las filas de las naciones civilizadas...

…Por encima de todo, los geo estrategas británicos veían en la partición de Alemania, como la que se llevó a cabo en la posguerra, la mejor salvaguarda ante una eventual resurrección de un problemático gigante europeo que pudiera trastornar de nuevo el equilibrio del poder en Europa. La historia de Canaris ilustra, más que ninguna otra, las deslumbrantes posibilidades de la relación entre Alemania y Gran Bretaña, así como las limitaciones que tuvo en la práctica. Aquellos que hoy día se esfuerzan en mejorar la relación presente deberían prestar la máxima atención a las lecciones que se derivan de todo lo expuesto aquí…

…El compromiso de Canaris en la defensa de ciertos parámetros de una conducta ética impregnó, asimismo, toda la actividad de la Abwehr. En alguna ocasión tal vez sobrestimó la capacidad intelectual de alguno de sus colaboradores más cercanos, pero Canaris creía en la integridad de aquellos en quienes depositaba su confianza y en esto cometió muy pocos errores, si cometió alguno. No estaba en una posición que le permitiera influir en la inigualada y horripilante bestialidad del Holocausto, pero aun así salvó a muchos judíos de una deportación cierta a los campos de concentración.

Libro apasionante que nos asoma al mundo de  un oficial de carácter prusiano, que creyó ver una salvación para su patria y que supo mantener sus lazos con Gran Bretaña  sin considerarse traidor ya que sus coordenadas eran claras. También nos sirve para conocer el desconocido papel de España tras la Guerra Civil, cosa que viene bien en estos tiempos donde los cretinos cretinean absurdeces  sin saber la historia.
Lectura amena para vacaciones, guardias nocturnas y convalecencias. Ni que decir tiene que es ideal para regalar a la suegra…
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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