Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle
Autor: Richard Basset
Editorial: Crítica S. L.
Edición: 2006
Traducción: Gonzalo G. Djembé
Traemos hoy a Lomo con tapas la biografía, apasionante por otra parte, de uno de
esos “nazis” buenos, pero que no se
masturben de alegría neo ultras pijos, hay que entender que en los primeros
años 30´s el partido nazi hizo creer a gentes de bien y no tan bien vistas, que
Hitler garantizaba traer paz a las calles, trabajo y recuperar el orgullo de
Alemania humillado en los mezquinos términos de compensación del tratado de
Versalles…
Mirar si era bueno que le ahorcaran
dos veces para regocijo visual de Hitler que mandaba grabar los ahorcamientos que
siguieron al atentado de 1944 popularizado por la película “Valkiria” que era
el nombre en clave del atentado por los golpistas nazis.
Por otra parte el almirante Canaris es el padre de los actuales trabajos de inteligencia y contra inteligencia, con una mente privilegiada y una sólida formación prusiana como hombre y marino de guerra.
Destaca la importancia de España y
los teje manejes para mantener a Franco, incluyendo el ingreso de diez millones
de dólares a su cuenta y de otros generales, que son definitivas para
comprender que el híper general sólo era un renegado de su patria y un
mercenario sin escrúpulos hacia sus paisanos y el paisanaje.
Pequeña introducción:
“Los
acontecimientos del 20 de julio de 1944 –el fallido atentado de Stauffenberg
contra la vida de Hítler- no habían implicado de un modo directo a Canaris, pero
sí renovaron las sospechas respecto de un almirante a quien ya hacía tiempo se
consideraba políticamente poco de fiar. A ello siguieron, pues, su detención e
interrogatorio. En estas fechas, hacia finales del verano de 1944, se le
concedió un breve respiro en el proceso judicial, Canaris, en cualquier caso,
sabía demasiado como para permitirle siquiera una publicidad limitada, como la
del Tribunal Popular. Pero la Gestapo no había logrado establecer ninguna
conexión entre el almirante y el ataque de julio. Tal vez, pensaron, el antiguo
oficial de la Marina se traicionaría en el transcurso de una conversación con
un viejo compañero como el conde Soltikov. Los dos se habían conocido cuatro
años atrás, y Canaris, calificaba a Soltikov como <<un espía
nato>>. Toda la conversación fue grabada por los tres micrófonos que la
Gestapo había instalado en la celda…”
El joven oficial de la Marina…
“Para
el joven Canaris, como para todos los oficiales navales del mundo, la Royal
Navy, invicta durante sus quinientos años de historia, era la referencia
modélica, que dictaba el tono que seguir en la conducta, el vestuario y, por
descontado, el enfrentamiento bélico. Tal como escribió antes de la guerra
cierto experto inglés, con respecto a la Marina alemana: <<Según es de
justicia, nuestro país ha dictado al resto del mundo la moda del servicio
naval; y Alemania, como no podía ser menos y han hecho todo lo demás, ha
seguido nuestras huellas>>.
Este
servicio no fue nunca apto para los timoratos. Como <<la más dura prueba
del arrojo, habilidad y disciplina de cualquier oficial>>, el servicio
naval ofrecía a los militares los desafíos más exigentes y las más gratas
recompensas, ajenas a la complicación de cuantas bajas causan las campañas
militares.No ha de sorprendernos, por tanto, que la Royal Navy fuera el primer órgano del estado británico que posó su mirada sobre la virtuosa inteligencia de Canaris. Y lo que es más: no fue otro que Winston Churchill quien recibió los primeros informes.”
“Retomando
el tono tranquilo y moderado que tan eficaz resulta con los hombres de la
milicia, Canaris actualizó los datos de espionaje de Franco. No eran
tranquilizadores. El general entendía que la guerra (en España) avanzaba según
sus deseos, pero la Unión Soviética, el Comintern, Francia y Gran Bretaña
estaban en movimiento y acudía hacia la península un total de cincuenta mil
voluntarios dispuestos a integrarse en las formidables Brigadas
Internacionales.
Además,
aparte de la incorporación de esta considerable fuerza de combate, había que
contar con los tanques, aviones, municiones y armas que llegaban sin parar
desde Francia y la Unión soviética. En un principio, Franco observaba a su
interlocutor con impasible escepticismo, pero Canaris había realizado a
conciencia el trabajo previo a su visita. Podía nombrar los ocho buques rusos
que, cargados de suministros, habían cruzado los Dardanelos durante el último
mes; en realidad, podía incluso proporcionar una lista detallada de sus
cargamentos. El Kurak, por ejemplo, había descargado en Barcelona
cuarenta camiones, doce transportes acorazados, seis piezas de artillería,
cuatro aviones, setecientas toneladas de munición y unas mil quinientas
toneladas de alimentos.
El Konsomol, otro
buque soviético, había dejado ocho tanques más, dos mil toneladas de munición y
cien toneladas de material médico. La izquierda internacional, con su brillante
capacidad de coordinación inter-fronteriza, había creado un nuevo factor en el
combate. Además, era uno que alteraría radicalmente la situación sobre el
terreno. Como recordó cierto británico que luchó en el bando de Franco, contra
las Brigadas Internacionales, eran hombres <<a quienes apenas afectaban
la muerte o la fatiga>>.
Canaris,
por descontado, conocía bien el carácter de Franco y no se le escapaba que esa
interferencia foránea en los asuntos de España despertaría una respuesta
particularmente acre. La réplica de Franco fue pronta: << esos
mercenarios internacionales intentan imponer a España una ideología extranjera
y someterla al dominio de Moscú>>. Cuando asumió que necesitaría de un
refuerzo para combatirlos, resultó que ese nuevo ejército sólo podía ser armado
por Alemania, y quizá por Italia. Canaris era consciente de que franco se
resistiría a aceptar un respaldo extranjero tan significativo, por lo que hizo hincapié
en que el apoyo de Hítler no comprometería en absoluto la independencia de
España. Sin embargo, el alemán precisó de inmediato que Berlín sólo pedía una
cosa: que la guerra se enfocara de un modo menos metódico y dubitativo. Berlín
deseaba que se emprendiera una acción decisiva contra Madrid, que condujera a
un pronto reconocimiento del nuevo gobierno nacional por parte de Berlín, Roma
y Lisboa; eso justificaría, a su vez, que Berlín organizara un más ambicioso
programa de cooperación…
…Madrid
no cayó hasta muchos meses más tarde, pero ello no fue obstáculo para que Berlín
anunciara, unas pocas semanas después, que otorgaba su reconocimiento
diplomático al gobierno de Franco.”
“A
medida que se desarrollaba la campaña oriental, las relaciones entre Heydrich y
Canaris, pese a la apariencia de cordialidad, comenzaron a enfriarse. Canaris
se reafirmaba en su determinación de mantener intacta la buena fama de la
Abwehr, cuanto más cruelmente actuaban contra los prisioneros y civiles
soviéticos los miembros de la SS, del ejército e incluso de su propia División
Brandemburgo. Si ya era poco habitual que la Abwehr recurriera al chantaje
(aunque lo había intentado con algunos agentes irlandeses, por lo general con
escaso éxito), a partir de entonces se prescindió de ese método; y los
compañeros pronto se dieron cuenta de que quienes sugerían la creación de
campos de prisioneros o la detención masiva de civiles tenían todos los números
para que la Abwehr los transfiriera rápidamente a otras organizaciones; tal fue
el caso de Langendorf, en parís, que había propuesto encerrar en campos de detención
a los refugiados españoles…
Para
Heydrich, la administración de Bohemia y Moravia era demasiado amable. Los
checos hervían de resentimiento y ánimo conspirativo contra los alemanes, un
sentir que apenas ocultaban bajo un ligero velo de indiferencia humorística.
Sin embargo, a pesar de que las SS habían intentado de forma repetida echar de
su cargo a Von Neurath, Hítler lo había mantenido en el puesto, prometiendo que
después de la guerra ya se saldarían las cuentas con los <<malditos
checos>>.El enigmático almirante, cuya conducta confundió a mucha gente tanto durante el transcurso de la guerra como después, poseía sin embargo una notable coherencia. Aunque fue de los primeros en convertirse al nacionalsocialismo –pues lo consideraba un medio adecuado para restaurar la posición de Alemania en el mundo- , muy pronto, si no de inmediato, se desilusionó con el proyecto. Canaris, al igual que Beck y tantos otros oficiales alemanes, sufrió siempre una contradicción espiritual entre su juramento militar, expresado en nombre de Dios, y su oposición al régimen. Siempre guardó lealtad, no obstante a una Alemania más elevada, que pudiera recobrar el lugar que le pertenecía entre las filas de las naciones civilizadas...
…Por
encima de todo, los geo estrategas británicos veían en la partición de Alemania,
como la que se llevó a cabo en la posguerra, la mejor salvaguarda ante una
eventual resurrección de un problemático gigante europeo que pudiera trastornar
de nuevo el equilibrio del poder en Europa. La historia de Canaris ilustra, más
que ninguna otra, las deslumbrantes posibilidades de la relación entre Alemania
y Gran Bretaña, así como las limitaciones que tuvo en la práctica. Aquellos que
hoy día se esfuerzan en mejorar la relación presente deberían prestar la máxima
atención a las lecciones que se derivan de todo lo expuesto aquí…
…El
compromiso de Canaris en la defensa de ciertos parámetros de una conducta ética
impregnó, asimismo, toda la actividad de la Abwehr. En alguna ocasión tal vez sobrestimó
la capacidad intelectual de alguno de sus colaboradores más cercanos, pero
Canaris creía en la integridad de aquellos en quienes depositaba su confianza y
en esto cometió muy pocos errores, si cometió alguno. No estaba en una posición
que le permitiera influir en la inigualada y horripilante bestialidad del
Holocausto, pero aun así salvó a muchos judíos de una deportación cierta a los
campos de concentración.
Libro apasionante que nos asoma al
mundo de un oficial de carácter
prusiano, que creyó ver una salvación para su patria y que supo mantener sus lazos
con Gran Bretaña sin considerarse traidor ya que sus
coordenadas eran claras. También nos sirve para conocer el desconocido papel de
España tras la Guerra Civil, cosa que viene bien en estos tiempos donde los
cretinos cretinean absurdeces sin saber
la historia.
Lectura amena para vacaciones,
guardias nocturnas y convalecencias. Ni que decir tiene que es ideal para
regalar a la suegra…
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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